Twenty-seven centimeters.

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A-ah... Uf, mierda Krist... — Singto respiraba entrecortado, apretando las sábanas bajo su cuerpo entre sus dedos. Krist lo mira, atento, hambriento, deleitándose con la excitada expresión que poseía Singto en su rostro. Por su frente descendían gruesas gotas de sudor, sus ojos estaban entreabiertos, más oscuros de lo usual, sus labios se encontraban muy húmedos y con porciones rojizas por las mordidas que él mismo se proporcionaba.
Estaba hecho un auténtico y hermoso desastre, y Krist era el causante... y eso al menor le encantaba.

Acuna en el interior de su boca los testículos de Singto, succionando intensamente fuerte y haciéndole apretar la expresión en su rostro, soltando una maldición al aire, bastante fuerte.

Los lamió un poco antes de arrastrar su lengua por la larga extensión del miembro hasta llegar a la punta y mimarla con devoción, dándole pequeños besos calientes y un par de succiones que hicieron levantar a Singto las caderas del colchón.

Trágatela toda... — demanda Singto, llevando sus manos al cabello de Krist. Éste sonríe levemente e ingresa sólo una pequeña parte en el interior de su boca, haciendo sisear al pelinegro — Sé que puedes meterla más profundo, vamos...

Krist gime alrededor del grueso falo en su cavidad bucal, aumentando la profundidad con la que lo succiona. Los sonidos húmedos hacen para Singto, todo sea casi demasiado. Krist sumerge el gran miembro hinchado del mayor en su boca, hasta donde más puede y, con las dos manos, abarca lo que no alcanza a entrar, masajeando con esmero y buscando hacer acabar al mayor en su boca lo más pronto posible.

Se moría por sentir el orgasmo del mayor en su boca, viajando por su garganta e inundando sus papilas gustativas con el amargo sabor de su esencia. Quería sentir esa caliente semilla derramándose a lo largo de su lengua y quería que fuese abundante.

La sensación de ahogo y mareo al no poder respirar correctamente por las furiosas y nada complacientes embestidas de Singto a su garganta lo hacían sentir como si fuese una puta, pues sólo se excitaba mucho más.

Intentó llevar una de sus manos a su propia erección, buscando un poco de alivio, sin embargo, al notar aquel detalle, el mayor gruñó, mirando a Krist con los ojos líquidos en lascivia y muy enojados.

— Si quieres correrte, hazme correr primero. — le advierte, con la voz ronca como el infierno. Krist gimió en desaprobación, pero aquello le hizo querer hacerle terminar mucho más rápido, así que, tomando aire profundamente, logró meter un poco más de la mitad en su boca, sintiendo arcadas. La saliva se acumulaba en abundancia en sus manos, las cuales masturbaban a Singto efusivamente.

Siguió chupando más fuerte y empalando su boca en la gran dureza del mayor, hasta que éste movió abusivamente las caderas, dejándose caer del todo en la cama. Krist pensó entonces, que se correría, pero Singto se sentó de repente y lo empujó de los hombros, apartándolo por completo de su erección.

Krist le miró confundido. Singto se limitó a besarle en los labios con necesidad. Una vez logró juntar suficiente fuerza de voluntad para apartarse de la boca de Krist, Singto le obligó a ponerse de espaldas.

— Ponte en cuatro. — ordenó con la voz grave. Krist obedeció, un poco aturdido. El mayor se ubicó debajo del cuerpo de Krist, completamente acostado con su cabeza en la almohada y dejando el culo empinado de Krist justo en su rostro. El menor entendió lo que Singto pretendía hacer cuando éste empujó su erección contra su boca, indicando silenciosamente que siguiese chupándolo.

Estuvo a punto de hacerlo, pero en ese momento, Singto ahondó en su entrada con su lengua de repente, como en la madrugada, y Krist se retorció, arqueando la espalda.

ꜰᴀʟᴏꜰɪʟɪᴀ  [SingtoxKrist]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora