6. El celo

2.3K 305 221
                                    

La relación entre Kimy y Víctor no era la más estable. Ella no estaba marcada. En lo absoluto. Su relación era informal en varios aspectos. El respeto era lo primordial.

Kimy convivió con humanos una gran temporada de su vida, una razón más para que ella creyera que el lazo es un tipo de matrimonio. Era pura, en todo el aspecto en el que cabe la palabra. Víctor era respetuoso con ella. Por esa razón. Cuando él entraba en celo ella se iba una temporada. No iban a dar el siguiente paso hasta que ambos estén completamente seguros.

Tal como había pasado ese día.

Alix llegó en la mañana, con un moretón en su mejilla y algunas cortadas en su cuello. Sin embargo cuando alguien le preguntó acerca de ello, él rechazó cualquier comentario. Su expresión era oscura, casi intimidante. El leve temblor en su mano indicaba a todos que había ocurrido algo en su ida a su antiguo hogar. Y más al notar sus manos vacías cuando se supone que debía de haber llevado con él sus maletas con sus demás pertenencias.

Por su parte Luis estaba ligeramente feliz. La sonrisa en sus labios cada que miraba a Dunkel era lo que lo delataba. Sus mejillas estaban rojas la mayoría del día e intentaba ignorar a los demás. Una sola palabra y sabía que delataría su propio estado. Un acto tan simple como su cumpleaños hizo que se sintiera en las nubes. Quizá necesitaba aquella muestra de cariño. Algo que hace mucho no experimentaba en ese nivel.

Dunkel ignoraba todo a su alrededor. Sus ojos estaban fijos en una pequeña loba gris que rondaba por el lugar. Ella tenía el cabello blanco y corto. A Dunkel le agradó desde su primera vez conviviendo, cuando ella le ofreció con amabilidad indicarle el territorio de la manada.

Todos sabían que ella era una centinela. Su misión era vigilar a Dunkel y este le hizo el trabajo mucho más fácil pegándose a ella.

—¡Joder! —Dunkel estaba intentando colgar uno de los cuadros en el cuarto de Luis. Incluso con el cambio de manada ellos compartirían habitación. No hubo reclamos—, Luis —llamó cuando vio la sangre corriendo por su dedo—, el clavo me atacó.

Luis tembló en cuanto escuchó la voz de Dunkel y, convenciéndose de que no era un cobarde, se levantó y se acercó a él. Luis siempre llevaba consigo algunas banditas. No se molestó en limpiar la herida. Demasiado nervioso como para pensarlo.

En su máximo esfuerzo por no temblar frente a Dunkel. Luis puso la bandita de forma torpe, cubriendo apenas la mitad de la cortadura pero dejándolo de esa forma porque quería alejarse. Se dio cuenta que se delataría en cuanto el sudor bajó hasta sus manos. Asqueroso pero una advertencia para irse de la habitación y quizá volver cuando sus latidos dejen de igualar a un tambor.

—Supongo que sabes de estas cosas —dijo Dunkel arreglando la bandita en su dedo— es decir has debido pasar mucho tiempo en el hospital. Las cirugías plásticas no son sencillas.

Luis asintió y bajó la cabeza volviendo a doblar las cajas de cartón para alguna otra ocasión. Su mente debía concentrarse en la cosa más mínima para no levantar la cabeza y mostrar sus mejillas sonrojadas.

—¿Eh? —eso fue lo que le indicó a Dunkel que algo estaba mal. Porque mayormente Luis respondía a aquellos intentos de molestarle. Era diferente hoy. De hecho estaba diferente desde el día de su cumpleaños— ¿Te sientes bien?

Cuando Dunkel dio un paso adelante para acercarse Luis este dejó de respirar por el susto y retrocedió de inmediato. El latido de su corazón ya estaba más deprisa de lo común. Eso no podía ser sano.

Cuando la puerta de la habitación se abrió y Alix entró. Luis vio su oportunidad de salir. Tomó lo poco de orgullo que tenía y salió.

Quizá fue otro error.

SHADOW [Flesh 3] (GAY)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora