Capítulo Especial 10 No salió como esperaba

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Después de que Nepomuceno me dijera que meditar me ayudaba comencé a hacerlo.

Lo hacía todas las noches antes de dormir, primero no veía ningún cambio.

—¿Cómo va la meditación? — Me dijo Nepo.

—Pues ya me puedo concentrar en mi respiración, ¿ahora qué? —

—Ahora tienes que intentar hacer algo, pero aplicando la concentración que usas al meditar, ya no te concentraras en tu respiración, ahora solo en eso, intenta manipular un guardia. —

—¿Qué?, ¿Cómo voy a hacer eso? —

—Piensa en él, llora por él, amalo a él, bueno ya, mal chiste, piensa en que eres él, no sé cómo explicarlo, pero inténtalo y concéntrate. —

—Lo intentaré. —

—Te dejo para que te concentres. —

Me acerqué a la puerta, me asomé por la parte de vidrio y miré fijamente al guardia, el guardia me miró y yo me hice para atrás.

—Numero 681 duerma, ya es tarde. — Me grito, verlo fijamente no era opción.

Después eso me recosté y comencé a pensar, me dejé llevar por mis pensamientos, empecé a preguntarme, ¿Por qué me toco ser un UltraHumano?, era más desventaja que una ventaja, Nepomuceno y yo estábamos aquí el resto de nuestras vidas y la principal razón era por ser UltraHumanos.

Comencé a recordar desde cuando los tengo, la respuesta era desde siempre, una respuesta obvia, ¿no?, una mejor pregunta era, ¿Cuándo me di cuenta?

Yo soy mexicano, tengo el cabello naranja, pero eso es porque mi padre es francés, por lo tanto, se podría decir que con mitad francés mitad mexicano, cuando tenía 12 años mis padres decidieron que sería mejor para mí que estudiara en Francia, ya que había mejores escuelas bla bla bla, yo no quería irme tenía mi vida en Tijuana, de todas formas nos fuimos a la ciudad de Limoges.

El problema era que mi pronunciación del francés era pésima, por eso mismo muchos niños se me burlaban de mí. En ese momento no sabía que era un UltraHumano, pero aun así ya usaba mis habilidades, cuando hacíamos un examen yo cerraba los ojos y lograba recordar todo lo que había estudiado una noche antes, por lo tanto, sacaba buenas calificaciones.

Un día un niño fastidioso, de nombre Travis, comenzó a molestarme.

—Eres un raro. — Molestaba cuando caminaba, me lo decía en francés.

—De seguro haces trampa en los exámenes, ni siquiera puedes hablar bien. — Continuaba.

—Déjalo en paz. — Dijo una niña que en ese momento no conocía.

—¿Por qué defiendes al raro? —

—No debes de tratarlo así. —

Después de eso sonó el timbre y teníamos clase.

—Llegaremos tarde raro. — Me decía, yo no podía dejar de ver a la niña que me defendió.

Ella tenía el cabello corto y negro, tenía pecas y era muy linda, no supe su nombre y no me atreví a decirle.

—Gracias. — Le dije y después me fui corriendo antes de que me respondiera.

Me sentía humillado por necesitar que alguien me defendiera, pero daba igual, sí tenía clase.

Pasaron los días y cuando la veía me alegraba el día, pero un día estaba en la cafetería y me puse a verla sin que se diera cuenta, como siempre Travis decidió volver a molestarme.

UltraHumanos; México Corrupto  [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora