Lo que me haces sentir

Capítulo 4. Admiración

Kakashi recordaba las palabras de Jiraya mientras corrían a toda prisa hacia Sunagakure.

"- Naruto aún no sabe controlar el chakra del zorro de nueve colas. Durante el entrenamiento lo vi poseer el escudo de tres colas pero en una ocasión... - el semblante del hombre de torno serio. - Si él llegase a portar el escudo de cuatro colas... Sería imposible poder controlarlo. Así que toma. Este sello inhibirá su poder. Y así que pase lo pase, cuida que no ocurra."

El peliblanco guardaba los sellos con sumo cuidado mientras veía a sus alumnos correr frente a él. Sabía el poder que llenaba el rubio en su interior. Había visto la destrucción que podía causar de primera mano. Y no dudaba de lo que su alumno llegaría a lograr con él. Y por eso mismo, no bajaría la guardia.

Sakura miraba de reojo a su amigo. Cuando habían recibido la noticia, él estalló y quiso partir de inmediato. Pero la Hokage lo detuvo. Tenía que darles todos los detalles al respecto. Si, Gaara del desierto era ahora el nuevo Kazekage de la aldea oculta de la arena. Y tras el incidente en los exámenes chunin, ambos shinobis se volvieron buenos amigos. Ahora, el chico se veía ansioso. "Voy a ayudarte Naruto, no volverás a estar solo. Lo prometo".

Los tres ninjas corrían lo más rápido posible cuando se encontraron con Temari. Ella había estado en la aldea para hablar de los pasados exámenes chunin que se habían realizado entre las aldeas. Y no tenía ni idea de lo que había ocurrido en su hogar.

- ¡Temari! - la pelirosa gritó haciendo que los dos hombres se detuvieran.

La rubia se giró y sorprendida por el regreso del chico apenas tuvo tiempo de preguntar sobre eso cuando le dieron la noticia.

- ¡Gaara!

- ¡Debemos movernos más rápido! ¡No hay tiempo que perder! - Naruto gritó impulsivo y volvió a la carrera.

Los demás lo siguieron. Podían sentir la furia del rubio. Y en cada ocasión, él trataba de adelantarse, a lo cual la pelirosa solía regañarle.

- ¡No actúes tan impulsivamente, tonto! ¡Somos un equipo! ¡¿Si te pasa algo y no estamos ahí?! ¿Has pensando en eso? - la chica le gritaba molesta.

- ¡Lo siento pero es que no lo resisto más dattebayo!

Los tres se sorprendieron por el arranque de su respuesta. Pero fue Sakura la que entiendo que pasaba por la mente de su amigo. Ella había escuchado una vez a la quinta hablar de Naruto y lo del zorro de nueve colas. Por primera vez - al menos que ella lo admitía - se sentía estúpida. ¿Ella saber que era sufrir? La mezquindad con la que le trataban de pequeña por su frente no era nada comparado con las cosas que había vivido el rubio. Naruto había sufrido desde siempre. Y ¿todo por qué? ¿Porque le creían un monstruo por algo que llevaba en su interior? Estúpidos. Todos lo eran. Incluso ella. Nadie miraba la determinación que él intentaba probar. Sus bromas eran gritos de atención, pues él siempre se había sentido solo. Y aun así, jamás se borró su sonrisa. Ni su fuerza para cuidar de otros. Ella apretó el puño con tanta fuerza que sintió que los dedos le dolieron. Estaba muy enojada.

- Todos sabemos lo que buscan. Y lo que harán por conseguirlo. Sin el biju en su interior, él puede morir. - la voz del rubio se escuchaba rota. - ¡No permitiré que lo lastimen! ¡Él no merece esto después de todo lo que ha logrado! - "después de todo lo que ha sufrido". - ¡No lo permitiré dattebayo!

Sakura aflojó su mano. "Siempre lo haces ¿Verdad Naruto?" Así que sonrió y asintió poniéndose a su lado.

- Llegaremos pero confía en nosotros. ¿Está bien?