Aquellas marcas, ese camino de moraduras por todo tu cuerpo, ¿desde cuando estaban ahí? ¿por qué estaban ahí? No lograba entender, era como un balde de agua fría corriendo por mi espalda. Mi vista comenzó a nublarse al igual que mi mente, solo sentía ira, dudas...tristeza.
¿Por qué no sabia de esto? ¿por qué nunca dijiste nada al respecto? solo llegabas cada día con una sonrisa, con algo que compartir, con un café entre tus manos, con mi sweater sobre ti. Cuando te vi en el suelo de ese pequeño baño lo supe, cuando vi las grietas y agujeros en la tela lo supe, cuando te vi con el mundo sobre tus débiles hombros lo supe. Desearía no haber sido parte de esa cruel humanidad que hacia helar tu ser, desearía no haber sido parte de quienes te golpearon, de quienes te dejaron de lado, de quienes no lograban ver todo lo que estabas sufriendo... pero lo era. Quizá fui el que más daño te hizo, quien no logro entender desde el inicio lo que sus acciones sin malos deseos te hacia. Tan solo eras un pequeño chico afirmado de pequeños hilos color cielo para no caer en lo profundo de un abismo. Quizá por un momento fui quien te dio esos hilos, quien te mantuvo en pie por un tiempo, pero también fui quien se encargo de cortar gran parte de ellos.
No sabia que más hacer, solo podía abrazar tu magullado cuerpo para intentar mantenerte estable o tal vez yo era quien buscaba estabilidad. No estoy seguro cuanto tiempo te tuve entre mis brazos, pero recuerdo que luego de un rato con tus manos comenzaste a jugar con mi cabello, un toque cálido, ya no era frío como antes, tus manos eran suaves y se movían lentamente por entre mi cabello peinandolo a tu antojo. Ya no dejaría que nada te lastimara, lo prometí en ese momento, me lo jure a mi mismo. Ya no habrían más marcas, más soledad... más frío.
Entre caricias y miradas pasamos el tiempo, solo nosotros dos. Al día siguiente ya era tiempo de solucionar las cosas, creo que no solucione todas de la manera más madura, pero a quien le importa ya, después de todo era un adolescente idiota. No quisiste decirme el nombre de los imbéciles aquellos, pero no hacia falta, podía descubrirlo por mi mismo y eso era amenazando a algunos de tus compañeros de salón para que me lo dijeran. Esa no fue la parte difícil, lo complejo fue no matarlos a golpes. En pleno receso fui a su salón, era un pequeño grupo de uno de los de 3er años. Solo recuerdo que entre, camine hasta ellos y sin más le plante un golpe seco en plena nariz. El salón quedo dado vuelta, golpes iban a venían, gente gritaba, mis amigos corrieron a ayudarme, apenas unos minutos de pelea y el rumor ya se había esparcido por toda la escuela, incluido a los oídos del director.
Una semana, una semana de suspensión fue lo que conseguí ademas de un un corte en la ceja, uno en el labio, el pómulo derecho hinchado, los nudillos lastimados como si hubiese golpeado un muro por horas y muchas moraduras quien sabe donde, pero puedo asegurar que ellos quedaron mucho peor. Por su parte les cancelaron la inscripción en la escuela y consiguieron una gran mancha en su historial, por lo que se les haría muy difícil entrar a cualquier universidad.
Fue lo mejor que pude hacer respecto a ellos y luego debia solucionar otro más importante aun...ella. La quería, no lo negare, era una persona bellísima en muchos sentidos, pero no eras tu. Hablar con ella fue más fácil de lo que creí, fue el mismo día de la golpiza, nos reunimos en un parque cerca de su casa, sentados en los columpios donde aun podíamos jugar. Las palabras exactas no las recuerdo ahora, pero si tengo patente en mi memoria su expresión, el suspiro que dio luego y la sonrisa ladeada que hizo antes de decir:
"Hasta que te diste cuenta eh?"
Al parecer todos sabían menos nosotros dos. Lo sabia, sabia que mis sentimientos nunca fueron completamente de ella, que había alguien más ocupando el puesto desde antes, pero como cualquier persona enamorada prefiero luchar e intentar aprovechar el tiempo que tuviese. No la culpo de nada, fue una linda relación, aunque aun te pongas celoso cuando la recuerdo.
Los días pasaron, el tiempo siguió corriendo sin prisa, la vida seguía su propio rumbo, al igual que nosotros. Los recuerdos fueron creciendo, los obstáculos también, pero nos teníamos el uno al otro. Las historias pueden sonar muy cursis cuando las cuentas estando enamorado, pero que más se puede hacer, solo seguir contándola hasta que sientas que es momento de dejar a la imaginación de quien la lea haga el resto.
Ya han pasado 5 años desde que paso todo esto, 5 años desde que el pobre sweater celeste pastel fue destrozado y 5 años desde que decidimos hacer nuestro propio sweater, uno que nadie podrá romperlo, nadie podrá agujerear ni deshilar, porque este ya es parte de nosotros, como el café puro y el café con leche, como las tardes en el sillón leyendo y escuchando música, como las fotografías con filtros divertidos, como la pequeña marca que quedo en mi ceja luego de esa pelea, como los recuerdos escritos en cada una de estas cartas que me hiciste hacer, como la mancha de café en mi sweater aquel día en que nuestras vidas se cruzaron.
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-.Sky Blue Sweater.- Markson
Teen FictionUn choque entre dos vidas, un chico de piel fría, un joven de cálido carácter, una mancha de café y un sweater color cielo.