Capítulo 22. Verdad

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Ante esas palabras, el hombre reforzó su resolución, recuperando el coraje digno de un soldado que había mirado la muerte a los ojos muchas veces en el campo de batalla.

Cuando Lith le permitió hablar, ya no estaba asustado.

—Soy un caballero, ¡mi honor está con mi señor! Jamás traicionaré su confianza, ¡sucio mestizo!

—¡Vaya, eres bastante útil! Gracias a tu amigo allí, ya sé que hay un Lord detrás de la emboscada. Pero creí que ustedes eran simples mercenarios. ¿Me estás diciendo que en realidad son caballeros? ¿Quizás su guardia personal?

Reconociendo su error, el caballero se mordió la lengua, literalmente, intentando morir antes que dejar algo más salir de su boca.

—¡Tsk, tsk! ¡No tan rápido!

Lith lo paralizó de nuevo en su lugar, forzando sus dientes lejos de la lengua antes de sanarla con magia de luz.

—Eres mucho más tonto de lo que pareces. —Lith nunca dejó de sonreír, hablándole en la forma calmada y serena que una madre usaría con un niño pequeño.

—Lo voy a deletrear para tí. Ni siquiera la muerte puede salvarte de mi. Puedo hacerte pedazos, pieza por pieza, y luego ponerlas juntas de vuelta, como la marioneta de carne que eres.

Los ojos de Lith perdieron todo rastro de humanidad, su voz exudaba solo odio y rabia.

—Pero si es dolor lo que quieres, puedo darte bastante.

Lith apretó los puños, y de pronto el caballero sintió su región inferior exprimida y aplastada, como en una prensa. Los ojos del caballero se llenaron de lágrimas, su boca solo era capaz de emitir sonidos de gorgoteo.

Lith soltaría el agarre de vez en cuando, dándole un poco de alivio, antes de torcer y girar su mano y, así, la ingle del caballero.

—¿Estás listo para hablar? —El caballero aún sentía tanto dolor que apenas podía entender sus palabras—. ¿No? No hay problema, justo quería probar mi nueva y mejorada Plague Arrow. {Flecha de plaga.}

Después de que un rayo de oscuridad golpeara al caballero en el pecho, Lith lo liberó del agarre de Puppet Master, dejándolo desmadrado en el suelo. {Amo titiritero.}

—Uno.

Antes de que el caballero pudiera empezar a buscar su arma, se encontró a si mismo temblando de frío, mientras sus dientes castañeaban incontrolablemente.

—Dos.

Terminó haciéndose un ovillo, abrazándose a sí mismo intentando encontrar un poco de valioso calor.

—Tres.

De repente, el frío se fue, el caballero comenzó a sudar a chorros. Se sentía terriblemente caliente, como cuando había sido forzado a permanecer en guardia por horas bajo el abrazador sol del verano.

—Cuatro, cinco.

Sintió que se sofocaba, así que se arrancó la camisa, jadeando por aire. La garganta del caballero estaba tan seca, que comenzó a tragar puñados de nieve, agradeciendo a los dioses por el fresco alivio.

—Seis, siete.

Entonces fue como si su sangre hubiese comenzado a correr en reversa, todo su cuerpo cubierto de dolor. El mundo entero se había convertido en el enemigo del caballero. El suelo lastima a su piel, la nieve su garganta, la luz sus ojos. No había una posición segura que pudiera encontrar, solo podía cambiar de una tortura a otra.

—Ocho, nueve.

Las venas del caballero estaban llenas de veneno, su propia saliva tenía sabor a ácido. El caballero comenzó a vomitar sin control, hasta que nada excepto bilis quedaba en sus intestinos.

Mago Supremo: Volúmenes 1-3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora