Extra Balton

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Me gusta cómo se escuchan mis pasos en este silencio extremo, los escombros crujen debajo de mis pies

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Me gusta cómo se escuchan mis pasos en este silencio extremo, los escombros crujen debajo de mis pies. La soledad me agrada, siempre he sido solamente yo, nunca me importó más nada.

Soy todo lo que necesito para mi sobrevivencia, nada me ata aquí. Dije que empezaría de cero, una vida lejos de toda esta mierda.

"Ven a casa, muchacho"

Dice un mensaje de mi tío Nicolás. Guardo de nuevo el teléfono en el bolsillo de mi pantalón sin darle una repuesta. Él siempre insiste con lo mismo y aunque es tentador, no creo aceptar.

Hay una mesa chamuscada que sigue en pie, me siento sobre ella para observarlo todo. No entiendo porqué me gusta venir a observar los restos de esta cafetería quemada.

Quizás se debe a la admiración que tengo por aquella pareja de ancianos que dirigía este lugar. Todavía no logro descifrar por qué hay quienes deciden unirse y, en este caso, morir juntos. Eran buenas personas que perdieron su vida y todo lo que tenían injustamente, y aun así, permanecieron unidos hasta el final.

Lo peor de todo es que vuelvo a lo mismo, vuelvo a pensar en Iran.

Esta maldita obsesión de querer verlo está volviéndome loco. Cada puto viernes he ido al bar esperando por lo menos encontrarlo para fingir que voy a matarlo o mínimo discutir con él. Pero el maldito no aparece, me imagino que estará muy ocupado con su novio Lance.

No encuentro cómo quitármelo de la cabeza, he pensado tantas veces en largarme lejos y ahora que puedo hacerlo no me decido.

Algo no cuadra, hay algo que no tiene coherencia. Lance le dio una paliza por dejame vivo, siempre que los he visto juntos Iran no tiene más que indiferencia y a momentos me parece que siente cierto desprecio por el otro.

¿Cómo carajo es que son una pareja entonces?

Esa mierda tóxica no me agrada, y por más que odie aceptarlo, no me imagino a Iran teniendo una relación sentimental con ese imbécil.

Me bajo de la mesa y salgo de este lugar. Voy a ir a mi casa, olvidé una bolsa con dinero que no pienso dejar allí para que algún pobre diablo se lo lleve.

Subo a mi automóvil y llego en menos de diez minutos. En la calle de enfrente hay un par de tipos drogándose, son espías del maldito de Lance, estoy seguro que estaban a la espera de verme llegar.

Con calma, bajo del auto y los observo fijamente. Mi rostro serio y asesino no puede pasar desapercibido ni siquiera con la oscuridad de la noche. Los tipos temen por su vida y se largan.

Hacen bien, no estoy de humor para soportar las idioteces de nadie.

Entro a mi casa y sin razonar lo que hago camino hasta la habitación. Me detengo en la puerta de entrada y observo la cama con las sábanas revueltas.

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