[𝟘𝟜]

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Las manos de algún desconocido acaban de rozar, para nada gentilmente, el trasero de Kirishima. Por un segundo se plantea girarse a descubrir quién ha sido el desgraciado, pero es consciente de que con la gran cantidad de gente reunida y borracha en ese jardín nada resultará de buscarlo. Como mucho podría generar alguna gran discusión que entretendría a todos aquellos que todavía no han llegado a un estado de embriaguez. Parece más interesante continuar bailando con Mina.

La chica mueve las caderas de manera provocadora al son de la música, como si quisiera decir "Miradme, estoy justo aquí". La seguridad que la envuelve y el perfecto sentido del ritmo que posee dejaría embobado a cualquiera con dos ojos para observarla. Despide feminidad por cada poro de su piel, su cabello le hace la perfecta compañía a sus movimientos y sus manos suben y bajan en un embriagante y sensual movimiento.

Kirishima, por su parte, no se queda atrás en esa pequeña y sexy guerra establecida entre los dos. No quiere tirarse flores, pero su sentido del ritmo junto a las prendas elegidas para esa noche le dan un aire realmente encantador. Si normalmente se ve como un niño lindo y de confianza, adorable y entrañable, esa noche se ve como un maldito dios. Los pantalones oscuros apretados y rotos, esa camiseta larga blanca que deja a la vista sus marcados brazos. Los movimientos de su cuerpo van totalmente acompasados con los de su amiga, generando una pequeña burbuja en ellos de la que nadie puede apartar la mirada. Tampoco les importa demasiado esa atención, simplemente desean pasarlo bien disfrutando la música.

—Wow Kiri, no sabía que podías moverte así —casi grita en su oído Mina, tratando de ser escuchada por encima de la música que, aunque más ligera en el exterior que en la sala, impide la correcta audición.

—Soy una caja de sorpresas —bromea acercándose más a ella, el espacio casi inexistente entre ellos—. Un hombre realmente varonil siempre tiene un as bajo la manga.

—Dime que además te gusta ir de compras y te pido matrimonio ya mismo —bromea Ashido dejando un beso en la mejilla de su amigo, siendo consciente de la sexualidad de este.

—No me digas eso que me emociono —vacila tomando distancia para soltar una fuerte carcajada, tampoco quiere dejarla sorda.

—Oye, Bakugō tarda en llegar —comenta la pelirrosa retomando la sensual danza, disfrutando de la maravillosa canción de Doja Cat que ella misma metió en la lista.

—Oh, seguro que llega dentro de poco —asegura Kirishima tratando de no verse decepcionado ni decaído, todavía no ha bebido lo suficiente como para que el tema no le afecte pero sí como para no ponerse a llorar a la más mínima mención—. Suele ser puntual.

La chica asiente, parece convencida ante lo dicho y parece no fijarse en la pequeña bajada de la sonrisa del chico. Eijirō simplemente trata de disfrutar la canción de una de sus cantantes favoritas, notando como los ánimos parecen volver rápidamente a su cuerpo.

—Mina, voy a por algo de beber —avisa sin dejar de bailar—. ¿Quieres algo?

—Que va, si bebo más tendré que ir a casa gateando —bromea fingiendo un tambaleo por el alcohol—. Voy a ver si Denki al menos ha sido útil y ha invitado a algún chico guapo.

Con la despedida la chica comienza su camino en dirección contraria a la de Kirishima, y este simplemente ríe al saber que seguramente conseguirá a más de un chico con el que estar, al fin y al cabo Mina es prácticamente el prototipo perfecto. Hermosa, divertida, valiente, segura de sí misma, independiente.. podría ser la chica ideal de cualquiera, a excepción de la de él que tuvo el privilegio de gustarle y rechazarla. Para su mala suerte su persona ideal es un rubio malhumorado, responsable, malhablado y centrado en conquistar a otro chico.

Help me [Kiribaku//Bakushima]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora