Dra. Ara Ara

Capítulo 3: Sólo es sexo

— Así que hoy toca ser una doctora —miró con frialdad su reflejo en el espejo. Aquella blusa blanca escotada que dejaba ver el encaje de su sostén negro, su falda negra (diminuta), y aquellas medias provocadoras que no hacían más que resaltar sus regordetas piernas en aquellos tacones negros. Su cuerpo se había convertido en algo totalmente lascivo, y esa imagen la hizo sentir asqueada, mientras se ponía la bata blanca— es sólo trabajo... es sólo trabajo... —se dijo así misma, apretando sus puños, mientras evitaba llorar.

Apenas puso un pie afuera, mantuvo su mirada fría, mientras caminaba lentamente hacía el espacio de la escena, que consistía en un consultorio con una camilla de exploración. Ahí se encontraba su pareja, una chica rusa de ojos azules, con enormes pechos y un cuerpo bien contorneado en una bata azul claro (usada en pacientes), al verla, ella trago saliva y mantuvo el paso, con las líneas en su cabeza.

La escena se inició, las miradas se cruzaron, sus manos tocaron las mejillas de la otra, mientras sus cuerpos se pegaron, sus pechos se juntaron, los de Ara más pequeños podían sentir los pezones duros de la rusa rozando con los de ella, su cuerpo se apoyó sobre el de ella, sus labios se juntaron y sus lenguas se entrelazaron, mientras las manos de la rusa se encajaban en la espalda de ella y con cierta rudeza la despojaban de su ropa, mostrando desesperación, aunque no fuera así.

Sus cuerpos se calentaron, sus labios se cruzaron una y otra vez, y antes de darse cuenta quedaron totalmente desnudas, y los besos se volvieron intensos y bajaron, cruzando todo su cuerpo. El calor de la rusa se volvió en sonido, y los gemidos llenaron el estudio, mientras las cámaras hacían los pertinentes acercamientos. Las manos de Ara bajaron por su pecho, hacía el ombligo y hacía el vientre, hasta tocar su monte de venus y sintió los fluidos surgir de ella, sintió la humedad recorrer sus dedos y su miembro erecto.