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Cap.12

Movistar Arena.
30 minutos después del atraco.
Dos días para el día D

Daniel

El lazo apretaba con fuerza mis manos y sentía como cada roce lastimaba mi piel, la venda que cubría mis ojos apenas me dejaba percibir el destello de luz que venía del foco de la habitación, la persona que se encontraba a mi lado izquierdo sollozaba un poco y la de mi lado derecho temblaba seguro yo estaría igual, pero no podía procesar nada de lo que estaba pasando.
Una y otra vez se repetía la escena de un chico con overol naranja y pasamontañas negro golpeando fuertemente mi cabeza, iba y venía en bucle.

En ese momento como ahora estaba completamente inmóvil, congelado, el recuerdo de mi papá había invadido mi mente desde que ví el arma apuntarme.

Estaba en mi camerino con mis audífonos para sentir mejor el beat tirando un par de rimas sueltas para relajarme un poco, en el escenario siempre consigo verme relajado y estar más confiado, pero las emociones y nervios de presentarme ante tanta gente al inicio siempre estaban, lo hacía tan concentrado que no me di cuenta que abrieron la puerta, el resto ya es historia.

Demasiado pensamientos abordaban mi cabeza ¿Mi papá había tenido que pasar por todo esto? ¿Quién iba a sostener a mi mamá cuando recibiera la llamada con la misma noticia? ¿Me iban a matar? había estado tan cerca y ahora ¿Iba a morir? todas estas preguntas pasaron a segundo plano cuando sentí un golpe sobre mi cabeza;

-Pibe te estoy hablando - escuché que dijo uno.-

- eh... - me quedé en blanco, no había escuchado nada.-

- Vo' sos pelotudo escúchame cuando te hable , en unos minutos llamará la policía y no quiero ruidos ni gritos de ningún tipo ¿Entendiste?.- preguntó, estaba tenso, lo supe por su tono de voz.-

- Entendí todo.- respondí irónico a lo que lo escuché  bufar- chupame el pingo imbécil - lo solté   por impulso y al instante me di cuenta que había sonado un poco más fuerte de lo que esperaba.-

-¿Qué  dijiste? - no podía verlo y a pesar de eso casi pude sentir la lentitud con la que se giró para preguntar eso - ¿Qué  parte de en silencio no entendiste? - por impulso lleve mi cabeza hacia atrás esperando nuevamente  el golpe, pero nunca llego;
-Ya basta Duko - escuché  que alguien más dijo - ya está  - soltó  al final casi con arrepentimiento aún  así  casi no pude concentrarme en eso cuando esa voz ¿esa voz? ¿ donde la había  escuchado antes..?

Volvió  a bufar.

-No hablarán entre ustedes y no intentarán nada estúpido, no pasarán  aquí mucho tiempo y saldrá todo bien si hacen lo que les pedimos ¿de acuerdo? De acuerdo - no espero que nadie contestará-  llevenselos - ordenó  nuevamente.-

El teléfono sonó en compañía con las sirenas.

Escuché  unos lloriqueo y ordenes más  antes de que unas manos  frías me tomarán del brazo izquierdo  y me jalaran hacia arriba obligándome a pararme y a caminar. Sentí  como abrieron y cerraron una puerta y entrábamos a otra habitación intuí que era más pequeña que la anterior.

Me sentó  en el piso en un silencio absoluto, yo todavía temblaba. Me desató  las manos tardandose un poco en esa zona y se apartó con rapidez. Creí que saldría de la habitación así que de manera rápida y atropellando las palabras pregunte;

- ¿cuanto tiempo estaremos aquí?- quería sonar firme pero estaba seguro que en sólo esas cuatro palabras había transmitido todo el miedo que sentía por dentro.-

Silencio. Solo escuche sus pasos y como se volvía a acercar.

Tomó  una de mis manos y volví  a sentir su tacto frío  que me hizo temblar, puso algo sobre ella y no lo pude sostener así  que el objeto cayó  derramando lo que tenía dentro, un vaso, era un vaso pensé. Lo escuché  suspirar y volvió a  alejarse y acercarse repitiendo la misma acción, está  vez lleve el vaso a mi boca pero lo deje a medio camino cuando la inseguridad  me invadió  al no saber que contenía este.

Al parecer él se dio cuenta de mi duda y soltó una risita tomando el vaso de mis manos.

-No pasa nada,prometo que no está envenenado, sentí  - por mi cuerpo recorrió un intenso hormigueo al volver escuchar la voz que había hablado unos minutos antes y que me resultaba tan familiar y al sentir como tomaba mi mano llevándola  a su cuello, sentí  como se tenso ante mi tacto y el hormigueo en mi cuerpo aumento.  Percibí  como acercó  el vaso y sentí como trago  el líquido.

-¿ves? Sigo vivo -volvió  a soltar otra risita seguida de un suspiro que a mi parecer sonó poco nostálgico.

Era esa voz otra vez, no pude apartar mi mano de su cuello y el tampoco  hizo ningún movimiento para apartarse, me percaté de la cercanía que seguramente debíamos de tener porque mi brazo no estaba totalmente estirado.

- Tu voz...- solté  en un susurro, como si fuera un gran secreto - me resulta conocida...- lo deje  ahí  y sentí  como se volvió  a poner tenso.
¿por qué  aún no apartaba mi mano? ¿no debía  estar sintiendo miedo?¿por qué no sentía miedo? Todas las emociones de antes habían desaparecido y las había sustituido una tranquilidad que a la vez me desesperaba.

-No creo- volvió a decir y movió un poco su cabeza.

Otra vez me invadió ese sentimiento.
- sí,  yo te conozco- dije un poco más  seguro.

Lo escuché  soltar una risa amarga.
- No me conoces Ribba, de hecho  no tenes ni idea.

Dijo  eso y se levantó  dejándome  con la mano en el aire y pude sentir lo rápido que latia mi corazón. Y como por arte de magia el frío  y el miedo me volvieron a invadir, a pesar de lo confundido y abrumado que me encontraba recordé  una cosa, mis manos, se había  ido sin atarme de nuevo las manos. Rápidamente  y con el corazón latiendo con fuerza me pare aun temblando y me quite la venda, note el color azul de esta y que me encontraba en una oficina  con paredes blancas, un escritorio negro que había sido arrinconado y una puerta del mismo color ¿ ahora que  hacía?
Camine a la puerta con la respiración agitada y aun si tener muy claro que debía hacer, cuando iba a tomar el picaporte la puerta se abrió  un chico vestido igual al que me había atacado traía  unas frazadas entre su manos;

- Volví  para traerte unas...- quedó  en blanco cuando me vio parado en frete de él  totalmente paralizado.  Era esa voz otra vez y ahora estaba más que seguro que lo conocía.

A pesar  del pasamontañas negro que aún cubría  su rostro lo supe por sus ojos, era el chico de los camerinos, de nuevo me asuste porque eran los mismos ojos que unas horas antes me había transmitido tanta ternura y ahora producían  frialdad  pura.

Sentí  miedo porque  a pesar de eso en este preciso momento unas ganas de correr y abrazarlo me recorrieron todo el cuerpo.


















<3

Atraco ; WosaniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora