Capítulo 25

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Claudia

*Flashback*

Miraba aquel papel, con la dirección suya, me tentaba a ir a verla. Mi pecho estaba oprimido, mi corazón latía de forma arrítmica, me faltaba el aire y un profundo sentimiento de desesperación me invadió el pecho.

En un acto de valentía, salí de casa con aquel papel, dejando a Caroline a cargo de los cachorros. Me subí al coche y me fui sin más directa a esa dirección.

Tras un largo rato para aparcar cerca de esa zona, conseguí llegar al portal, la puerta estaba abierta, por lo visto estaba el cartero echando las cartas a los buzones y no había cerrado. Subí dos pisos hasta que llegué frente a su puerta. No me atrevía a llamar, estaba nerviosa y me sudaban las manos.

Repentinamente me llegó una fuerte y penetrante oleada de olor corporal mezclado con su perfume y como una rata estaba dispuesta a entrar en la ratonera y quedarme atrapada allí.

*DING-DONG*

Llamé al timbre. Me retoqué rápidamente el pelo y la ropa por encima. Escuché unos pasos que se acercaban hacia la puerta, acercándose a mí.

Se abrió la puerta.

Y espontáneamente se me paralizó el corazón por unas milésimas de segundo.

- Hola Claudia, que alegría verte. –su voz dulce resonaba en mi mente, su cabello pelirrojo estaba húmedo, tan solo llevaba un albornoz blanco que la cubría.

- ¿Tú? –pregunté confusa, sus mejillas estaban rojas y sus pecas resaltaban aún más, sus ojos verdes reflejaban una profunda satisfacción.

- Sí, yo cariño, ¿quieres pasar? –preguntó mientras se hacía a un lado permitiéndome entrar.

- ¿Quién es? –escuché su voz, sonaba muy alegre.

- No, Annie. Mejor me voy, disculpad mis molestias.

- Claudia, no, no. –escuché a Annie chillando mientras yo me iba escaleras abajo corriendo.

- ¿Cómo Claudia? –escuché a Laura-. ¿Dónde está? –su voz sonaba más y más lejos a medida que me iba.

Llegando al portal para salir, escuché como alguien bajaba corriendo detrás de mí.

- ¡Claudia espera! –murmuró acelerada, lentamente me di la vuelta. Me detuve observándola, solo llevaba una camisa de talla grande que le llegaba poco más allá de las nalgas, realmente estaba sexy, despeinada, con la respiración agitada, muchos recuerdos sexuales con ella vinieron a mi mente, pero repentinamente una grotesca imagen pareció golpearme en la mente, las veía a las dos, en la ducha, el agua caliente resbalando por sus cuerpos desnudos, tan suaves, dándose esos besos húmedos y suaves como terciopelo, si no fuera por mí, seguirían allí..

- Tranquila, solo quería hablar por si estabas mal. –me aclaré la garganta y hablé lo más serena que pude-. Pero si estás bien, perfecto. –fingí la mejor sonrisa que podía y me di la vuelta de nuevo.

- Espera. –me agarró del brazo, su mano estaba caliente, el camisón se le estaba pegando al cuerpo que todavía seguía un poco mojado-. No es lo que crees.

- Laura. –la miré de nuevo-. Ey, no pasa nada, olvidémoslo todo, con el tiempo podremos quedar de nuevo e ir vosotras como una pareja.

- Me fui por ti, no te estaba dando lo que querías, pensaba en ti y en Helena, juntas... me agobié, le conté todo a mi compañera de trabajo y decidimos hacer correr el rumor de que estábamos juntas para así poder hacerme a un lado y dejarte vivir.

Estudiando InglésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora