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Cielo

— cielo... — me susurro mi amiga agarrando mi mano

— ya se... soy una pelotuda... pero...— empecé a llorar una vez más

— no sos una pelotuda amiga, solo que... no se... es raro... — me trato de consolar

— si ya lo sé... igual ya está... ya no creo que pase nada... — trate de tranquilizarme

— perdón cielo... yo... yo no sabía...

— ya lo sé ky, nunca me enojaría con vos... me enferma que él sea tan pelotudo— bufe enojada

— ¿pero qué pasó entre ustedes? ¿Estuvieron?— pregunto acariciando mi espalda

— si... y más también...— solté tímida

— cielo te lo...

— no tanto no... — reí secándome las lágrimas con la manga de la campera

— ahh bueno... entiendo— me acompaño en la risa — ¿Queres que lo vaya a re cagar a palos? Yo se que la violencia nunca es el camino pero...

— no ky, déjalo... no vale la pena — le sonreí

— bueno, la que nos faltaba... ser socias — rio

— por mi primo...— reí yo — bueno eso fue lo más santiagueño que dije en mi vida

— la puta madre cielo... quien te manda— siguió riendo — ¿Queres que me vaya por ahí y te deje sola con el rubio ese?

— no... quedate. No te lo comas igual zorra — la jodi

— estupida, no sabía perdón— sonrío haciendo puchero

— ya se tarada, te estoy jodiendo

Nos quedamos un buen rato hablando, le conté como se habían dado las cosas con Mateo y ella volvió a llorar por Santi.

— mi viejo está afuera— anuncio parándose

— nos vemos perra — sonreí pegándole en el culo

— chau socia — rio ella — contame qué onda mañana, cagalo a palos por pendejo estupido

— mañana te cuento... nos vemos — solté saludándola con un beso en el cachete y entrando a mi casa porque tenía frío

Me senté en el sillón y me quede un rato con el celu, ya no sabía que más hacer aunque por suerte la gente se estaba yendo

— sabes que le falta a eso... — sonrío siete señalando mi teléfono

— que?

— mi número — rio sentándose a mi lado

— toma arreglamelo entonces— le sonreí dándoselo para que se agendara

Con una sonrisa puso su nombre y número para luego devolvérmelo.

— me tengo que ir... pero háblame... — me sonrío

Cuernos de angelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora