Amaris Petit
12:48. Llevo rato caminando junto a Dylan, según él, estamos yendo a un supermercado a comprar algo para almorzar, y creo que es una grandiosa idea, muero de hambre.
No nos hemos dicho ni una sola palabra en todo el camino, me siento algo incómoda, no sé qué decirle y seguramente él tampoco sabe qué decirme, ¿Qué le puedes decir a alguien que acabas de conocer y que decidiste acompañar en un viaje sin destinación? ¡Mierda! Tal vez fue una idea muy precipitada, seguramente hice mal...
-Compraremos pan y algo de fiambres, también necesitaremos detergente de vidrio y algunas esponjas.
-¿Detergente de vidrio y esponjas? - pregunté extrañada.
-Si, necesitamos hacer algo de dinero... Limpiaremos el parabrisas de los autos en un semáforo.
Claro, las personas que viven en viaje no pueden tener un trabajo fijo, el estilo de vida no se los permite, creo que después de todo, aún tengo mucho que aprender y estoy segura que Dylan me enseñará muchas cosas, así después podré tomar mi camino sola sin él.
Llegamos a un pequeño supermercado, no habían muchas personas, seguramente porque cada quien esta en sus respectivos trabajos, trabajando un número de horas exactas al día, para que al final, poder llegar con algo de dinero a casa... Vidas monótonas.
-Bueno Petit, si quieres puedes ir por el detergente y las esponjas...
- Llámame Amaris, no me gusta mucho que me llamen por mi apellido...
- Ok... Amaris... - dijo con una sonrisa en su rostro, se estaba riendo de mí.
- Y si, yo voy por esas cosas...
Di la vuelta, y me dirigí al pasillo de productos de limpieza, y empecé a ver todo el tipo de productos, tamaños y cantidades que habían; al final tomé dos detergentes para vidrios de 2 litros cada uno, y un paquete de 4 esponjas, creo y espero que sean suficientes.
Empiezo a buscar entre los pasillos a Dylan, hasta encontrarlo en la panadería eligiendo los panes para el almuerzo.
-Tomé estas-dije mientras le mostraba los productos-Espero non haberme equivocado.
Vio de reojo lo que tenía entre mis brazos y luego me miró a mi con una sonrisa.
-Esta todo perfecto Petit... Digo... Amaris.
Lo mire con rostro de niña enojada y le voltié los ojos, a lo cual respondió con una carcajada.
-Bueno Amaris, ya terminamos... Podemos dirigimos a pagar.
Al llegar a los cajeros, sólo había uno disponible y delante de nosotros estaba solo una persona, así que no tardamos más de 4 minutos en salir del lugar, aunque no pude evitar notar como la cajera miraba mucho de reojo a Dylan con una sonrisita. Insistí en pagar, pero al final pagó él, es muy testarudo.
Nos dirigimos a un pequeño parque que habíamos visto antes del llegar al supermercado, y nos acomodamos bajo un árbol, el sacó la comida, mientras yo rellenaba el pan con las rebanadas de jamón, y empezamos a comer.
—Bueno Amaris—Empezó Dylan aún con la boca llena—¿Estas lista para limpiar los parabrisas de los autos?
—Cariño, yo nací lista—Dije mientras le daba un mordisco a mi pan.
—Ah bueno, eso tengo que verlo...
—Dentro de poco lo veras...
—Claro, claro... Veo que te gusta el pan.— Dijo con una sonrisa viéndome con ternura, seguramente estaba comiendo como una niña pequeña, así que no pude evitar sonrojar.
—Soy fanática de la comida simple, creo que el sandwich es mi comida preferida, sobre todo si tiene muchísimo queso derretido.
—Pensé que tu comida preferida iba a ser algo lujoso y de restaurante... — Dijo mientras se acostaba en el césped con los brazos detrás de la cabeza.
—Pues te equivocas... Siempre me ha gustado lo simple y hablo en general, siempre he sido muy distinta a mi familia...
—¿Es por eso que escapaste?
—¡No!— Mierda... — No fue solo por eso... Necesito utilizar un teléfono de servicio, tengo que asegurarles que estoy bien, se los prometí escrito antes de salir de casa.
Él simplemente me miró con la cabeza de lado en expresión interrogativa, pero lo ignoré, haciéndole entender que no iba a hablar del tema, por lo menos no ahora...
—¿Por que no los llamas desde tu celular?
—Cambié mi número... Y no quiero que ellos lo tengan, porque sé que me llamarían a cada rato suplicando para volver y no quiero hacerlo, aún no... Quiero vivir ésta experiencia, necesito vivirla.— Estaba alterada.
—Esta bien... Por aquí hay un Internet point, si quieres podemos ir y averiguar si también se pueden utilizar teléfonos para llamar.
—Si bueno... Gracias Dylan.
Nos dirigimos juntos al Internet point, en silencio, no mencionamos ni una sola palabra en todo el camino, y se lo agradezco, no quiero hablar del tema ya se lo dije, por lo menos no aún. Al llegar al sitio vi que estaba lleno de adolescentes con la mirada fija al computador, algunos jugando videojuegos, otros estudiando o revisando las redes sociales.
—Es mejor que yo espere aquí afuera.—Dijo él mientras me daba la espalda y se alejaba un poco.
Entré al lugar y le pregunté a un señor de unos 50 años si podía utilizar un teléfono para hacer una llamada, me indicó un cuarto donde encima de la puerta estaba escrito "teléfono" con letras un poco desvanecidas, me dijo que podía ir y que luego me daba la cuenta para pagar, le agradecí y me fui a hacer mi llamada.
A los tres repiques contesta mi mamá...
—¿Aló?
—Hola mamá...
—¡¿AMARIS?! ¡¿DÓNDE ESTÁS?! ¡¿QUÉ TE PASÓ POR LA CABEZA?! ¡¿POR QUÉ TIENES EL CELULAR APAGADO?! ¡TE LLAMÉ MILES DE VECES!.. — Estaba muy alterada, y esto me hizo sentir muy en culpa.
— Mamá, estoy bien... Trata de calmate...
—¡¿CÓMO VOY A CALMARME AMARIS?! ENTRÉ ÉSTA MAÑANA A TU HABITACIÓN Y ME ENCONTRÉ CON ESA NOTA, ME PREOCUPÉ DEMASIADO... NO SABÍA QUÉ HACER...
—Sí, justo por eso te llamo, para asegurarte que estoy bien, que quiero que estés tranquila, y que te llamaré cuando pueda justo para que para que no te preocupes tanto...
—No Amaris... Éste no es el modo de hacer las cosas, es una total inmadurez, no tienes idea de lo que te puede pasar al irte así de la casa...
—Quiero demostrarte que puedo hacer las cosas por mi cuenta, que no van a salir mal, y que si salen me hice una experiencia... De verdad quiero hacer ésto mamá, ¿Qué te cuesta tratar de apoyarme?
—No estoy de acuerdo en esto, sabes muy bien que siempre te he apoyado, que he estado cerca de ti, que traté de ser una amiga... Pero soy una madre, y me preocupa saber que estas por ahí, quién sabe dónde o lo qué te puede pasar... Vuelve...
—No mamá, lo lamento demasiado, no voy a volver... Justo por eso cambié el número de mi celular, porque sabía que ibas a llenarlo de llamadas suplicando que volviera, pero entiendeme, necesito hacer algo por mi por primera vez en 18 años, quiero encontrarme... La vida es corta mamá, y no quiero arrepentirme en un futuro de las cosas que pude haber hecho y no hice...
—Y yo espero que no te arrepientas de las cosas que estás haciendo...
Por un segundo la llamada quedó en silencio, no sabía que responderle y ella tampoco sabía que decir; me dolía mucho escucharla así, pero no puedo volver, necesito hacer ésto, no puedo rendirme justo ahora.
—Tengo que colgar mamá...
—Amaris... Solo ten cuidado... Por favor.
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Hija de la Luna
RomanceEstoy convencida de que para vivir plenamente, hay que aprender a arriesgarse, y salir de las zonas de confort. Amaris Petit, tiene 17 años, en pocos meses cumplirá la mayoría de edad, vive en la ciudad junto a su familia, una família común integrad...