—¿Porqué no me dijiste? —le pregunté a mi madre en forma de reclamo.
Ella estaba sentada sobre mi cama, justo a un lado de mí, tenía sus brazos recargados sobre sus piernas y una expresión de angustia que hacía siempre que algo la superaba.
—No era el momento Jenny.
Me mordí el labio tan fuerte que sentí el sabor de la sangre en mi boca.
—Sabes que tienen que irse ¿cierto?
—¿A dónde? —exclamó desesperanzada y me miró con los ojos tristes de un cachorro bajo la lluvia— ¿Cómo voy a decirle a tu padre que debemos irnos? ¿Y Katy? ¿Qué pasará con la escuela?
—Mamá... —reclamé— ¿te estás escuchando? ¡Están en peligro!
Un silencio incómodo inundó la habitación, mi madre bajó la vista hacia sus manos y empezó a frotarse las arrugas en sus dedos, como si quisiera lavarlas fuera de sus manos.
—Tienen que ir a México, a Loreto.
Mi madre negó rotundamente.
—No hay manera.
—Mamá, yo se que han pasado muchas cosas, que no haz vuelto desde... no se desde cuándo, pero ahí está la familia, yo sé que les ayudaran.
Ella volvió a negar y se puso de pie, caminó hasta la ventana y miró hacia afuera por unos segundos antes de voltear hacia mi con los ojos mojados.
—No es posible, no ¡no se puede!
—Creo que exageras.
De pronto sus ojos se encendieron en llamas.
—¿Exagerar? —exclamó— ¡Mi madre me hecho de ahí hace veintitrés años! Ella fue muy clara, si cruzas esa puerta, no volverás jamás.
—Sé que la abuela los recibirá —murmuré poniéndome de pie y acercándome a donde ella estaba.
Mamá volvió a negar, se apartó de mí y se cruzó de brazos mientras se mordía los labios; conocía esa expresión demasiado bien.
—No entiendo porque tengo que ir ahí ¿por qué no a otro lado? ¡A Texas!
Suspiré y froté suavemente la espalda de la mujer que me había dedicado toda su vida.
—Vamos a hacer un hechizo de protección —le expliqué con la voz más tranquila que pude, no sabía si mi madre iba a tomarse esto como brujería— pero tiene que ser para toda la familia, no dejaré que nadie esté en riesgo por mí, es por eso por lo que tienen que ir.
—¿No pueden hacerlo por separado?
—No tenemos tiempo —murmuré dulcemente y besé su nuca— sino lo haría, te lo juro, ya de por si me resulta difícil tener que sacrificar a la mitad de mis amigos.
—¿Qué quieres decir?
Suspiré.
—No podemos buscarlos a todos mamá.
Observé el exterior, a fuera el sol brillaba intensamente en el cielo, no era muy tarde todavía, podía llegar sin problema a Hope, pero el viaje de ahí a Banff era otro asunto, siete horas en el auto con suerte.
—¿Entonces? Necesito que decidan ya porque tienen que irse en la noche.
—¿Qué? —exclamó mi madre— ¿Esta noche? Jennifer, te haz vuelto loca.
—¡Necesito que me ayuden! —exclamé sujetándola por ambos hombros— mi existencia, toda mi existencia, dejaría de tener sentido si les pasa algo malo; haré todo lo que esté en mi poder y más para que estén seguros, por favor, madre, tienes que ayudarme.
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Tempestad de primavera
FantasíaLa leyenda de las estaciones 3 Después de una inesperada revelación, Jennifer se encuentra en un barco rumbo a una isla secreta perteneciente a una logia de la que ahora forma parte. Durante su estancia en dicho lugar, se da cuenta de que toda la si...