Capítulo 12.- Final

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Quince minutos después, cuando ya casi entramos a la carretera, Balton presiona el freno y derrapa sobre el asfalto, debo decir que estaba distraído y por un momento pensé que en realidad sí nos íbamos a chocar contra algo, pero un segundo después, me doy cuenta que no es así.

—¡¿Puedes callarte, Pelirrojo?!

Grita Balton, y es la primera vez que lo veo exasperado, lo cual es muy gracioso. Yo los miro a ambos sin gesto alguno en mi rostro y sin meterme en su discusión, pero debo ser honesto conmigo mismo, cuando se lo propone, Curtis es un maestro para sacar de su sano juicio a cualquier persona y es divertido, obvio, siempre y cuando no sea que utilice su método fastidioso en mi contra.

Balton, le regala una de esas miradas asesinas, pero a Curtis le da igual, porque guarda silencio un par de minutos y cuando Balton empieza a conducir de nuevo habla y habla sin parar. Creo que ya no nos tiene miedo y ahora se siente como en casa... No estoy muy seguro de que eso sea del todo algo positivo.

Así pasa aproximadamente media hora hasta que se queda dormido y ahora viene sobre mi hombro, por lo menos ya hay silencio, solo espero no encontrar babas en mi camisa.

—¿Puedes despertarlo, por favor?

—¿Qué?

—A Curtis, despiértalo.

—Si lo despierto empezará a hablar de nuevo.

—Solo despiértalo, Iran.

Dejo de ver por la ventana y miro a Balton, está ¿molesto?, su ceño fruncido me indica que no está contento, sus manos presionan el volante con fuerza, se le nota muy incómodo y de un terrible humor.

—Espera... ¿Estás celoso de Curtis?

—No —responde de forma seca y tajante—, pero eso no significa que me agrade que otra persona esté tan cerca de ti ¡Casi está sobre ti!

Hago un gesto de hastío, es la excusa más ridícula que haya escuchado en toda mi vida.

—Olvídalo Balton, no lo voy a despertar para que siga quejándose por cómo conduces. Curtis habla sin parar.

No me responde nada, así que supongo que dejará de discutir al respecto. Vuelvo mi mirada hacia la ventana y un movimiento brusco a la ambulancia hace que tenga que sujetarme, el movimiento levanta a Curtis, quien casi se estrella con el tablero de la unidad.

Hay una estación de servicio, Balton entró haciendo que la ambulancia en la que venimos rechinara las llantas tan fuerte, que quedaron marcas en el suelo. Y de la misma forma hosca y salvaje, se estaciona y se baja de la unidad.

—¡¿Ya nos matamos?!

Curtis se sujeta del tablero y me mira con los ojos muy abiertos, su rostro refleja una mezcla de susto y sueño.

—No.

Respondo molesto, pero no con él, sino con Balton. ¿Ahora qué carajo le pasa? No entiendo nada de esto, pero viene caminando hacia mí. Abre la puerta del lado donde estoy y extiende sus manos para hacerme bajar. Cuando logra su cometido, me besa fuerte, me muerde y ¡carajo! Me enciende en un solo segundo, sus labios devorando los míos hacen que mi sangre se caliente y lo desee conmigo, marcando toda mi piel.

Cuando el beso se termina, siento sus dientes morder de forma excitante y seductora mis labios una última vez. Después de esto, Balton suspira y me habla.

—Sí, estoy celoso. Estuve muchos días sin ti y no fue nada fácil tenerte lejos.

Mi enojo se esfuma y le regalo una amplia sonrisa al momento que me acerco a besarlo otra vez. Esto cada vez se pone mejor, hasta que nuestro acompañante decide interrumpirnos.

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