Bitch

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— Todavía me parece increíble que tengas auto y yo no. — confiesa Krist, haciendo un puchero. Singto suelta una risita.

— Algún día tendrás un auto.

— Ese es el apoyo que necesito. — exclama Krist, riéndose solo. — Mis padres y Prae creen que no soy lo suficientemente responsable para tener un auto... — murmura Krist, frunciendo el ceño.

— Deberías darles razones para que te consideren una persona responsable entonces.

— Supongo. — murmura Krist, observando detalladamente el masculino perfil de Singto. Como de sencillas serían las cosas si el chico no fuera la cosa más virginal que Krist haya conocido en su vida. Debía admitir que, con el tiempo, se fue dando cuenta de que Singto realmente era una persona muy bella. No solamente tenía un gran atributo allí abajo, sino que también tenía una linda sonrisa y unos ojos encantadores. Krist podía admitir sin temor que le gustaba... pero el chico probablemente moriría de vergüenza si se lo decía, y ni hablar de darse un beso o algo parecido.

Así que las cosas eran más complicadas de lo que se veían a simple vista.

Incluso había hablado con Gun acerca de su reciente y nuevo gusto por Singto, pero su amigo siempre le decía que no perdía nada con intentar confesarse.

Al parecer sus padres tenían razón, pues Krist no era fanático de cargar con responsabilidades demasiado pesadas, y salir con Singto implicaba darle tiempo de acostumbrarse a la situación y hacerle entender que no debía cohibirse por cualquier cosa... y Krist no contaba con paciencia suficiente para estar en una situación en la que Singto fuese su novio y no poder tocarle o hacer con él lo que en sus fantasías se presentaba con tanta frecuencia.

A pesar de que, el comienzo de aquella amistad, las disculpas, la amabilidad; fue todo por un enfermizo deseo de obtener la polla del mayor, Krist estaba empezando a darse cuenta de que su plan no tenía fundamentos y, mucho menos, una razón válida de existir. Se podría decir que estaba empezando a considerar la idea de rendirse, pero era de esas cosas en las que no quería profundizar, pues tampoco era que desease alejarse de Singto. Quizá... debería empezar a considerar la idea de ser "sólo amigos" no era tan malo después de todo.

— ¿Es aquí? — la voz del dueño de sus maraña mental, interrumpió el flujo de sus pensamientos con aquella pregunta, y Krist tuvo que mirar a su alrededor para ver en dónde se encontraban, pues se había perdido del todo.

— Eh... sí. — murmuró Krist, observando el nombre del club al que Mean les había invitado aquella noche.

Singto se dirigió hasta donde se podía observar una hilera de autos estacionados y se detuvo en el final, donde apagó el motor.

Krist estuvo a punto de salir, hasta que se percató de que el chico no se movía. Así que le miró.

— ¿Te pasa algo, Singto? — preguntó el castaño, acercando su mano hasta el cabello de su amigo y lo revolvió levemente.

— N-nunca había salido... a lugares como estos... — confesó el pelinegro. Krist sonrió, pues ya se lo esperaba.

— No te preocupes, nosotros estaremos pendientes de ti todo el tiempo, no te pasará nada. — lo tranquilizó, acariciando su mejilla. Singto le dirigió una mirada avergonzada, con un brillo de temor.

— ¿Prometes que no te irás de mi lado? — Krist tembló bajo el efecto que esas palabras le provocaron en el estómago. Aunque sabía que Singto se refería a esa noche en el club, Krist no pudo evitar ponerlas en más de un contexto... Y se sintió verdaderamente estúpido por ello.

— P-por supuesto...

El chico sonrió ampliamente, haciendo al corazón de Krist entrar en grandes problemas. Ahora él temía que Singto pudiese escuchar su insistente palpitar, pues estaba golpeteando demasiado fuerte contra su pecho.

ꜰᴀʟᴏꜰɪʟɪᴀ  [SingtoxKrist]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora