8. Pecados

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Era domingo por la noche.
Auron miraba como siempre las estrellas por la ventana de su despacho, anhelando poder revivir al menos uno de los momentos que vivió con Mónica.

Raúl recordaba las palabras de las personas que habían pasado por su despacho con la misma situación que él "A veces siento que está a mi lado" anunciaba una "En mis sueños la veo sonriendome" decía otra "A veces siento que mis sueños son como una película vieja, todas las noches revivo cada momento que viví con él " resonaba otra.

- ¿A caso no me amabas Mónica?- preguntó el castaño a la nada - absolutamente todos mis pacientes dicen que sus seres queridos están con ellos en determinadas horas, ya sea del día o la noche, pero desde que te fuiste ni una sola vez estuviste...

La suave voz del psicólogo fue interrumpida por unos golpes en la puerta. Ya no había mayor misterio de la persona que había tras ella, en definitiva era su extraño paciente.

- Desde que te conozco no hay un solo domingo en donde no me abras la puerta - dijo Lolito entrando al lugar - ya deberías decidir donde poner tu cama.

- Si claro - Auron despues de cerrar la puerta se dejó caer sobre el sofá - ¿y que hay de ti?¿acaso también quieres vivir aquí?

Raúl sonrió con sutileza, recostando su nuca en el respaldo del sofá.

- No es una mala idea - el ojiverde dejó caer su cuerpo con brusquedad haciendo que el castaño de un pequeño saltito - no hay un lugar a donde quisiera volver, además, se me hace más divertido venir a esta hora a charlar con alguien.

El psicólogo, sin despegar su cabeza del lugar donde la tenía, miró a su paciente.

- Tenemos un problema similar - Auron le regaló una sonrisa melancólica - yo tengo un lugar al que no quiero regresar.

Lolito miró al techo sin borrar su sonrisa ¿Por qué diablos se parecía tanto a él? ¿Acaso la vida le dio este castigo por las personas que fueron víctimas de su insaciable amor? No sabía. En estos momentos el pelinaranjase sentía como un personaje de los libros que solia leer, aquel personaje que estaba condenado a expiar su pecado volviendo a perder a su amado una vez tras otra.

- Raúl - pronunció el ojiverde fijando su vista en el castaño - ¿sigues molesto por lo que dije?

- No -El nombrado cerró los ojos - por supuesto que no, eso que sucedio fue algo realmente inmaduro de mi parte.

Y con esas palabras el castaño se quedó dormido.

El pelinaranja quitó su abrigo y se lo colocó al contrario.

- Sigues siendo el mismo deastre que conocí Sergio.

Psicólogo  [Luzuplay/Loliplay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora