-Jackson 4-

140 25 1
                                    

Ese día después de clases saldría con mi novia, pero eso era lo de menos en este momento, debía cuidarlo, eso era lo importante, nada ni nadie más. Logre que lo dejaran irse a casa y que mis padre aceptaran mi salida para acompañarlo. Fuimos en bus para llegar lo antes posible, el seguía con la vista perdida, sus ojos estaba rojos de tanto llorar, se veía tan indefenso y desprotegido, me preguntaba si estuvo igual momento antes de nuestro primer encuentro... llorando como un pequeño niño sin nadie que lo protegiera. La ira cada vez iba apoderándose más de mi cuerpo, no podía creer que alguien hiciera eso y en especial, ¿por qué harían algo así y en especial contra él?.

Cuando llegamos a casa el solo se saco la chaqueta que le preste antes de salir del baño, no quería que alguien lo viese así, ya que se negó en todo momento a sacarse el sweater, a pesar de estar roto. La casa estaba vacía como la gran mayoría de las veces que fui, pero esta fue a diferencia de estar en la sala de estar o en el comedor el tan solo siguió caminando hasta lo que parecía ser su habitación. Nunca antes había entrado a ella, no había motivo para ello, nos bastaba con la casa vacía y poder pasar toda la tarde en el sillón. El entro y yo lo seguí por detrás, no lo dejaría solo, menos después de los sucedido y sin respuestas aun.

Su habitación era como podía imaginarla, paredes color gris muy claro casi blancas, el techo era color blanco albo con pequeñas nubes celestes pintadas con acuarelas al parecer, una pequeña ventana que daba hacia la calle, tres estanterías llenas de libros además e un escrito con una laptop y un cama con un cubre cama color azul rey.

Apenas entremos cerré la puerta tras mío y lo observe mientras se sentaba a lo indio en su cama, no sabia que decir, mucho menos que hacer así que solo opte por acercarme tranquilamente y sentarme de la misma forma que estaba él sin dejar de mirarlo. Su mirada estaba fija en sus manos mientras jugaba con ellas, la ventana estaba abierta por lo que entraba una briza fresca desde el exterior. Como todo lo que hacia años atrás no estoy seguro que me hizo acercarme a él, pero lo hice sin darle demasiadas vueltas, la briza que estaba era demasiado fresca para él que tan solo estaba usando una camiseta y un sweater lleno de agujeros. Lentamente comencé a colocar mis manos tapando los agujero que podía ver, no se que intentaba, solo quería tapar cada uno, desde el más grande hasta el más pequeño, quería evitar que la fría briza hiciera temblar su cuerpo más de lo que su propia llanto ya hacia. Su mirada de apoco fue siguiendo el paso de mis manos por su cuerpo, no decía nada, no movía nada más que su mirada para seguir mis manos. Lentamente fui subiendo por el rastro que había dejado aquella persona mientras destrozaba aquel sweater junto con el corazón del chico, de arriba hacia abajo, sin dejar del cálido tacto a ninguno de ellos, casi estaba contando cada uno a mi paso, un leve toque de mis manos para mantener el calor, creía fielmente en que si pudiese tapar todos aquellos agujeros él dejaría de llorar, las lagrimas no volverían a aparecer en su lindo rostro nunca más...tan solo debía cubrir cada uno de esos agujeros.

Sin darme cuenta ya no habían más agujeros por contar, no habían más agujeros por entibiar, solo sus ojos sobre mis manos y ellas en su cuello. Recuerdo que nuestras miradas se encontraron y ya no había vuelta atrás, sus manos estaban en mi cuello, podía sentir el escalofrío recorrer mi cuerpo, estaba helado, necesitaba que volviera a ser tibio, que sintiera la calidez que sentía en mi estomago cada vez que me sonreía, cada vez que estaba cerca, cada vez que nuestras manos rozaban, cada vez que sentía su aroma cuando lo abrazaba, esa calidez que sientes una vez que en un día de invierno decides usar tu sweater favorito. Nuestras respiraciones se mezclaban en casa respiro, podía sentir el suave aroma característico de él por toda la habitación, mi piel era cada vez más cálida con cada segundo que pasaba y deseaba que él pudiese sentirla igual.

Sus labios estaban un poco resecos por tanto llorar, podía sentir el sabor salado de sus lagrimas, era un beso tranquilo pero con pasión...con anhelo. Sus manos seguían posadas en mi cuello al igual que las mías en el suyo, ninguno quería soltar al otro, el sentimiento de cercanía era necesario, necesitaba sentirlo ahí conmigo. Nos separamos por un segundo para recuperar el aliento y nuestras miradas se encontraron por completo luego de mucho tiempo, ahora podía verlo, al fin podía responder aquella pregunta que llevaba tiempo instalada en mi cabeza... era amor... hace ya mucho tiempo, quizá desde el inicio.


-.Sky Blue Sweater.- MarksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora