El accidente

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A la mañana siguiente fui a mi clase de danza, los sábados ensayo de 10:00 am a 2:00 pm, todo sea por ir a la competencia internacional, mi cumpleaños era en menos de tres meses y la competencia sería en 4, todo quedaba perfecto, si ganaba me darían un reconocimiento mundial y 2500 dólares para seguir con mi carrera. Ganar para mi era la única opción.
Aún me dolía el tobillo, pero nada que no aguantara, el vendaje de Santiago fue fantástico, él fue fantástico. Aún no me creo todo lo qué pasó ayer, cada que pienso en eso me estremezco y me lleno de alegría. 
Al salir de la academia el chofer ya estaba esperando, me abre la puerta de la camioneta mientras yo recibo una llamada, era FaceTime con Ingrid y Mel. Les conté todo lo que había pasado la noche anterior, las dos se quedaron sorprendidas y felices por mi.
-Que tal que solo me quiere para besarnos de vez en cuando.-Hablo.
-Le acabas de comenzar a hablar apenas ayer Lai, no pienses tanto las cosas y deja que todo fluya.- Habla Mel.
-Si, yo digo que sigas con esto, pero aún no te ilusiones, no quiero que te rompan el corazón otra vez.- Habla Ingrid.
-Ya lo sé, Maldito Érick, aún lo odio.- Érick fue un chico que conocí en una fiesta hace más de un año, me enamoré de él, era un imbécil, me decía que me amaba pero al mismo tiempo se iba a besar con otras. Cuando me enteré de eso lo bloqueé de todas mis redes sociales y no he vuelto a saber de él.
-Bueno chicas me voy, nos vemos en la noche. Las amo.-Dice Ingrid y todas colgamos.
Seguí mi camino hasta llegar a casa, como era sábado mis padres estaban en casa, pero como de costumbre estaban peleando. Pero mi llegada los interrumpe, mi madre voltea a verme como si nada estuviera pasando.
-Qué bueno que llegaste Lai,¿cómo te fue?-Habla ella.
-Muy bien.- trato de quitar el incómodo ambiente.- Recuerden que esta noche es mi fiesta.
-¿Vas a querer que el chofer te lleve?- Habla mi padre.
-No, un... amigo va a pasar por mi.- Aún no sabía qué era de Santiago, supongo que eso, amigos.
-Okay, nos mandas la ubicación de la fiesta y todo eh, no se te vaya a olvidar.-sigue hablando mi padre.- Vamos a comer a Polanco, ¿quieres ir?- Mi madre un poco sorprendida por lo último se le queda mirando a mi padre. Pero el ambiente ya estaba más relajado.
-Esta bien pero tenemos que regresar antes de las 6 para que me dé tiempo de arreglarme.
Polanco es un lugar lleno de tiendas y restaurantes de 5 estrellas, mi padre decía que de vez en cuando nos debemos dar nuestros lujos sin ser pretenciosos. Pero él siempre iba para esos lugar a comer con sus colegas de trabajo para hacer negocios.
Llegamos a un restaurante de comida Italiana, al sentarnos en nuestra mesa asignada mi celular comienza a sonar, era Santiago.
-¿Hola?.-Contesto mientras mis padres se me quedaban viendo.
-Hola Lai, llamo para avistarte que pasaré por ti a las 8:30, tengo que recoger a mi hermanito de la casa de sus amigos.- No puedo creer que él siendo un chico con apariencia de chico malo, tenga que ir a recoger a su hermanito, me da ternura al pensar eso.
-Okay, entonces nos vemos a esa hora. Bye.
-Así es.
-Así es.- Cuelgo el teléfono y una involuntaria sonrisa aparece en mis labios.
-¿Quién es ese chico? ¿Por qué sonríes?.- Habla mi papá con picardía.
-Nadie, es el amigo que pasará por mi al rato.-Contesto.
-Espero no sea un patán como Erick.- Dice mi madre y ruedo los ojos.
Seguimos platicando y comiendo, me gustaban estos momentos con los dos pues era de los pocos días en que podíamos platicar y estar juntos tranquilamente.
Al llegar a casa subo a mi cuarto a prepararme, me baño, y elijo el bikini que usaré durante la fiesta. Es uno amarillo pastel que resaltaba mi piel un poco pues soy un poco morena. Arriba del traje de baño me coloco una falda larga de franjas amarillas y azules que hacían juego con el brasier del bikini para que este quedara sin tener que ponerme una blusa arriba, por último unas sandalias, maquillaje y listo.
Recibo un mensaje de Santiago diciéndome que ya estaba a dos minutos. Me veo rápidamente en el espejo para verificar si todo lo estaba en su lugar. Esta vez bajo cuidadosamente las escaleras para que no se repitiera lo de la noche anterior. Me despido de mis padres y salgo de mi casa. Santiago sale del auto para abrirme la puerta y subir, qué caballeroso es. Él llevaba un short Versace negro y una playera Calvin Klein que lo hacía lucir impecable, me derrito ante esa imagen. Era verano así que podíamos andar con estos atuendos sin sentir frío.
-Hola chica tobo.- recuerdo mi espantoso chiste de ayer, ruedo los ojos bromeando.
-Hola chico CandyCrush.- Se ríe mientras arranca el auto.
-Te traje esto.- Pasa su mano a los asientos traseros de auto y saca una caja azul.-Espero te guste.- oh por Dios, era el segundo día que hablábamos y ya tenía un regalo para mi.
-Oh muchas gracias pero... yo no te traje nada.- Abro la caja, era un perfume Victoria's Secret.- No lo puedo aceptar, es muy costoso.
-Es que hace rato fui al Mall y cuando lo vi pensé en ti, siento que el perfume queda muy bien contigo. Es cálido y fresco al mismo tiempo.- Si no lo aceptas me pondré triste.
-¿Más que cuando pierdes en CandyCrush?
-Así es, más que eso.
-Está bien, ese es otro nivel de tristeza.- Bromeo y reímos.- esto no se quedará así, te debo algo.
-No me debes nada, solo un beso y listo.-Al parecer no olvidó los besos que dejamos pendientes ayer. En un semáforo nos damos un pequeño beso en la boca, juro que estoy viviendo un sueño.
Llegamos a la fiesta juntos y ya había demasiada gente en ella. Los amigos de Santiago y Mariano lo estaban esperando en la barra donde servían los tragos. Yo buscaba por todos lados a Ingrid y Mel.
De pronto Mariano voltea, observa que estamos agarrados de la mano y noto que hace una expresión de sorpresa al vernos. Sus demás amigos les hacen una seña a Santiago de que fuera hacia ellos, mientras tanto yo sigo buscando a mis amigas desesperadamente pues no quería ir hacia dónde estaban ellos, sabía que algo malo pasaría si nos juntábamos, pero mis intentos por encontrarlas fueron en vano.
-Qué onda hermanos.- Habla Santiago hacia todos sus amigos.
-Con que trajiste a alguien eh.-Dice uno de ellos, Mariano se encontraba callado.
-Hola, soy Laila.
-Claro que te conocemos, Santiago se la pasa hablando de ti.- Dice otro de los que estaban ahí.Me incómodo un poco, Santiago y Mariano también.
-Hola Lai.- Por fin habla Mariano.- Creí que no vendrías.
-Es que ayer tuve algunos problemas.- No quería contarle lo que en realidad pasó pues no quería ocasionar problemas entre ellos.
En eso llega Ingrid con su novio Mateo a salvarme de ese incómodo momento.
-Aquí estas Laila, vente vamos a que te sirvas algo de tomar.-Le aviso a Santiago que iría con ellos y accede.
-Gracias a los dos por salvarme, no sé qué hubiera hecho si no te hubiera encontrado.
-Yo creo que se hubieran peleado por tu amor.- Bromea Mateo.
-Eso solo pasa en las películas de amor.- Le contesto, en eso llega Mel con una botella de Vodka lista para ser tomada.
-Shot Shot Shot.- Grita Mel para que yo tomara.
Es aquí donde empezaba la fiesta, nos fuimos hacia donde estaban más amigos y comenzamos a bailar. El DJ era muy bueno y mantenía la fiesta prendida. Tomábamos y tomábamos como si no hubiera mañana. Aún nadie se metía a la alberca, pero no faltaba mucho para que esto se descontrolara.
Todos estábamos ebrios a más no poder, cada que me decían que tomara shot accedía. Hoy no me iba a medir, era la última fiesta del año.
La música retumbaba en todas las partes del lugar, cantábamos y bailábamos aún más.
En eso un chico se aventó a la alberca y fue la pauta para que todos comenzaran a aventarse.
Mel ya estaba buscando a alguien con quien besarse, mientras Ingrid se encontraba arriba de Mateo en un camastro besuqueándose intensamente y yo... pues yo buscaba a Santiago, desde que nos separamos no nos habíamos vuelto a ver hasta ahora. Estaba en la alberca sin camisa con una botella de champaña Moët apunto de ser abierta y derramada por todos lados. A mi parecer ya estaba igual o más ebrio que yo. Abre la botella y le da un gran trago, todos estaban alrededor de él gritando y festejando el trago que acababa de dar. Me acerco con valor hacia él.
-Laila, te estaba buscando, qué bueno que aquí estás.- Aun con la botella en la mano me carga hacia arriba con sus musculosos brazos. nos comenzamos a besar intensamente, me tocaba los glúteos mientras me cargaba. Estuvimos un buen rato juntos, estábamos tan ebrios que ni pensábamos en lo que hacíamos, el manoseo dentro de la alberca cada vez era más intenso.
Pasaba sus manos dentro del brasier y del calzoncillo del bikini, mientras, yo peinaba su mojado cabello hacia atrás. Estábamos muy calientes.
-Vamos a un cuarto.-Habla él.
-Va, vamos.-Subimos a un gran cuarto, la casa era muy grande y bonita. El me cargó y me soltó en la cama quedando así él arriba de mi, yo ahora besaba su cuello. Se bajó los shorts y su miembro quedó descubierto, yo comencé a masturbarlo.
-¿Tienes protección?.- A pesar de que estaba ebria, no quería resultar embarazada solo por la calentura.
-No, buscaré si hay en algún cajón de estos.- Se para de la cama y comienza a abrir cajón por cajón.- Qué suerte, aquí hay.-Saca los condones y se pone uno. Seguimos con lo que estábamos haciendo.
Me besa y comienza a bajar sus besos a las bobies, después a la cintura y por último a mi entrepierna.
Después comienza a penetrar su pene en mi vagina, jadeo, oh Dios, lo estaba disfrutando tanto. Lo hicimos dos veces más hasta que decidimos terminar, quedamos acostados sin decir nada.
-Laila, me gustas mucho. Me gustaste desde el primer día en que te vi en la escuela.-Me estremezco.- No sé por qué no me había armado de valor para hablarte.
-Tu también me gustaste desde el primer día que te ví, pero eso ya no importa, el caso es que por fin estamos juntos.-Nos besamos un poco más.
La puerta se abrió dejando entrar un poco de luz. Era Mariano, estaba tan ebrio que no se podía mantener en pie. Nos vestimos rápidamente.
-Tu sabias que Laila me gustaba, lo sabías perfectamente y no te importó.-Habla Mariano estrepitosamente.
-Mariano, por favor. No te enojes. Tú también sabías que ella me gustaba.- Contesta Santiago.
-Jódete, vete a la mierda. Creí que éramos amigos.- Mariano empuja tan fuerte a Santiago que hace que caiga.
-Basta Mariano, no tienes por qué ponerte así.-Hablo yo.
-Tu qué Laila, eres una zorra.-Auch.-Estabas esperando a ver cuál de los dos caía. ¿ no?
-Qué te pasa cabrón, a Laila no le hablas así.- Me defiende Santiago.-Estás hasta la madre, no sabes ni lo que dices. Perdóname hermano, no pensé lo que hacía.
-No Santiago, ¿crees que voy a dejar que tú te folles a Laila mientras yo estoy ahí sufriendo por ella?.- Le suelta un puñetazo en la cara.
Santiago le responde con otro golpe.
-No peleen, por favor. Mañana solucionamos todo esto. Pero por favor paren.- Trato de separarlos.
-Ella me quiere a mi y no a ti Mariano, entiéndelo de una maldita vez.
-Véte a la chingada.-Mariano sale corriendo y Santiago lo persigue. Yo al igual que ellos corro.
-Espera Mariano, hay que solucionar esto de una vez por todas, estoy cansado de pelear por esto todo el tiempo.- Grita Santiago mientras sigue corriendo hacia el.
La fiesta seguía pero todos notan la pelea que había entre los amigos más populares de la preparatoria.
Llegamos hasta el auto de Mariano, entra al auto y azota la puerta.
-Mariano, hay que arreglar esto de una vez.- Grita Santiago, pero él ya había arrancado el auto.
-Laila, espera aquí, voy por Mariano.- habla mientras él también sube a su auto y arranca.
Suena como el motor va a toda velocidad, mis amigas aparecen detrás de mi observando todo lo que acababa de pasar, pero de pronto, suena a lo lejos el freno de un auto y en seguida un choque.
-Seguro le pasó algo a Mariano o a Santiago.-Hablo con desesperación.
Gente de la fiesta y yo corrimos hacia el lugar del accidente. No paraban de salir lágrimas de mis ojos.
Al llegar no podía creer lo que estaba viendo, Santiago chocó contra un trailer. Su auto estaba completamente destruido y él, él estaba tirado del otro lado de la calle lleno de sangre.

Amarte sin condicionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora