ADVERTENCIA: Esta historia está libre de tabúes, habla sobre el descubrimiento de la sexualidad en todos los sentidos, del amor libre, tiene contenido sexual de todos los géneros y no prestaré atención a comentarios de personas con la mente cerrada...
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AIMÉE
Genial, nada es perfecto en esta vida. Al parecer el chico lindo, sexy y talentoso que parecía estar interesado en mí, también está interesado en otra.
No voy a meterme en una relación si es que existe, pero tampoco voy a dejar que me trate así solo porque está celosa, porque sea del modo que sea, yo no tengo la culpa de nada.
—Soy Aimée, y estoy aquí, si quieres saber algo sobre mí puedes preguntarlo directamente —respondo a su pregunta con un tono firme que parece sorprender bastante a Santiago.
—Prefiero preguntarle a mi chico, que es quien me debe explicaciones —responde con tanta arrogancia como puede.
—No soy su chico —me dice Santi de inmediato, dándome las explicaciones a mí y molestando aun más a la chica.
—¿Qué estás haciendo? —le recrimina, en un planteo que no le harías a alguien con quien no tuvieras la suficiente confianza.
—No tengo por qué responder a eso, Martina...
—Los dejo hablar tranquilos... —comento caminando hacia la puerta, no tengo la más mínima intención de presenciar una incómoda discusión de pareja.
—Perdón... —murmura él antes de que salga.
La clase comenzará como en diez minutos, puedo ir a comprar maní con chocolate para olvidar la tremenda desilusión que me acabo de llevar y de paso ver si de casualidad me cruzo con Laura en algún lado.
Dentro de la academia hay un pequeño café, muy, muy pequeño, vende golosinas, snacks, algunas comidas rápidas como sándwiches, y café, obviamente.
—Te invito lo que quieras —propone el pelirrojo que hablaba con Laura ayer.
¿Cómo era su nombre? Ely... Eloy... Elías...
—No hace falta, gracias, mejor invita a alguien que lo necesite —lo rechazo, pero con mucha simpatía.
Luego de pedir el maní con chocolate y también un jugo de naranja, le doy mi tarjeta al vendedor, y cuando volteo el pelirrojo sigue aquí, mirándome.
—¿Hablaste con Santiago? —me interroga, y en cuanto termino de comprar sale conmigo, no iba a comprar nada, solo me buscaba.
—¿Teníamos que hablar de algo en particular?
—Bueno, sí... dijo que hablaría contigo antes de la clase.
—¿Ustedes son amigos? —cuestiono, comenzando a sentir mucha curiosidad por lo que se supone que ya tendría que saber.
—No... apenas si nos hablamos. Además, dicen que no es bueno juntarte con gente mas linda que tú porque te hacen lucir feo.
Su comentario me hace soltar una carcajada que casi hace que me atore con el jugo.