DIEZ.

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En el terminal, los dos alfas estaban nerviosos e inquietos. Hace diez minutos que habían bajado del autobús y ahora no tenían idea de a donde ir.

Los dos alfas no sabían cómo continuar ahora, el terminal era inmenso y había un montón de personas caminando de un lado a otro, y ellos nos sabían a quien preguntarle por una alguna indicación.

Claro que Harry se sabía la dirección de su propia casa, pero no sabían cómo llegar ahí. No tenían ningún teléfono para llamar a alguien y la gran cantidad de personas en el terminal lo estaba abrumando a los dos.

Salen del terminal hacia la calle, donde la carretera estaba dominada por todo tipo de autos, algunos extravagantes y hermosos, otros clásicos y viejos. Al otro lado de la calle, ven una fila de taxis, así que Louis rápidamente toma el codo de Harry y cruzan la carretera.

Se acercan a uno de los taxistas que estaba apoyado en su taxi blanco con los brazos cruzados.

—Hola—murmura Louis nervioso, llamado la atención del alfa. — ¿Nos podría llevar a esta dirección? —el pequeño alfa le enseña un papelito donde H anteriormente había anotado donde estaba su casa.

—Sí—asiente el señor seriamente. —Pero está lejos, les saldrá algo caro—levanta las cejas como cuestionando sin aun así querían ir.

—Sí, sí, está bien—Louis hace un ademán con la mano. —Vamos H.

El alfa reacciona, ya que antes parecía estar en piloto automático, y mira a Louis para asentir fervientemente. El taxista abre la puerta a los alfas y esto entran algo inquietos, se acomodan los dos en el asiento trasero, mientras el conductor encendía el auto y se disponía a conducir.

H se acomoda mejor, poniendo su mochila en sus piernas, estaba tan nervioso; no sabía que le esperaría cuando viera a su familia de nuevo, pero esperaba que entendieran y que todo salga bien.

Mira al pequeño alfa que iba maravillado mirando la ciudad, su frente prácticamente estaba pegada al vidrio de la ventana, H sabía que Louis siempre había añorado venir, la ciudad era inmensa y grande perfecta para que Louis se quedara. El alfa solo podía mirarlo con una sonrisa en sus labios.

Si al pequeño alfa parecía gustarle tanto la ciudad como parece, tal vez aceptaría quedarse con él. ¿No?

Los dos alfas pasan una hora entera sentados en la parte trasera del taxi tratando de entretenerse, ya sea con la música que había puesto el conductor o comentando sobre lo que veían en la calle. Hasta que al fin llegan a la casa del alfa de rizos, Louis le paga al conductor con el poco efectivo que le quedaba, y se bajan una vez hecho.

El lugar era... Louis solo podía pensar que era hermoso y llamativo, estaba ubicado en una montaña, todo lo que estaba alrededor eran residencias grandes y hermosas. Y la casa... era gigante desde afuera, sabía que era hermosa aun cuando ni siquiera había entrado.

Mientras el taxi se iba, H le toma la mano al pequeño alfa dándole un fuerte apretón buscando un poco de su apoyo y calor. Estaba tan nervioso.

—Todo estará bien H—le asegura con una sonrisa.

Aunque Louis mentiría diciendo que él no estaba nervioso, porque lo estaba, no sabría cuál sería la reacción de las personas que estaba a punto de conocer, pero esperaba que fuera buena.

—Sí, contigo a mi lado nada puede arrastrarme hacia bajo—dice el alfa, haciendo que Louis avergonzarse un poco.

Caminan el pequeño camino que lleva a la puerta, y se quedan quietos una vez llegan ahí.

—Eres un cursi—susurra Louis, mientras niega con la cabeza

Tocan el timbre y esperan pacientemente a que alguien les abra, después de unos minutos sin nadie abrir la puerta se miran a los ojos algo confundidos ya que ni siquiera se escuchaba ningún ruido desde adentro, Louis vuelve a tocar de nuevo para asegurarse.

There's No Place Like Home [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora