Capítulo 44. Caída de la Oscuridad

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Esa larga conversación había sido bastante agotadora para Lith, agregando un nuevo peso a su carga. No por la información que adquirió, en general sintió que sus oportunidades todavía eran bastante buena con o sin una academia.

El único ajuste a sus planes fue que después de unirse a la Asociación Mágica como miembro del círculo externo de facto, un mago rebelde, necesitaría acumular méritos tan pronto como pudiera, para conseguir un aprendizaje con un buen Forgemaster.

Los méritos normales no le harían ningún bien, necesitaba aquellos que pudiera ganar como magui, sirviendo a la Asociación Mágica lo mejor que pudiera.

El único problema real con su situación actual sería pudrirse por cuatro años más, como la proverbial rana en el pozo.

La razón por la que Lith se sentía tan deprimido era que finalmente se dio cuenta de cuánto habían invertido sus amigos en él, no solo en términos de dinero, sino también de tiempo, pasión y esperanzas.

No era el fracaso lo que le preocupaba, sino el hecho de que con su actitud descarada e indiferente, había herido sus sentimientos, tratando todo el asunto como una broma. Lith tuvo que admitir que en sus zapatos, se sentiría como si hubiera lanzado perlas a un cerdo durante años.

Claro, el Conde Lark no era tan crítico como él, pero Lith podía ver lo profundamente que le importaba y lo herido que estaba después de la última reprimenda.

Fue la primera vez que Lith sintió que al haber ganado una discusión, en realidad había perdido la guerra.

Pero aparte de dudar, no había mucho que pudiera hacer en ese momento. Entonces, se prometió a sí mismo reconsiderar todo con un nuevo par de ojos si surgía la oportunidad, y decidió pasar a un problema más urgente.

Lith aún tenía que resolver sus problemas con magia de grado cuatro, y preguntarle a Nana estaba fuera de discusión. Le revelaría demasiado, exponiendo cuán profunda era su comprensión de la magia, a pesar de ser autodidacta.

La única carta que le quedaba por jugar era pedir ayuda a su amigo, Ry el rey en el oeste de los bosques de Trawn. Gracias a su mana core cian, Lith le tenía menos miedo, y durante los últimos años habían desarrollado una relación extraña.

Lith lo usaría como un confidente, en ocasiones pidiéndole consejos sobre magia de fuego y viento, los dos elementos que Ry podía usar. A cambio, Lith lo ayudaría con los problemas en la zona este del bosque.

Después de la muerte de Irtu, no había una bestia mágica lo suficientemente fuerte como para ocupar su lugar y, de vez en cuando, la lucha por el poder entre las distintas facciones afectaría el equilibrio del bosque.

En esas situaciones, la Plaga [Scourge. Recuerden que este es el apodo que las bestias mágicas le han dado a Lith. También puede significar azogue, látigo o castigo.] y el Protector se daban la mano para obligar a las bestias mágicas a una tregua.

Por el momento, la magia falsa de grado cuatro era un cuello de botella mental que ni él ni Solus podían superar. A pesar de poder lanzar todos los hechizos que había encontrado en los libros del Conde, seguían sin tener sentido para él.

Era algo inaceptable, que se comía a Lith por dentro.

Siempre había odiado los acertijos, a menos que fuera él quien los diera.

Lith casi había llegado a casa cuando percibió un olor familiar.

-¿Qué diablos estás haciendo fuera del bosque? Si alguien te ve, podría desencadenar una caza de brujas. Lo último que necesito ahora es que tengas una recompensa sobre tu cabeza y yo tenga que explicar por qué no estoy interesado.

Mago Supremo: Volúmenes 1-3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora