5. El hermano

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Volver a la manada.

Era lo más necesario en esa circunstancia. La unidad de todos ellos le haría frente a los lobos negros quienes a pesar de estar tranquilos en ese instante, todos sabían que estaban preparando su ataque. Eran peligrosos.

La mudanza fue difícil. Hace años habían salido tres de la aquella manada y ahora eran nueve. Entre ellos dos lobos negros quienes serían vigilados constantemente por los centinelas de la manada. Nick no tenía problema en ello, él no ocultaba nada. El que representaba más riesgo era Dunkel. A pesar de la discusión de los líderes debían aceptar a la manada de Adam completa, sino no había trato y todos necesitaban la fuerza que tenían.

Cajas de todos los tamaños y grandes camiones de mudanza. La poca vida que habían logrado hasta ese momento se vio desplazada por su propia seguridad. El orgullo de Adam estaba dañado. Había fracasado en el deber de proteger a los suyos. Sin embargo, estaba haciendo aquello por el bien de todos. Necesitaba la fuerza y seguridad de una manada grande, y con sus padres fuera de vista era el momento perfecto para retornar a su pasado.

Ross, Dunkel, Alix, Víctor y Kimy eran completamente nuevos en la manada. Su curiosidad los había orillado ha deambular toda la primera noche. Por eso, a la mañana siguiente todos ellos tenían las ojeras marcadas y el cansancio claro. No importaba en absoluto, cada uno debía desempacar cierta cantidad de cajas y acomodar todo. No importaban sus quejas ellos deberían de trabajar incluso con el sueño pisándole la cola.

Dunkel gruñía a cada segundo en cuanto una caja nueva aparecía frente a él. Lista para desempacarse. Creía que aquel no era su trabajo, había pasado muy poco tiempo con aquella manada como para obedecer a su líder. Dunkel estaba listo para dejar las cajas a un lado y volver a su exploración. Solo que la mirada de Luis le hizo temblar un poco y volver a su trabajo.

Luis tenía un mal humor aquella mañana.

Dunkel creía conocer la razón. Luka se lo había mencionado antes de que el día empiece completamente.

Cuando Luis salió por algunas cajas más, Alix se acercó a él. Sus ojos se estudiaron mutuamente unos segundos antes de ignorarse una vez más y volver a sus trabajos.

—Karen te tiene en la mira —aseguró Alix mientras volteaba hacia la ventana donde un centinela hacía lo posible por esconderse entre la maleza— los lobos negros han hecho un desastre después de todo.

—No lo sé —Dunkel suspiró, ser vigilado era incómodo— no recuerdo siquiera a mi manada. No recuerdo si es que han hecho algo malo.

—¿Es cierto que has perdido la memoria?

—Después de pasar varios años en tu forma animal, tu lobo olvida su parte humana.

Alix se encogió de hombros. Se aseguró que Luis no esté cerca y volvió a hablar.

—Esta noche debo ir a mi antiguo hogar por unas cosas más. ¿Vas a encargarte de lo demás? No podré estar para... eso

Dunkel se encogió de hombros, tal como antes había hecho el rubio. El moreno se creía lo suficientemente independiente como para realizar todo por sí solo. Además la peor parte ya la había hecho Alix, a él solo le correspondía poner lo demás en orden y darle una apariencia agradable al lugar. No era la gran cosa. Tampoco podía negar que le agradaba un poco la ausencia de Alix.

Luis regresó con dos cajas entre sus manos y su expresión seria indicaba a cualquiera que no lo molestara. Incluso Ross a lo lejos se había alejado al notar aquel semblante. El menor de los hermanos guepardo dejó todo en el suelo y suavemente golpeó su cabeza contra estas.

SHADOW [Flesh 3] (GAY)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora