4. Mónica

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Era Sábado por la mañana.

Raúl miraba con tristeza el lado izquierdo de la cama y recordaba la perfecta figura de su Mónica.

Recordaba su extraña forma de darle los buenos días.
Recordaba su dulce voz.
Recordaba sus ojos azules mirando con molestia al castaño por tener tanta atención.

Ya había pasado más de dos años y no podía soltar su recuerdo.
Le resultaba tan difícil el aceptar que ya no estaba, que ya no iba a volver.

Y era gracioso, había atendido a bastantes casos como el suyo y ellos siempre terminaban aceptando que ya no estaba aquella persona, pero ¿Quién iba a ayudarlo a él?.

A medida que se levantaba recordaba que los primeros meses después de su perdida fueron extraños. La escuchaba por todas partes.

"Buenos días puerco"
"Eres un imbécil"
"Gracias, guapo"
"Sabes, veces temo que tu ego me tire de la cama"
"No digas eso, estamos en un hogar cristiano"

Una y otra vez escuchaba su voz.

Después de encender la cafetera buscó su taza en la alacena, y por accidente tomó la de su amada. Aquella taza con un diseño raro le traía dulces y amargos recuerdos.

Recordaba aquellos ruidosos desayunos que solía tener.
Recordaba que la primera vez que se quejó del diseño de mierda de la taza, Mónica lo dejó fuera de su propia casa por más de una semana, tiempo en el que tuvo que ir a vivir con Rubius y Vegetta.
Recordaba la última vez que la vio usarla.

Después de ese amargo recuerdo la guardó al fondo de la alacena para evitar que vuelva a pasar aquel accidente y tomó la suya.

Sus nuevos desayunos los compartía solo con sus apuntes y con un par de lápices.

Mientras tomaba café revisaba las nuevas cosas que había aprendido de su paciente y, en medio de sus pensamientos recordó la voz de la chica.

"Juro que un día de estos vas a preferir tener una cita con tus apuntes que conmigo"

Al castaño solo levantó la mirada y vio es espacio vacío que había frente a él.

- Joder - dijo Auron dejando la taza de lado - me estoy volviendo loco otra vez.

Después de desayunar tomó una decisión, debía guardar lejos cada cosa que le recordara a ella.

Así que después de pensar bien, abrió la habitación de invitados y comenzó a guardar las cosas de su esposa.

En aquella habitación guardó su ropa, ropa que hace mas de dos años había permanecido como ella la había dejado.
Guardó su maquillaje.
Guardó su almohada.
Guardo en una caja su taza, su plato y todas las cosas que ella solía usar habitualmente.
Y en la pared colgó la gran fotografía que mandó a enmarcar del día de su boda.
Junto al él estaba Mónica tomándolo del brazo, mostrando su hermosa sonrisa. Ambos vestían de blanco.

Y después de guardar todo eso cerró con seguro aquella habitación para jamás ser abierta de nuevo.

Quieto en el pasillo, Auron pegó su espalda a la pared y se dejó caer lentamente, sintiendo como resbalaban las lagrimas por sus mejillas

Psicólogo  [Luzuplay/Loliplay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora