*Hace años atrás*El sol brillaba de una forma alegre esa mañana, un cálido viento corría entre los árboles del Bosque del Sur, unos cantos de algunas aves podía escucharse entre las ramas. Pero allí, oculta entre la naturaleza se encontraba una sombra de unos peculiares ojos azules claros, casi formando una tonalidad gris perla. Se encontraba agazapada, a la espera de su próxima presa.
Pero también entre otras ramas, otra pequeña sombra se encontraba a la espera de algún movimiento, su respiración era tan pausada que pareciese que no respiraba. Sus ojos de un magnífico color azul inspecionaban a su alrededor, alertas a cualquier peligro inminente. Con lo que no contaba fue que una figura de un color negro como la noche se le tirará sobre su espalda, por la fuerza del impacto ambos cayeron al suelo de forma abrupta rodando por el césped.
Ambos contrincantes se vieron fijamente, analizando el próximo paso del otro, la pequeña figura de ojos azules tomó su arco de madera y entre las cuerdas posicionó una flecha de madera sin filo, pero antes de poder lanzarla, la figura negra alzó la cabeza y vociferó un largo aullido bastante agudo, esto fue lo que provocó que el ojiazul se distrajera y fue tumbado nuevamente por el pequeño lobo negro.
-¡Eso es injusto, Aläicka!.- protestó el pequeño arquero, el lobo vociferó un pequeño aullido y lamió la mejilla del arquero con diversión. Este trató de sacarse de arriba suyo al animal. - Aläicka, padre va a matarme cuando me vea llegar sucio y baboso.- replicó el arquero, el lobo al escuchar eso soltó un bufido frustrado y se separó del niño haciéndose a un lado. El pequeño lobo en unos segundos tomó la forma de una niña de unos 10 años y miró al arquero.
- Tu padre es molesto,Emênalli, nunca deja que nos divertimos como queremos.- refunfuñó la niña, su cabello negro caía por su espalda totalmente suelto y sus ojos entre azul y gris miraban a su amigo molestos.
- Padre es muy estricto, sabes que debo obedecerlo si queremos seguir viéndonos.- le contestó el niño, con una mano acomodó su cabello rubio casi platinado, sus ojos azules miraban a su amiga pelinegra.
- Pero sigue sin ser divertido, Emênalli. Es un amargado.- alegó la pelinegra con un ligero puchero en sus labios. Cuando el rubio le iba a contestar, un ligero sonido de cuerno sonó dos veces.
- Debo irme, amiga mía, Ada me llama- dijo el rubio levantándose del suelo, se sacudió con las manos los restos de tierra, miró a su amiga que había imitado sus acciones, se dieron la mano con un ligero apretón y se vieron fijamente a los ojos.
- Que esta amistad nunca termine, Ellantë- dijeron ambos al mismo tiempo para tomar rumbos diferentes, sin saber que ese sería el último día que volverían a verse.
[••••••••]
*En la actualidad*
Una aldea escondida entre unos bosques se encontraba bastante despierta en la mañana, las casas echas de madera oscura eran decoradas por sus locatarios, pues una fiesta venía en camino, era tradición que en cada primera transformación se celebrase de gran forma, con todo el pueblo unido y festejando. Entre los árboles colgaban algunos pequeños adornos de múltiples colores, formas y tamaños. La gente de aquella aldea se encontraba haciendo distintos labores, y no solo la gente ayudaba, si no que también unos cuantos lobos ayudaban en los labores.
Aquella aldea pertenecía a los Lobos del Sur, o mejor dicho, a los supervivientes de los Lobos del Sur, pues su antiguo reino, tan grande y majestuoso fue masacrado por sus enemigos en una emboscada. Pero no se dieron por rendidos, buscaron un nuevo lugar donde comenzar su nueva vida, construyeron una hermosa aldea, cada casa fue construida por madera de un brillante color café oscuro que contrasta con el ambiente que lo rodea, los árboles rodean toda la aldea, el césped de un reluciente color verde decora cada rincón del lugar con algunas pequeñas flores de lindos y cálidos colores. Los caballos tienen su propia llanura para ellos solos, pues a los nobles corceles de los Lobos no les gusta estar encerrados en pequeños espacios y prefieren estar en el aire libre, sus dueños cuando necesitan de ellos los llaman con un silbido, cada caballo reconoce el timbre de voz de su dueño y es por eso que los Hombres Lobo no temen que se escapen.
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Blakê (El Hobbit)
Fiksi PenggemarUn nuevo miembro en la compañía de Thorin Escudo de Roble se verá involucrado en la misión de recuperar Érebor de las garras del dragón Smaug. Gandalf decide buscar ayuda en otra gente para que participen en la misión de los enanos, una ayuda que po...