Jamás había sentido tanto hormigueo en mi cuerpo, podía sentir como el aire que respiraba iba arrasando cada una de mis terminaciones nerviosas, como una electricidad que recorría mis brazos. Cuanto más bajaba, notaba mis pechos endurecerse, me dolían y sentía escozor con el propio roce de mi camiseta.
El trazo de su mano me ardía, aquel sitio por el que pasaba se quedaba frío y caliente a la vez, anhelando ese roce, mi estómago se contrajo haciendo que expulsara todo el aire cuando sus dedos bajaban entre mis pechos, lo hacían suave, como las gotas de agua que caen por el cuerpo en la ducha, mi respiración era menos profunda, mis pulmones no tenían fuerza, respiraba rápido pero cogiendo muy poco aire. Un profundo temblor inundó mi vientre cuando ella acarició mi ombligo. Ahora respiraba como si hubiera hecho una carrera por toda la casa, mis nervios me hacían respirar así, de agotamiento y excitación.
Cerré los ojos concentrándome en ese roce. Vi algo maravilloso, primero esos ojos azules, con sus peculiares pupilas grandes, al lado de ellos caían ciertos mechones rubios y rizados. Más abajo había unos labios rosados no muy grandes, con su peca que los adornaba. Y una perfecta sonrisa iluminando el cielo y la tierra. Era Helena. La veía al cerrar los ojos, más hermosa que nunca.
Mi respiración ahora era más agitada pero de incomodidad, ahora no quería que Laura me tocase, sentía que la traicionaba a ella, después de todo seguía amándola. De golpe un asqueroso olor inundó la habitación.
- ¡¡¡Ohh Ellen!!! –protesté tapándome la nariz creando un sonido en mi voz gracioso, el cual Laura se rio con ganas.
- No es para tanto.. –murmuró sin problema.
- Espera a que te llegue. –con la nariz tapada aun, cosa que le causó más risa.
- Gggmmm.. –protestó ahora ella cubriéndose con la manta, ahora me reía yo de ella.
- ¡Ahora si eh! –soltaba entre carcajadas.
Estuvimos rato hasta que ese olor desapareció, al menos reíamos sin parar, creando un ambiente agradable. Su risa era dulce, como ella. Podría ser ella a quien amase y no Helena.
Estaba a gusto con ella pero me sentía sucia si me tocaba, aunque en el fondo lo deseara, ya había vuelto Helena a mi cabeza.
Por suerte Ellen se puso entre ambas a dormir y las dos dormimos abrazadas a ella.
Estaba más cómoda de ese modo, aunque ella me acariciaba el brazo suavemente, el que estaba encima de la perra. Dormimos plácidamente y como dos troncos.
Por la mañana el sol inundó la habitación, siempre dormía con la persiana abierta, me gustaba la luz de la luna.
Llamaron a la puerta.
- ¿Si? –dije abriendo la puerta.
- Buenos días Clau. –sonrió amablemente Caroline, era mi trabajadora pero nos tratábamos como dos amigas-. Me he tomado la molestia de haceros el desayuno. ¿He hecho bien? –buscó mi aprobación.
- ¿En serio? ¡Eres la mejor! –le di un beso en la mejilla.
- Disculpa lo he dejado en el ascensor por si de caso. –se retiró en su busca y volvió con el desayuno perfecto.
- Gracias de verdad. –le agradecí con ternura.
Entré yo misma con el carrito en la habitación. Laura seguía como un tronco. El desayuno era típico de mis ancestros, como francesa que yo era por parte de madre. Típico de París.
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Estudiando Inglés
RomanceUna profesora, muy seria, sin empatía creará un torbellino de emociones en su alumna. ¿Conseguirá conquistar el corazón sin sentimientos de su profesora? ¿Se jugará el cargo de profesora por una aventura? Un viaje escolar podría cambiar muchas cosas.