Esa noche, Christina decidió encerrar al hombre en el cuarto que fue en un momento de su tía, lo cerró bajo llave, le dejó agua en caso de que el hombre despertara con sed. La chica no creyó poder ir a dormir y de hecho no pudo, se la había pasado toda la noche en su habitación con cerrojo, con la lámpara encendida, y la olla en la mano.
Estaba asustada, estaba confundida, tenía millones de preguntas: ¿Quién era el hombre?, ¿Por qué preguntó el año?, ¿A qué se refería con que funcionó?, ¿Por qué vestía tan raro?, ¿Por qué sus zapatos eran de esa manera y por qué decían "Converse"?, ¿Con quién iban a hablar sus pies?, ¿Con las piedras?
Y así fue toda la noche nuestra querida muchacha, la pobre no paraba de pensar en que estaba ocurriendo, de vez en cuando salía del cuarto para ir a pegar la oreja en la puerta del cuarto donde estaba el hombre, no sabía qué hacer, ¿y si le hacía daño al despertar?Christina fue a donde había dejado el reloj del muchacho, lo tomó y lo miró con mucha atención. Después de observarlo detenidamente un tiempo, se dio cuenta de que no era un reloj como el de los demás señores, para empezar, el punto azul turquesa que había a un costado, no era ninguna turquesa, era una especie de luz; el reloj no tenía cristal, sino que uno mismo podía tocar las manecillas con los dedos, y en la parte de atrás del reloj había unos números verdes extraños, era como si estuvieran pintados sobre el metal, pero se veían de forma extraña. Los números estaban en un orden de dos cifras y una raya, dos cifras otra raya y por último, cuatro cifras, las cuales eran:
26-10-1889
Christina usó la lógica, y después de darle vueltas al asunto por varios minutos dedujo que significaba:
26 Octubre 1889
Por más que buscó, este reloj no daba la hora y cuando volteó a su reloj en la sala, ya eran las tres de la mañana, era hora de salir a recolectar.
-Dios mío, me he quedado despierta, no he dormido nada, debo de salir a cosechar- así que Christina fue a su cuarto, se vistió con su ropa de trabajo además de su mandil amarillo claro, después salió, tomó las canastas y fue a los árboles a cortar naranjas.
Trató de no pensar en el hombre del reloj, aunque... no pudo evitar recordar, que bajo la tierra y las raspaduras era un poco atractivo. Pero, en fin, intentó olvidar todo y tomar el día como uno cualquiera. Una vez cortadas las naranjas fue al frente y preparó el puesto, no faltaba mucho para que los niños pasaran a comprar.
Como era de esperarse, Pablito fue el primero que llegó por sus jugosas naranjas y como lo prometido es deuda, la chica ya se las tenía reservadas.
-Hola Christina.
-Hola Pablito-Contestó bostezando
- ¿Qué pasa?, ¿estás enferma?
- ¿QUE...? - respondió exaltada- ESTE... NO... SOLO NO DORMÍ BIEN ANOCHE...
-Ah... no es necesario gritar... ¿y para que la olla?- dijo el niño mirando de reojo la olla a los pies de la chica.
-Tal vez la arrastró el viento....
-No lo creo... Se parece a la que le prestaste a mi mamá.
-¿Como te fue con la tormenta?- se apresuró a decir ella para evadir el tema.
-¿Ah?, A sí, pues, no pasó nada, nos quedamos en casa, cerramos todo y....
-Ah que bien... oye... se te hace tarde, debes irte- dijo ella nerviosa.
-Falta una hora para entrar a la escuela.... ¿segura estás bien?
-No dormí por los rayos....
-Ah bueno, lo entiendo, está bien. dijo el niño aliviado -Bueno, ya me iré, suerte con la venta, y gracias.
La mañana transcurrió lentamente, pero como siempre, vendió todo muy pronto. Así que guardó todo volvió dentro de la casa. Christina estaba muerta de sueño, pero seguía muy asustada como para poder dormir, que iba a hacer cuando el hombre despertara, en algún momento lo haría puesto que estaba vivo.
-Ehhgg- se oyó un quejido a través de la puerta, la muchacha corrió en busca de la olla y se dirigió a la recamara, quitó el cerrojo pero no la abrió.
-¿Quién eres y qué quieres?- gritó Christina.
-Ayúdame, no sé dónde estoy, que hago aquí, auxilio, creo que me secuestraron.
-Nadie secuestró a nadie...- dijo ofendida -¿Que quieres?
-Ayuda, abre la puerta- suplicó el joven.
-No.
-Por favor, hazlo.
-No...
-No estoy armado ni nada, apenas y puedo levantarme.
La chica vaciló un poco sobre la manija de la puerta, no sabía qué hacer, el tipo se veía extraño y quizá estaba loco, no quería que le hicieran algo. Después de pensarlo, decidió abrir la puerta, pero para esto, ya tenía preparada la olla. Al abrir la puerta, el muchacho estaba sentado sobre sus piernas sobándose la cabeza. Ella lo miró fijamente, en efecto, era guapo, pero debía tener cuidado y no dejarse engañar.
- ¿Qué quieres? - preguntó Christina mientras preparaba la olla para golpear.
- ¿Porque la olla? - repuso el chico confundido.
-DIJE ¿QUE QUIERES?
-Está bien, lo siento...- dijo tratando de tranquilizarla, por miedo a que lo golpeara -Disculpa... podrías decirme ¿qué año es este? le preguntó mientras observaba el cuarto y la vestimenta de Christina.
-Es 1889.
- ¡¿ENSERIO!? ¡GENIAL, FUNCIONÓ! - gritó el hombre con una gran sonrisa y se levantó para estrecharle la mano a Christina, pero esta hizo un ademán de golpearlo con la olla.
-Está bien, espera, cálmate.
-No, no sé quién eres, ¿Qué hacías en mis arboles anoche?, ¿Quién eres y que quieres? Seguro querías robar naranjas y el rayo calló cerca de ti- Christina estaba histérica, muy asustada y con muchas dudas. Hubo una pausa corta, pero pareció eterna entre los dos jóvenes, hasta que el chico decidió tomar la palabra.
-Déjame presentarme...
-PRESENTATE YA.
-Mi nombre es Alejandro.
-A qué bien, ¿y eso que?
- ¿Puedo estrechar tu mano?, prometo no hacerte daño. - Estiró su mano hacía ella, pero esta solo apretó el mango de la olla con más fuerza.
-Supongo será después.- Bajó su mano y apuntó al agua que estaba en el suelo.
-Adelante.
-Gracias- se dispuso a beber agua y enjuagarse la cara, ya limpio, el joven se veía diferente, su piel era un tono más oscuro que el de Christina, se veía bien, si hubiera estado aseado de cabo a rabo, se vería mejor.
-Así que... te llamas Alejandro.
-Si así es, podrías bajar la olla, me incomoda.
-¡NO'! y levanto la levantó de manera amenazante.
-Esta bien, disculpa, cielos, cálmate.
-¿QUE ME CALME? HAY UN EXTRAÑO EN MI CASA.
-Déjame explicarte- respondía Alejandro tranquilamente.
-Haber, explícame.
-Me llamo Alejandro.
-Ya lo sé...
-¿Me vas a dejar hablar o no?
-Esta bueno.
-Me llamo Alejandro, soy inventor y científico.
-Muy bien... prosigue.
-Vengo del año 2021.
-... ¿Que?
-Yo nací en el año 2000.
-....
-Desde pequeño me fascinó la idea de viajar por el tiempo, y me gradué a los 14 de la universidad con título en física cuántica.
-....
-Después de algunos años, conseguí crear un aparato que me permite viajar a través del espacio tiempo y manipularlo para llegar a un punto especifico de la historia.
-Disculpa... me perdí donde dijiste año 2021.
-¿Cuál es tu nombre?
-Christina.
-Bien Christina- dijo mientras se ponía de pie -Soy el primer viajero en el tiempo, vengo del 26 de octubre del 2021, viajé 132 años al pasado y por azares del destino, llegué a tu patio.
Christina no podía creer lo que estaba escuchando, Alejandro sabía que no la había convencido realmente, pero era verdad, el venía del año 2021. Tenía que encontrar la forma de mostrarle que era cierto, después recordó algo en su bolsillo y lo sacó, ella seguía con la olla en guardia, y no perdía detalle mientras Alejandro metía su mano en el bolsillo de su pantalón, sacó de este, un pequeño rectángulo negro, lo dejó en el suelo y lo pateó suavemente hacia Christina.-Tómalo.
- ¿Qué es eso? - dijo con un tono más suave, al parecer ya se estaba calmando un poco, o simplemente era confusión lo que su semblante expresaba.
-Es mi teléfono.
-No seas estúpido, un teléfono va pegado a las paredes o al suelo, son grandes y pesados.
-Solo tómalo.Dicho esto, ella se animó a agarrarlo y le echó un vistazo, al parecer no había mucho que ver pues solo era un frío rectángulo de plástico y vidrio.
- ¿Ves el botón en la parte de un lado?
-Si...
-Aplástalo.
- ¿Me matará?
- ¿Que? no, claro que no.
- ¿Y para que lo haré?
-El cuadro de vidrio se iluminará.
-Mentiroso.
-Solo hazlo.
Ella con toda la desconfianza y temor del mundo apretó el botón, la pantalla se iluminó, pero se asustó tan pronto se había encendido, lo dejó caer, pero por suerte no le pasó nada. Alejandro se agachó y lo tomo para ver que estuviera bien, lo volvió a encender y le enseñó la fecha - ¿Ves?, de ese año vengo, tómalo- pero ella no se animó a hacerlo de nuevo, prefirió ver de lejos lo que podía hacer con el.
- ¿Sabes que es una fotografía?
-Si- afirmó ella.
-Muy bien. repuso Alejandro mientras ponía la cámara de su teléfono y cuadraba con Christina -Di Whisky.
- ¿Que vas a hacer?
-Tomarte una foto...
- ¿Con esa cosita? jajaja, las cámaras son grandes chico futurista. Esa patética cosita no me tomará una fotografía ni de la punta de mi nariz.
- ¿Solo sonríe quieres?
-...
-Vamos, solo es una fotografía.
- ¿Y cómo la revelarás con esa cosa?
- ¿Quieres que te diga?
- ¡SI!- contestó emocionada.
-Di whisky.
-Esta bien....- dijo a regañadientes y por fin Christina sonrió- Whisky.
-Ya está.
-¿Como la revelarás?
-Ya está revelada.
-¿QUE?- y corrió hacia Alejandro para mirar el dichoso teléfono, por lo visto ya no le temía tanto.
-¿Ves?, ahí sales.
-....
-¿Te gusta?- y en efecto, la imagen de muchacha estaba en la pantalla del dichoso telefonito, podía acercar la imagen su cara, cambiarle los colores, y hacer muchas cosas a la fotografía, por fin Christina dijo:
-No puedo creerlo.
-¿Qué cosa?
-Realmente vienes del futuro- con voz de asombro, la chica se quedó con la boca abierta, las millones de preguntas que tenía se hicieron billones, ya no tenía miedo, al contrario, de alguna manera sentía que tenía una responsabilidad con Alejandro, y él se sentía feliz de haberla convencido, ambos sabían que se llevarían bien.
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Viajes De Naranjo
RandomEs el año 1889, la vida es sencilla y tranquila en un pequeño pueblo, la gente es honrada, honesta y trabajadora. Nada fuera de lo normal pasa, excepto para una chica que por azares del destino, se verá en una complicada situación gracias alguien qu...