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Había dormido poco esa noche ya que la pesadilla de la noche anterior se había repetido incansablemente. Había dado vueltas en la cama intentando conciliar el sueño, mas nada le causaba cansancio. Sentía que si cerraba demasiado sus ojos esa imagen iba a volver a aparecer y a su vez, atormentarlo

Un tono. Dos tonos.

Sujetó el celular, el cual había acomodado en la pequeña mesa al lado de la cama en la noche en medio de su insomnio.

-¿Yoongi, dónde estás? Las clases ya comenzaron y veo tu sitio vacío.-cuestionó la voz tan conocida para él .

-Buenos días, Nam.-saludó el pelinegro con ironía, mientras se sentaba todavía envuelto en las frazadas para estar más cómodo.

-¿Desde cuándo eres tan educado?-soltó una risa burlona mientras que el contrario giró los ojos.

-No iré.-afirmó.-Ayer no dormí prácticamente nada, así que... me quedaré a descansar hoy.-escuchó un suspiro por parte de la persona al otro lado de la línea.

-¿Y tu madre no dirá nada?-preguntó Namjoon con preocupación.

En ese momento el miedo se instaló en el cuerpo de Yoongi. Había olvidado por completo que su madre entraba cada mañana a revisar si ya había dejado todo en orden.

"La cama perfectamente arreglada y todo en su lugar.", recalcaba siempre. Le encantaba el orden tanto como la idea de que su menor hijo consiguiera novia.

Bufó, ahora su madre se convertiría en un nuevo dolor de cabeza, mas no habia tiempo de pensar en eso, debía idear una manera de que ella no entrará a la habitación.

Simplemente no podía asegurar la puerta ya que ella tenía llave, tampoco podría esconderse debajo de la cama porque ella revisaba todo el lugar. ¿Qué haría?

-¿Yoongi sigues ahí?-la voz de su madre se aproximaba más y más.

¿Responder o permanecer en silencio? Era un gran dilema. Debía admitirlo, cuando su progenitora no era la cómica y divertida persona de siempre, su lado escalofriante en el que parecía un monstruo con ganas de comer lo aterraba, tal vez incluso más que la imagen de la persona en el árbol. Le daba pavor saber que estaba tras esa puerta y apenas la abriera y lo encontrara su ceño se frunciría, sus ojos se llenarían de furia, su boca convirtiría en una línea y sus manos se estrellarían en...

-Min Yoongi, sé que estás metido en tu habitación sobre que hoy tienes clases.-ya había empezado a enfurecerse y el mencionado aún no había ideado ningún plan que podría salvarle la vida.

Una idea cruzó su mente, volvió a meterse entre las sábanas esperando a que ella entrase. No sabía si lo que había pensado iba a lograr salvarlo, pero no tenía otra salida.

»-Yoongi ya sabes perfectamente que...-regañó entrando estrepitosamente en la habitación mientras el de hebras oscuras estaba oculto entre las sábanas mirando la expresión gruñona de su mamá a través de un pequeño agujero.-Con que faltando a la universidad ¿No?-dijo aguantando las ganas de moler a su hijo a golpes, si las miradas mataran seguro ya estaría 100 metros bajo tierra.

-Me sentía muy mal.-se quejó soltando un quejido de dolor para que su malestar sea más creíble.

-Yoongi ya sabes perfectamente que...-regañó, pero no pudo terminar la frase al ver que su menor hijo estaba en cama en vez de estar sentado en un aula prestando atención.-Yoongi...-susurró intentando controlar su ira a la vez que frotaba el puente de su nariz y cerraba sus ojos.

-Mamá... me siento muy mal, creo que... tengo fiebre.-mintió con una mueca de dolor para que su falacia sea más creíble. Sabía que su madre era muy exigente con la universidad y con todo lo que tuviera que ver con esta.

Honey in my moonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora