Ese día llegue a casa a buscar como quitar una mancha de café, decía que era difícil pero no imposible por lo que decidí dejarlo en manos un profesional, es decir, mi madre. Cuando se lo pedí parecía un poco extrañada, después de todo el sweater no era mío por lo que me pregunto de donde lo había sacado,a lo que solo respondí:
"Es un preciado regalo de cumpleaños"
A la semana siguiente estaba decidido, no importaba que me llamaran la atención, ni que estuviese prohibido usar cosas de color en la escuela, lo usaría sin importar que, necesitaba ese calor, necesitaba recortarme que aun existía una pequeña calidez en mi que debía proteger, además el color quedaba bastante bien con el color oscuro del uniforme.
No esperaba encontrarte, en realidad quería y a la vez no, después de todo estaba usando el sweater que podría considerarse "desechado" por ti, pero a la vez quería poder volver a hablar con aquel amable desconocido.
El destino a veces puede ser muy desgraciado, pero otras puede ser muy amable, esa vez lo tomé como que era algo bueno. Tras encontrarte en uno de los tantos pasillos de la escuela las cosas comenzaron a cambiar, mi vida comenzó a cambiar, sabia que no dejarían de golpearme, ni que dejaría de tener que ocultar las moraduras y lesiones en mi cuerpo, pero si sabia algo, ya no habría más frío... o eso creía.
Paso un buen tiempo en que compartimos, hablábamos en la hora de almuerzo, nos íbamos juntos a casa de vez en cuando, compartíamos un café en tu sala en los resecos, además tu grupo me había recibido muy bien, escapar a su salón y estar junto a ti era mi forma de afrontar las cosas, de escapar de mi día a día... de conseguir más de esa calidez... tu calidez.
Pero las cosas buenas no duran por siempre. Recuerdo que fue un lunes luego de un fin de semana donde me contaste fuiste a una fiesta de un conocido, me dijiste que conociste a una chica, muy linda, muy divertida e inteligente. En ese momento no me percate de que mi piel comenzaba a helarse nuevamente.
Pasaron las semanas hasta que llego la fatídica noticia, mientras tomábamos nuestro habitual café juntos me lo dijiste sin darle mucha importancia, tan solo con la emoción que podía notar en tu voz... habías comenzado a salir con esa chica. En ese momento me dí cuenta de algo, de que no solo deseaba calidez, deseaba tu calidez, deseaba tu cariño... te deseaba a ti.
Las cosas lentamente comenzaron a cambiar, ya no eramos tu y yo la mayoría del tiempo, si no eras tu, ella y el nuevo violinista. Pero no podía alejarme, no quería alejarme, aunque tan solo me consideraras uno más de tus amigos, aunque no fuese nada especial, quería seguir a junto a ti, poder sentir aquel suave aroma que me recordaba las tardes tranquilas leyendo junto a un café leche, escuchar tu risa estridente cada vez que alto te emocionaba, que me mostraras canciones nuevas de vez en cuando, que hablaras rápido cuando un tema te gustaba, compartir el tiempo del receso, almorzar junto a tus amigos en la cafetería, que nos turnáramos para a quien ir a dejar primero a la salida de la escuela... tan solo poder tenerte cerca.
Era doloroso, no lo negare, ver como la mirabas con dulzura, con amor, con una mirada que jamás estaría dirigida hacia mía. Después de todo ¿quien era yo? no tenia amigos, vivía siendo acosado, no tiene ninguna gracia, nada interesante y para rematar, era un chico. No estaba seguro si pudieses enamorarte de chicos, pero aunque fuese así no era nada comparado con cualquier de los chicos de la escuela y menos comparado con ella.
Pero al dios todopoderoso o quien sabe que hay allá arriba le encanta divertirse con uno. Recuerdo que ese día estaba aburrido y solo en casa, no sé por qué se me ocurrió llamarte, otras veces ya habías ido de visita, luego de descubrir que no vivíamos demasiado lejos uno del otro. Así que llame, no sabia que decir en realidad, no me gustaba hablar mucho por teléfono así que cuando contestaste con su linda voz solo atine a reírme y hacer la invitación sin más. Me animo mucho cuando tu respuesta fue un sí sin pensarlo demasiado, tenia muchas ganas de verte y pasar una tarde tranquila junto a la mejor compañía.
Paso un tiempo hasta que sonó el timbre, estaba emocionado por lo que salí rápido a recibirte y pude ver que habías traído de los pastelitos con crema que había dicho que me gustaban la semana anterior. La tarde paso tranquila como siempre, entre charlas, música y lectura. Si había algo que me gustaba es que aunque solo estuviésemos juntos compartiendo un espacio en común y buena música, no parecía molestarte en lo más mínimo si me ponía a avanzar un poco la lectura.
Pero había algo que te gustaba hacer para molestarme mientras leía y eso era tomarme fotografías con filtros tiernos o ridículos, en realidad no me molestaba, pero me ponía nervioso pensar que tendrías fotografías mías en tu galería, pero siempre te negabas a borrarlas, decías que eran fotografiaras memorables que debías guardas para la posteridad y siempre luego de ese comentario, comenzaba una pelea que terminaban con alguno despeinado, sin aire por las cosquillas o con el celular en el suelo. Pero esa vez no fue así, entre cosquillas y risas de un momento a otro termine sobre tu pecho, era algo normal, había sucedido otras veces, pero había algo en aquellos ojos, no sé que era pero no pude desviar la vista de ellos hasta que de un momento a otro... mis labios fueron sellados por los tuyos.
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-.Sky Blue Sweater.- Markson
Teen FictionUn choque entre dos vidas, un chico de piel fría, un joven de cálido carácter, una mancha de café y un sweater color cielo.