No es la primera vez que Kirishima se despierta en la habitación de invitados de Denki, en absoluto, pero sí es la primera vez en la que alguien más duerme con él en esa cama. Sus ojos se mantienen cerrados con fuerza y miedo, su cabeza apoyada sobre algo blandito que quiere suponer es la almohada. El corazón le late descontrolado ante el recuerdo de quién debe estar durmiendo a su lado, lo cual hace aún más difícil la acción de abrir los ojos. No quiere hacerlo, no quiere fijarse en el hermoso rostro dormido del cenizo y comenzar a babear como un adolescente enamorado. Él no es así, él no es así, él no es así..
«Podría mirarlo solo un poquito de nada.»
Agita su cabeza ante ese pensamiento, tratando de alejar la idea de su mente, aunque una mano sobre esta detiene toda acción. Por un segundo queda confundido, no entiende como Bakugō podría haber notado el movimiento de su cabeza contra la almohada. Una idea fugaz recorre su mente, negándose a creer que puede ser la respuesta correcta, aunque la mano que recientemente ha notado en su cintura y su cabeza sobre una zona blandita y más suave que una almohada le hacen dudar.
«Es totalmente imposible, no puede ser.»
Aún con miedo empieza a abrir los ojos, topándose con una camiseta naranja extrañamente similar a la que Bakugo se puso para dormir el día anterior. Nota las sábanas cubriendo desde la cintura hacia abajo del cuerpo a su lado, y también nota el extraño ángulo de visión que posee. Su corazón vuelve a descontrolarse al darse cuenta de la altura a la que se encuentra, el pecho. Si pudiera verse desde fuera de la situación, no tiene dudas de que se encontraría a sí mismo apoyado sobre el pecho de Bakugō —con el brazo de este rodeándole gentilmente la cadera para tener una mayor proximidad—. Gira ligeramente su cabeza hacia arriba, topándose con la mirada roja y penetrante del chico sobre él, y no puede evitar dedicarle una sonrisa tierna y algo avergonzada.
—Buenos días, Blasty —saluda en un tono cansado, sus mejillas teñidas de rojo por la vergüenza.
—Buenos serán para ti, yo me tengo que despertar viendo tu cara de mierda —contesta burlón Bakugō con una pequeña sonrisa que, de no ser por la proximidad, no habría conseguido distinguir—. Además, llevas toda la noche aplastándome.
—¡Perdón! —grita aún más avergonzado el pelirrojo, tratando de alejarse del cuerpo contrario aunque este no lo permite.
—No he dicho que me molestara, joder —dice mientras con una mano empuja la cabeza de Kirishima contra su pecho, volviendo a la posición anterior—. Eres jodidamente descuidado, bastardo. Joder, ¿y si llegas a estar durmiendo con otra persona?
Kirishima ríe ligeramente al darse cuenta de que, en el fondo, Bakugō parece preocupado por su profunda manera de dormir. No es la primera vez que se lo dicen, tiene un sueño tan pesado que podrían entrarle a robar haciendo todo el ruido posible y no se enteraría. Le parece tierno que el cenizo se haya dado cuenta y que aún así lo haya dejado dormir de esa forma, porque está seguro de que fue su culpa que acabaran en esa posición.
—¿De qué cojones te ríes, idiota? —pregunta con un falso tono de molestia Bakugō mientras golpea ligeramente la cabellera pelirroja y despeinada que se encuentra sobre su pecho.
—Me parece lindo que te preocupes por mí —contesta Kirishima con otra ligera risa, ganándose un golpe más fuerte que le hace aumentar sus risas.
—¿Quién cojones se ríe más cuando le golpean? Eres un maldito masoquista —suelta el rubio desistiendo en el intento de frenar las risas contrarias.
«Teniendo en cuenta que te ayudo a conquistar a Todoroki... Sí, soy un masoquista.»
El cuerpo de Kirishima se adapta perfectamente a la posición tomada por ambos, su cabeza colocada de tal manera que puede escuchar los latidos ligeramente rápidos del contrario. El ritmo de los latidos es hipnotizante, tanto que no quiere dejar de ser capaz de oírlos como en ese momento. A lo mejor si despertara todas las mañanas a su lado podría ser capaz de escucharlos..
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Help me [Kiribaku//Bakushima]
FanfictionEstá bien. A lo mejor su decisión no había sido la más acertada, ni la más sana, ni la más inteligente; pero cuando se trata de amor, Eijirō Kirishima es el idiota más grande de todos. A lo mejor todo habría sido más fácil si se hubiera negado a ayu...