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» cielo «

-ya está Cielo... es un imbecil- susurró Mateo en la oscuridad de mi habitación sentado en el borde de mi cama

-soy una boluda...- llore tratando de no hacer mucho ruido

-ey... no. Vos no tenes la culpa de nada el único idiota es ese tincho mal teñido, enfermo de mierda- dijo seguro acariciando mi brazo

-yo pensé que era distinto...

-la gente es una mierda Cielo, muy poca gente vale la pena...- soltó filosofando

-yo valgo la pena?- susurre entrecortada

-si, vos si vales la pena. Sos muy buena- me sonrío

-y vos vales la pena?- pregunte confundida

-no, yo estoy muy lejos de valer la pena- afirmó apagando su tono de voz

-pero...

-no tenes idea de quien soy... - me interrumpió

Solo me limite a asentir. No tenía idea de quién era pero sabía que me había salvado de esa situación de mierda que había pasado hacía solo minutos, y que ahora estaba tratando de hacerme sentir mejor... y con eso me bastaba.

-estás mejor?- pregunto haciendo pequeños círculos con la yema de su dedo sobre mi brazo

-creo que si...- le sonreí ligeramente quitando un par de lágrimas de mi rostro

-bueno... yo...

-te podes quedar?- pregunte sin pensarlo

-vos queres que me quede?- susurró él

-si, porfa. Un ratito hasta que me duerma- le supliqué, necesitaba sentir su calor y el olor rico que salía de su cuerpo además de sentir la protección de dormir entre sus brazos

-bueno... me voy a poner algo para dormir y vengo si?- soltó calmado

-si... yo también me voy a cambiar

Me lave los dientes y quite los restos de maquillaje, tampoco quedaba mucho con todo lo que había llorado.
Un par de lágrimas más recorrieron mi rostro al ver unas cuantas marcas en mi cuello, y algunos moretones que se estaban empezando a formar en mis muñecas por lo fuerte que me había agarrado

Me coloqué una remera grande que usaba para dormir y luego de atarme el pelo apague la luz del baño para encontrarme a un Mateo revisando su celular en mi cama, con una mano tras su cabeza y las sábanas a la mitad de su torso desnudo

-me dio calor... igual si te jod...

-no pasa nada- le sonreí abriendo las sábanas y acostándome a su lado

En principio cada uno estaba en las suya, yo dura como una piedra mirando el techo, el distraído revisando sus redes sociales.

-Mateo...

-quep?- dijo concentrado jugando a un jueguito

-como se sacan los chupones- susurre

-qué hdp- soltó enojado mirando mi cuello y pasando su dedo suavemente por las marcas

-se nota mucho?

-mañana maquillatelos ni bien te despiertes si queres que no te lo vean

-mi papá me los llega a ver y me mata

-no fue tu culpa igual... nunca pienses lo contrario- me sonrío acercándome a él, pasando un brazo por detrás de mi cuello y recostándome en su pecho.

Tenía la respiración calmada, el pulso lento y la piel caliente. Con la mano que tenía tras mi cuello también acariciaba suavemente mi brazo poniéndome la piel de gallina.

Me había hecho fan de compartir estos momentos con él. En el día éramos los seres más contrapuestos del mundo, nos odiábamos a toda costa y no nos soportábamos para nada, pero cuando llegaba la noche, bajábamos la guardia y nos dábamos cuenta de que al final tan mal no nos llevábamos.

Afirmé mi mano en su cuello el cual empecé a acariciar con suavidad y entre los pequeños círculos que hacía él en mi brazo y la paz que me generaba tocar su piel me fui adormilando suavemente, a pesar de lo mierda que había sido esa noche.

-Gracias- le susurre bajito

-aunque sea un imbecil y nos llevemos para el orto siempre te voy a cuidar Cielo- sonrío levemente dándome un beso en la frente

Que ser extraño era esta pibe, creo que nunca lo iba a terminar de descifrar. ¿Como podía haber tanta ambigüedad dentro de una persona? Cuando hacía estas cosas me movía todo pero también me confundía demasiado.

Decidí apagar mi mente un buen rato, no quería pensar en nada. Ni en Simón, ni en lo intrigante que era Mateo.
Nose cuanto tiempo me dormí solo se que cuando desperté me encontraba sola con un dolor de cabeza y unas ganas de matarme que no tenían nombre.

Fui al baño y tapé las marcas, definitivamente me iba a costar muchísimo sanar lo utilizada e incómoda que me había hecho sentir ese chico rubio con cara de bueno.

Me tome un analgésico y entré sigilosamente al cuarto de mis primos. Ambos se encontraban durmiendo, mentiría si dijera que no entre para ver si Mateo estaba ahí.

Los tape a los dos y baje la persiana de la habitación para que la claridad no los despertara, luego de eso decidí empezar con un nuevo día aunque con lo destrozada que estaba por dentro ya no tenía fuerzas para nada.

Yo no los boludeo trolos
Si ustedes se me ponen las pilas yo también 😎
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