OCHO.

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Los dos alfas despertaron de buen humor en la mañana, pero eso había desaparecido cuando no encontraron nada que comer en la cocina, Louis le había dado una mirada avergonzada al alfa, cuando no encontró nada que darle de comer, así que Louis y H, habían decidido que sería buena idea ir a comprar suministros al mercado y de paso desayunar en el pueblo. Así que los dos se alistaron y salieron como a las nueve de la casa.

Louis no vio a su primo por ningún lado, ni a su tío, (lo cual agradecía). Así que cerro la puerta con el candado y camino al lado de H, que parecía bastante contento de salir con él.

— ¿Tienes frío?—preguntó H, al verlo frotar sus manos.

—Un poco.

—Yo puedo calentarte—dice con una sonrisa de lado, haciendo que Louis abriera los ojos como platos.

Hace dos días, que había sido lo del beso, los dos alfa no habían hablado sobre eso por la incomodidad que sentían, pero el afecto, los nervios, y el deseo hacia el otro seguía ahí. Incluso H, había sido un poco atrevido y le había estado robando besos a Louis cuando nadie los veía, haciendo que el pequeño alfa se pusiera de los nervios.

—Cállate, alfa tonto—le dice dándole un pequeño golpe en el pecho. El alfa sonríe de nuevo y agarra su mano para luego entrelazarla con la suya.

—No pienses cosas malas, yo solo sugería tomarte de la mano—murmura inocentemente. Louis solo voltea los ojos.

Louis casi habla con su prima Olivia sobre lo sucedido (o lo que estaba sucediendo), pero sabría que la omega se volvería loca de la emoción, no sabía porqué la omega parecía poner tanta insistencia en que estuviera juntos.

Los dos alfas se dirigen al mismo restaurante del otro día a desayunar, abren la puerta del establecimiento, y el rico aroma de la comida los recibe a los dos, haciendo que se miren sonriente. Se sientan en una mesa cerca de la ventana, a esperar que los atiendan.

—Hola. ¿Qué desean?—pregunta una alfa, que no parecía muy feliz de estar ahí.

Louis y H se miran a los ojos y hacen una mueca graciosa, que la alfa no pasa desapercibida y los mira con los ojos entrecerrados.

—Solo danos... el desayuno especial—le sonríe Louis.

—Uh, Louis, ¿podemos tener malteadas?—pregunta H emocionado.

—Y dos malteadas—dice finalmente.

La alfa les da una sonrisa súper fingida que hace reír a los dos alfas, luego se va.

—Esa chica irradia alegría—ironiza Louis, dándole una mirada a H, el alfa le sonríe tontamente.

Cuando terminan de comer, Louis obviamente paga, con el estomago lleno y mas felices llegan al mercado, H caminaba de un lado para otro mirando todo emocionado, feliz de haber salido de la casa, cuando veía algo que parecía interesante lo tomaba entre sus manos y lo miraba un rato, luego le preguntaba a Louis con ojos suplicantes si lo podían comprar. Louis era débil a esos ojos y no se podía negar.

Después de un rato de estar comprando cosas necesarias para la casa, el alfa pequeño vio a lo lejos un puesto donde vendían helados, así que se le ocurrió que podría comprar uno para H y para él.

—H—lo llamó, este voltea y le regala una sonrisa. — ¿Quieres un helado?

—Si... —murmura indeciso. —Pero, ¿aún te queda dinero? No quiero que gastes demasiado en mí—expresó algo avergonzado.

—No te preocupes por eso, tonto—le pasa un brazo por los hombros y lo guía hasta el puesto helados. — ¿H, de qué sabor quieres? —pregunta una vez están ahí.

There's No Place Like Home [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora