Capítulo XXIX "Lobito "

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En el cómodo y acogedor sofá que por algunos años de uso se a echo blando,con su color original; verde obscuro. Es agradable estar aquí ,sabes, ninguna persona que me diga a diario que lo que estoy haciendo está mal, un amigo, solo necesitaba uno que me entendiera y ese mismo es el pestañas largas.

Se escucho su sonrisa en lo alto, se acomodo en el sofá y abrió sus ojos con una amplia sonrisa.

-Se que estoy para babear pero quita esa mirada o pensare otra cosa - arqueo su amplia ceja haciendo que yo le hiciera también.

Río a carcajadas a lo que mis ojos se cerraron, le di unas palmadas acogedoras en su cabeza acabando de reírme.

-Lo siento - limpie una "lágrima"-sólo estaba pensando no lo pienses mal.

Se levantó de su anterior posición muy rápido y se acomodo a un lado mio,muy cerca de mi, tomo mi mano la observó por unos momentos. Mientras yo estaba viendo su acto.

-Se que están bonitas pero no pienses en otra cosa - se la regrese con astucia.

Paso unos segundos para darse cuenta que lo que decía era una broma luego mostró sus blancos dientes en forma de una agradable sonrisa pero sin soltar mi mano, la palmeo con su otra mano luego las entre lazo.

-¿Que quieres hacer?-ingirió.

Lo mire clavando mis colmillos en mi labio inferior. Si no fuese que mi cuerpo sanara rapido; tendría bastantes cortadas en ellos.

-Creo que no te has cansado - me acurruco en el-lobito-solte una diminuta risa para luego esconderme en su regazo.

-Graciosota - plantó un beso en mi cabeza.

Más atrás...

-A qui hace calor - dijo y se retiró su camisa.

La tome y la hice una bufanda.

-Damela-rio caminando hacia mi asiento de la cocina- es mi favorita.

Camine aún con la camisa en mi cuello bailando hacia la estufa, el me sigue negando al ver como me movía con gracia.  Deje la favorita en la mesa que estaba bien adornada - con una lámpara elevada,unos cuantos cubiertos con unos moños muy coquetos, unos manteles de madera con platos con dorado en ellos y un juego de vino colocado delicadamente en protector-. Tome las tijeras de cocina de los cajones de esta.

El la tomo - su playera- rápidamente alertado.

-No le voy a hacer nada a tu favorita - dije graciosamente.

Elimine mis atuendos, quedando en una lencería negra; formaban perfectamente las curvas que tenia aparte Jos me veía muy coqueto.

Corte mis pantalones quedando en unos cortos, también corte mi blusa dejándola desnuda de los brazos. El me miraba con ojos de 《estas loca》-sólo un poco lo soy-.

Los deje donde antes estaba la playera de el.

-¿No te los vas a poner?-negué.

-Yo también tengo calor - corrí a lo que el también hizo.

Al escuchar la música en toda su casa, me moví con el hasta quedar en un viejo sillón. Respirando, fui por un vaso de ese líquido rojo y espeso.

-Ponte tu ropa - dijo cansado- no es que no me gustes así- se acomodo - pero podrían llegar alguien mas.

Hizo su mejor puchero hasta que accedí y ahora estoy con mi nuevo atuendo.

...

-Me voy - avise a lo que el asintió-.

Camine otra vez, con mi chaqueta ya puesta, unas miradas se posaron en mis piernas desnudan - no me sorprende-. Llegue con alegría a su casa,¿ya llegaría? me pregunté. Abro sin hacer el mínimo ruido en la puerta blanca de esta.

Subo escaleras y efectivamente aquí está. Miro su palma por si había una marca en ella, espero y que si.

-Hola guapo - dije colocando me en el marco de la puerta con mis brazos entrelazados.

Cerró su puño al notar ni presencia.

-Aún tienes el descaro de venir - se levantó.

-Si,bueno - entre a su habitacion- al menos yo no tengo ego, por que alguien, no puede aceptar que hizo mal.

-Te lo dije lo mal que me siento y¿ tu que haces?-mostró su mano - me encajas un tenedor.

Reí al verla, no se había curado del todo y eso me ponía...feliz.

-Te extraño Cosseth - declaró.

Lo mire raro. Pero, yo también lo extrañaba. ¿¡Que?! Acabo de decir. Como lo presentía están volviendo. De echo, ya están conmigo otra vez.

-Yo tambien - dije.

Su emoción era notoria, me beso.

Algo había tornado de repente haciéndonos sobre saltar. Corrimos hasta las llamas. La ira me apoderó, cierro mis puños sangre corría de ellos. Camino hasta la persona en el árbol. Lo tomo del cuello. El sostenía una nota que después la tome doblando la.

-¿¡Por qué?!-lloro sobre su cuello.

-

Esto no es un simulacro |Jos Canela & Alonso Villalpando|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora