You're so strong, Sing

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Estaban a un par de pasos de la mesa, a unos metros del baño y, por primera vez, observa a Singto hablando con tranquila efusividad, sin tartamudeos ni sonrojos.

Se veía sereno y relajado, incluso las tenues luces frívolas y alocadas del club le hacían contrastar su natural encanto masculino, realzando la belleza de sus duras facciones, pero al mismo tiempo viéndose tan tierno y dulce como siempre.

Ese niño lo estaba volviendo loco. Debía relajarse. Quizá esa chica ni siquiera significaba algo para Singto... pero Krist no podía evitar querer ir hasta ella y abofetearla por meterse con lo que le pertenecía aunque realmente no fuera así. Pero él le había echado el ojo primero, así que si valía.

Tomó el trago que Bright dejó en sus manos y se lo bebió en dos sorbos, llamando la atención de Off.

— Krist, no bebas demasiado. Prae se enojara si llegas demasiado ebrio a la casa — le recuerda el pelinegro, logrando que un infantil quejido saliera de los labios de Krist.

Prae no me quiere en casa porque irán sus amigas. — le explica a Off, tomando el trago que solía ser de Mean, para beberlo.

¿Y dónde planeas quedarte, genio? se mete de pronto Kimmon a la conversación.

— Con Plan...

Plan y Mean se irán a la casa de playa de sus padres después de que salgamos de aquí. Dudo que ellos quieran acompañante.le hace saber Off, frunciendo el ceño.

— Entonces con Gun...

— Lo siento, bro, planeo llevarme a Gun a casa, mamá quiere verlo. — vuelve hablar Off.

— ¿Contigo...? — sugiere Krist por última vez, dirigiéndose a Kimmon, quien niega con la cabeza de inmediato. Krist siente ganas de llorar. — ¿Dónde mierda dormiré esta noche, entonces?

¿De qué hablas? preguntó la voz de Singto, quien recién llegaba nuevamente a la mesa.

— De nada. — se apresura a decir Krist.

— No tiene donde dormir esta noche. — suelta Kimmon, con la intención de burlarse de Krist. Singto lo mira compasivo.

— Si quieres... — Singto comienza, pero Krist le interrumpe abruptamente.

— No importa, conseguiré un lugar. gruñe, levantándose del sillón de la mesa. — Iré por más de estos. — dice entrecortadamente, tambaleándose hasta salir de la multitud y perderse en la misma.

«👬»

Krist no tenía idea de con cuantas personas diferentes había bailado después del quinto trago. Recordaba vagamente estar entre los brazos de un chico que le susurró en el oído su nombre; Tay.

Después se les unieron Bright y Win, quienes se encontraban con Mean, Plan, Gun y Copter.

Krist había bailado un par de canciones con ellos, sin embargo, después se apartó del grupo y los perdió de vista. Hasta ese momento.

Justo ahora, no bailaba con nadie y estaba demasiado ebrio como para preocuparse por ello. La música le ensordece, pero se sentía bien, porque a su alrededor no flotaban preocupaciones, sólo notas musicales y distintos aromas de las personas a sus costados, quienes bailaban en estados iguales o peores que el suyo.

Divisó a lo lejos a Kimmon dirigiéndose hacia él, así que sonrió y comenzó a correr, escapando.

— ¡Mierda, Krist, vuelve aquí!

Lo escuchó gritar, pero no se detuvo. O al menos, no hasta que chocó de frente con una pared y cayó al piso de trasero.

— Krist, ¿estás bien? — le preguntó la pared.

"Un momento... La voz de la pared se parece a la de Singto...", pensó Krist, en medio de sus desvaríos ebrios. Soltó una risita estúpida y miró hacia arriba, y encontró unos adorables y brillantes ojos, tras unos lentes redondos.

— Eres una pared... — hipido. — Una pared extraña... — murmuró arrastrando las palabras.

— ¡Kimmon, ya lo tengo! escuchó gritar a Singto, quien lo sostenía en sus musculosos brazos. Krist pasó sus dedos por los músculos de aquellos brazos, sonriendo embobado. El cuerpo de Singto tembló bajo su toque, pero Krist estaba demasiado perdido para comprender que lo estaba asustando.

— Eres tan fuerte... eso me pone caliente... — gruñó Krist, enterrando sus uñas en los brazos de Singto.

— Krist, quédate quieto. — pidió Singto, ante la pataleta que comenzó a hacer Krist de repente.

— ¡Déjame ir, déjame ir, déjame ir! — gritaba el chico intentando vanamente golpear al castaño que lo sostenía. — Debo encontrar a Tay...

¿Tay? ¿Conoces a mi hermano? preguntó Singto intrigado.

— No, qué tonterías dices... Krist empezó a reír histéricamente.

En ese momento, Krist siente como su cuerpo es entregado a otros brazos distintos, lo cual le hace enfadar.

— Gracias, Singto. — dice Kimmon, llevándose a Krist al hombro. — Suele ser un poco fastidioso cuando bebe de más.

Estoy bien, Kimmon. No hay problema.asegura Singto sonriendo.

— ¿Seguro quieres llevarlo a tu casa? — pregunta Kimmon, genuinamente preocupado.

— ¿Ves eso, Off? — habla Krist de repente. — ¡Es tu novio! ¡Hola, Gunn! ¡Esa camisa te queda bien! ¡Pero se vería mejor en mí!

— Sí, no quiero que le pase algo malo en este estado.admitió Singto, sonrojándose, haciendo sonreír a Kimmon.

— Bien, te acompañaré al auto para dejarlo allí.

Déjame preguntar algo primero, ya voy.pide Singto, señalando a sus espaldas. Kimmon asiente y comienza a caminar con Krist en su hombro.

Mientras Kimmon camina, Krist no para de balbucear, cantando la canción la cual todos bailaban en la pista.

— ¿Tú sabías que Tay era el hermano de Singto? — cuestiona Off, acercándose lo suficiente a Gun para que éste lo oiga.

— Claro, nos lo dijo cuando lo conocimos.dice sonriendo para proceder a dejar un beso en los labios de su novio.

— Ew, ustedes son tan asquerosos... — se queja Krist. Seguidamente se escucha un silencio, para luego, oír como Krist sorbe su nariz. — Pero también son taaan lindos...

¿Estás llorando, Krist? — pregunta Kimmon preocupado, bajando al mayor de su hombro.

— No... — miente el castaño, cubriendo su rostro con ambas manos.

— ¿Por qué lloras? — pregunta Kimmon de nuevo, apartando las manos del chico de su rostro, comenzando a secar sus lágrimas.

— ¿Tú crees que Singto tenga novia? — pregunta en un tono lastimero, haciendo un adorable puchero, que derrite el corazón de Kimmon.

Claro que no. Él nos hubiese dicho. se incluye Off en la conversación.

— ¿Lo prometes? pregunta Krist, acercando su dedo meñique, aún con su puchero.

Lo prometo. — sonríe Off, enganchando su dedo meñique, al del castaño.

— Ya estoy de vuelta. — anuncia Singto, viendo a los presentes. De inmediato, Krist se lanza a sus brazos, abrazándolo, haciendo que el rostro de Singto se torne rojo.

— Vámonos. — dice Gun, tomando la mano de su novio, saliendo del club.

ꜰᴀʟᴏꜰɪʟɪᴀ  [SingtoxKrist]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora