𝐭𝐡𝐢𝐫𝐭𝐞𝐞𝐧

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Lo siento, pero no puedo hacer esto.

Leyó por séptima vez aquel mensaje que SeokJin le había enviado hacia tan solo diez minutos.

Sus manos descansaban sobre el volante de su auto, con una de ellas sostenía su celular encendido, mostrando aquella conversación que no podía ser más humillante para su enorme ego y orgullo, y en la otra, un cigarrillo, el segundo que había encendido en tan poco tiempo. Estaba comenzando a estresarse y no sabía muy bien cómo distraerse o aliviar un poco su ansia.

Estaba molesto, mejor dicho, estaba furioso.

¿Como podía SeokJin cambiarlo tan fácilmente por ese otro chico de baja estatura?

Bloqueó el celular sin importarle que siguiera en la conversación, lanzándolo hacia los asientos traseros con algo de mucha más fuerza que la necesaria. La importaba muy poco si se rompía, podía comprarse todos los celulares que quisiera.
Dio otra profunda calada al cigarrillo, casi terminándolo con ella.

Creí que con un regalo sería suficiente.

Pues que equivocado estaba.

Realmente creyó que con aquel "presente", que encargó hacia unos días, el lindo chico de lindos labios caería completamente rendido a sus pies, incluso se emocionó aún más cuando dejó que lo besara. Pero todo se fue muy a la mierda cuando ese chico rubio, amigo de Jin, apareció como si fuese algún demonio que estaba listo para arruinar su vida.

O así lo veía él.

Soltó el humo retenido por la ventanilla del asiento del piloto, mientras observaba hacia el frente de aquel animado parque, escuchando la música de los juegos mezclada con las voces de los adultos y la animada risa de los niños.

¿Creen que él se rendiría tan fácil?. Por su puesto que no.

Pero… ¿cómo podía acercarse a SeokJin?

Sumándole el que sabía que se encontraba en ese parque, pero que no tenía ni idea de en qué parte podría estar. Después de todo, de todo el tiempo que llevaba dentro de su auto viendo hacia todas las personas de enfrente, como si fuese algún loco psicópata, no vio en ningún momento a su lindo chico de tiernas mejillas.

De repente una traviesa sonrisa curvó sus labios, estirándose para tomar nuevamente su celular, que por suerte no presentaba ningún rasguño. Con una mano buscó entre sus contactos hasta dar con la persona que estaba clavada en su mente y era muy esencial para ese momento, mientras que con la otra mano sacaba de la cajetilla de cigarrillos mentolados, otro cigarrillo y se lo llevaba a la boca.

Esperó con "paciencia", en realidad, golpeaba su pie contra el suelo del vehículo algo desesperado, a que la persona de la otra línea contestara, encendiendo rápidamente el cigarrillo en sus labios.

──Contesta, maldita sea…── Susurró para si mismo mientras esperaba ya molesto.

──¿Por qué llamas a ésta hora, grandísimo idiota?── Se escuchó una dulce pero molesta voz por el otro lado de la línea.

──¿Qué tal, mi amor?, ponte algo bonito, en diez minutos pasó por ti──

Y sin decir absolutamente nada más, cortó la llamada, arrojando nuevamente el aparato a la parte trasera del vehículo.

Si SeokJin no va a pasar ésta noche conmigo, yo no tengo porque quedarme cruzando de brazos.

Oh no, él también tenía derecho a divertirse, y mucho.

Si, se divertirá mucho esa noche.

Encendió nuevamente el auto, comenzando a manejar, tomando con su mano derecha el volante y dejando descansar su brazo izquierdo en la ventanilla, de vez en cuando llevando aquella mano hacia el cigarro en sus labios para tomarlo cuando tuviera que echar el humo contenido en sus pulmones.

𝐫𝐨𝐜𝐤𝐬𝐭𝐚𝐫  |  kookjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora