Eva
Hugo me despertó de buena mañana porque acababa de tener una pesadilla. Estaba muerta de sueño, nos acostamos tardísimo porque estuvimos un rato largo en la sala de Iván y esta noche dormí bastante mal. Estaba haciendo un drama de esto.
Lo acompañé a la cocina a por un poco de agua y luego salimos a la terraza. Allí, en el sofá vi la chaqueta de Anaju. La miré y el rubio extrañado siguió mi mirada donde se quedó mirando fijamente.
—¿Es de Anaju?— preguntó.
—Creo que sí— me senté.
—Mira, esta tarde después de comer hablas con Rafa, le dices lo que le tengas que decir y luego le cuentas a Anaju lo que ha pasado, y que ella haga lo que vea conveniente— se sentó junto a mi.
—¿Se enfadarán conmigo?
—No sé, pero sé que estás haciendo lo correcto, la vida sigue illo y Anaju siempre nos va a tener para apoyarla— dijo.
Después de una hora o así se encendieron todas las luces avisando de que ya estaban grabando. Fuimos a desayunar y luego fui a ducharme y cambiarme.
—Eva, estás guapísima, cásate conmigo— me abrazó Sam por detrás.
—Cállate y bésame— bromeé haciendo que se ría mientras se separaba de mi.
—Holi— apareció Anaju haciendo que recuerde todo lo que tenía para decirle.
—Juju mi amor, ¿podemos hablar luego?— me puse al lado de ella.
—Claro— empezó a hacerse su coleta que tan bien le queda.
Me dirigí a los armarios, allí estaban Hugo, Gè y Rafa.
—Rafa— lo llamé haciendo que Hugo nos mire —¿luego podemos hablar?— el castaño asintió —Después de comer.
—Vale.
Salí seguida por el rubio. Quien en un abrir y cerrar de ojos me metió en las duchas.
Miró rápidamente que no hubiera nadie y empezó a besar mi cuello.
—Estás preciosa, ¿lo sabes?— me miró a los ojos.
Sin pensarlo miré sus labios y lo besé. Pegué un salto y este me cogió en brazos. Besé su cuello haciendo que tirase su cabeza hacia atrás. El ambiente se estaba calentando pero la cosa no podía ir a más porque las clases estaban por comenzar.
—Eva— oí que me llamaban desde fuera —ya va a sonar el timbre— avisó Nia haciendo que me bajase y le diese a Hugo un último beso.
—Está noche, a las 11:30– me besó esta vez él y yo asentí.
Salí primero yo y después de unos segundos él. Habíamos sido muy evidentes, sí, pero por si acaso.
Después de la visita tocó el timbre. Me levanté junto a Nia y Mais y fuimos a comer detrás de los demás.
—¿Evi te pasa algo?— me preguntó Maialen.
—Nada importante— sonreí y esta asintió.
Me senté y comí fijándome en Anaju y Rafa, no sabía con quien hablar primero.
La castaña se levantó y lavó su vaso, así que me levanté y toqué su espalda.
—Anaju, ¿hablamos?— ella asintió y me siguió hasta las duchas.
—¿Qué pasa?— se sentó en el banquito.
—No te enfades vale— cogí su mano —. Estoy súper contenta de que te guste Rafa y sea mutuo, pero antes de que nos lo contaras él me dijo algo.
—¿Qué te dijo?— frunció el ceño.
—Me dijo que yo— suspiré —que yo no debía estar con Hugo, y bueno— miré mis zapatos —dijo que siente algo por mi y me— miré la cara de mi amiga, estaba triste mirando nuestras manos —me besó.
Ella me miró a los ojos. Se sentía engañada, y yo mal por ello.
—Quiero que sepas que a mi me gusta Hugo y no siento nada por Rafa, no sabía siquiera que te había dicho que le gustas y no es mi intención hacerte daño.
Me abrazó y suspiró en mi hombro.
—Sé que no me harías daño, te quiero— me miró —yo hablaré con Rafa, ¿vale?— asentí.
—Yo... ahora hablaré con él, no sobre vosotros porque eso es cosa tuya, pero le voy a aclarar que yo solo quiero una amistad con él como la de siempre— dije.
—Gracias por decírmelo Eva— se separó de mí, no estaba llorando pero en sus ojos podía ver que estaba dolida así que la abracé de nuevo.
—Lo siento mucho— susurré.
Se separó delicadamente —no es tu culpa, enserio— me dio una de esas sonrisas que tranquilizan, propias de Anaju y dejó la habitación.
—Primero a Hugo y luego a Rafa eh— dijo alguien que al parecer estaba escondido en las duchas.
Me sobresalté porque pensé que estaba sola.
—¿Qué dices Gèrard?— pregunté mientras él salía de su escondite.
—Igual que le hiciste a Sam con Flavio— hizo una pausa —¿quién es el siguiente? ¿Bruno?
—¿De qué estás hablando?
—Los quieres todos para ti Evita— sonrió.
—No yo... no sé a que te refieres.
—Sí lo sabes— se acercó a la puerta —y, ¿enserio crees que Hugo va a dejar su relación por una cría?— salió de la habitación.
Me senté en el suelo lentamente con mi cara entre mis rodillas. Y es que sí, él, en cierta parte, tenía razón. Hugo tiene novia y no soy yo, es Aurora. ¿Por qué la dejaría por mí? Era una tonta. ¿Por qué me acerqué a él aún sabiendo que está en una relación?
•••
HEYYY ESTOY DE VUELTA
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