Epílogo

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Yuta estaba nervioso. Mucho. Ese era el día de su graduación y hasta ahora todo había salido mal, salvo una cosa; la beca que había ganado por deportes. Había ingresado a la universidad de sus sueños y estaba increíblemente feliz por ello, pero su madre había caído enferma desde hacía unas semanas y ahora estaba en el hospital internada por ataques de asma frecuentes que por poco la llevaban al desmayo y no habían podido tratar adecuadamente con inhaladores.

Así que, ese día despertó con un teléfono descargado por haberlo conectado mal, preocupado por su madre, y su padre trabajando desde altas horas de la mañana como siempre. Nadie atendería su graduación y lo felicitaría, pues el resto de su familia estaba en Japón, y tenía la esperanza de que fuera la mujer que le dio la vida quien le viera recibir el diploma.
No podía creer que un día tan esperado como ese se tornara tan triste desde la primera hora de la mañana.

De camino a la escuela, sorpresivamente, nada ocurrió. Casi se cae cruzando la calle, pero logró evitarlo sin que siquiera alguien lo notara.
Por ahora, lo único que quería era llegar a la institución, acabar la ceremonia rápidamente y poder pasar la tarde con su madre, presumiendo de su título en el hospital.

No esperaba que Johnny se diera cuenta de sus ánimos cuando pisó la puerta.

- Te ves decaído - Fue lo primero que le dijo, incluso el pelirrojo estaba algo sorprendido de lo poco disimulado que llegó a ser para que fuera tan obvio su estado de ánimo - No me gusta verte mal, especialmente cuando tienes una sonrisa tan preciosa.

- Mi mamá fue internada en el hospital en la madrugada y mi papá estuvo con ella hasta que tuvo que ir al trabajo. No me permitieron reemplazarlo porque soy menor de edad y ella me prohibió faltar a la graduación.

Johnny ciertamente no se esperaba esa confesión. Agradeció profundamente que su novio le dijera de una lo que le pasaba, pero simplemente fue una bomba de información.
Sin saber cómo reaccionar correctamente, Johnny simplemente envolvió en sus brazos al japonés, sin importarle lo más mínimo el hecho de que su propio uniforme se fuera a arrugar un poco.

Ahí entendió por qué estaba desaliñado, algo pálido y su cuerpo estaba tan frío.

- No te pongas así, amor. Piensa en que tu mamá ahora está bien y quiere que disfrutes este día. Vamos a buscar al grupo y vamos a distraerte un rato, ¿sí?

Yuta no se quería negar y por lo tanto tampoco lo hizo. Johnny era una persona que detestaba la negatividad, y siempre había buscado la mejor forma de eliminarla en su entorno, por lo que era un excelente coach motivacional para su novio en situaciones de estrés. El pelirrojo le devolvía el favor cuando podía, pues también era una persona que llegaba a ser bastante enérgica y despreocupada, pero como a todos, hay situaciones que nos superan.

Su grupo de amigos los estaba esperando en el auditorio, cerca a una fila de sillas para asegurarse de tener un buen puesto cuando se diera inicio a la ceremonia. En un año y medio también habían ocurrido cosas interesantes. Mark había pedido noviar a un chico llamado Lee Donghyuck de su mismo grado y le dijo que sí, Doyoung y Jungwoo sí comenzaron a salir y, aunque no tenían una relación con nombre oficial, todos decían que eran novios; Yukhei se negó a quedarse solo durante la escuela y comenzó a mostrar interés por una chica llamada Miyawaki Sakura, bastante popular y un año mayor que él, quien ya alguna vez le invitó a salir.
Así que, con Donghyuck y Sakura en los alrededores, el grupo parecía más grande.

Y con el grupo más grande, todos se unieron en contra de las malas lenguas contra Johnny. En menos de un año, el castaño se había vuelto muy popular, querido y respetado; y aunque Yuta nunca tuvo miedo de andar tomando su mano por los pasillos, ahora le daba más que orgullo decir que Johnny Suh era su novio.

- ¡Yuta, al fin llegas! - El primero en celebrar fue Jungwoo, notando casi de inmediato los ojos encharcados del japonés por aguantar las lágrimas - ¿Qué ocurrió?

- Mamá empeoró, pero le voy a hacer el favor de no preocuparme todo el día por ello, en vez quiero distraerme un rato. ¿Cómo están? - Todos quedaron un poco preocupados, pero conociendo a Yuta y a su novio, lo mejor sería dejar el tema de lado y hacer caso a la petición del pelirrojo.

- Bien, todo ha ido de maravilla - Respondió Donghyuck, quien estaba bastante emocionado y, sin importar las noticas de Yuta, no podía evitarlo - Aunque debe ser un poco estresante para ustedes al fin graduarse, es la primera vez que atiendo un evento de estos sin tener a mi familia cerca.

- No te pierdes de mucho - Afirmó Sakura, quien ya había pasado por varias graduaciones de amigas cercanas - Seguro te aburrirás cuando acabe la ceremonia.

- ¿Me están diciendo que no van a hacer fiesta? - El que reclamó fue Doyoung, quien organizaba el cabello de Taeyong a petición del ahora peliblanco - Yo estaba esperando una rumba poderosa en el barrio mínimo.

- Tienes muchas expectativas para esto y los que nos vamos a graduar somos nosotros tres - Se burló Johnny, refiriéndose a Yuta, Taeyong y él - Debiste pedirnos antes para preparar la fiesta.

- Qué decepción - Doyoung dejó quieto el pelo de Taeyong y le hizo una seña para dejarlo saber que se veía bien - Jungwoo, vámonos, aquí no nos vamos a divertir.

La broma logró sacarle una sonrisa a Yuta, dándole vía libre a los demás para seguir hablando como si nada.
La misión de distraerlo estaba yendo de maravilla.

La ceremonia fue más larga de lo que esperaban, pero cuando ya los mayores del grupo subieron al escenario a recibir sus diplomas individualmente y se dio por terminada, la fiesta pareció empezar para los amigos en ese instante.
Comieron en la cafetería, todavía con sus uniformes especiales impecables, luciendo superiores. Johnny había soltado unas lágrimas y se había ganado a un Yuta pegado como un chicle detrás de él cuando eso ocurrió. Se sentían como los reyes del mundo, y la compañía que todos tenían solo les afirmaba más eso.
Johnny admitió que había dejado de lado su idea de volverse un idol, siguiendo un camino laboral que requiere ir a una buena universidad... y con esa expectativa admitió que ingresó a la misma universidad que su novio.

La mañana la pasaron en risas, jugo regado en el suelo, manchas de pastel en los uniformes de todos.
Y eso fue lo que Yuta le contó a su madre en el hospital esa tarde, mientras que Johnny esperaba por él en recepción.

- Gracias por obligarme a ir.

- No podías perdértelo. Aparte, le habrías arruinado la sorpresa a Johnny. ¿Cuándo dices que se van a casar?

- Cuando sea legal, ma.

- Espero que eso sea pronto, quiero nietos.

- ¿Te sirve un perro?

- Me sirve un perro, siempre y cuando tú estés feliz.

Yuta, estando seguro de que no sería capaz de aguantarse un niño, sólo le mostró una sonrisa llena de júbilo a su madre, siendo correspondida.
Ella iba a mejorar, él estaba seguro de ello.

Fin

Ramé ; JohnyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora