Prólogo.

327 40 3
                                    

¿De qué sirve estar vivo si no puedes vivir?

Vivir.

Esa palabra ha resonado en mi mente desde hace mucho, he estado buscando un significado propio a esa palabra tan lejana para mí, tan distante que no se realmente si vale algo, si significa algo en el infierno en el que me encuentro.

Me han quitado todo.

A mis padres, a mi hermano, mis amigos, al único ser que realmente me amó por lo que soy, y ahora, también me han quitado las ganas de vivir.

Lo último que recuerdo antes de estar aquí, fue caminar sobre pasto en dirección a mi dormitorio, luego sentí claramente cuando unos hombres me colocaron una bolsa en la cabeza y me llevaron hacia un sótano.

Desperté hace seis meses, dándome cuenta de que estaba en una cama, mis extremidades estaban atadas a los bordes de esta, dejándome inmovilizada, con una venda en mi boca y otra sobre mis ojos, dejándome sin posibilidades de escapar.

Fueron dos días, dos días en los que nadie se asomó por la habitación, nadie noto que estaba despierta, y que no tome ni bebí nada en ese tiempo.

Luego sentí la puerta abrirse, mas no pude hacer nada para ver quién era, tampoco pude hacer nada cuando paso sus manos por todo mi cuerpo, tampoco pude hacer nada cuando me violo.

Cuando por fin acabo, desprendió la tela negra que me tapaba la vista y fue ahí cuando lo vi al sujeto que arruino a mi familia.

Desee con todas mis fuerzas que no fuera cierto, desee estar soñando y no verlo. Lo desee con todas mis fuerzas, más no podía negar lo evidente.

Christopher Daniels estaba frente a mí.

—Feliz cumpleaños. —fue lo único que salió de él.

No volví a verlo en toda esa semana, antes de irse ese día, me desato y salió de la habitación. Tampoco pude comer aquel día, intenté escapar, pero el cuarto no contaba con ventanas y la puerta estaba bajo llave así que desistí rápidamente, no me encontraba con ánimos de luchar, quería morir para volver a ver a mis padres y así sentirme plena nuevamente.

Aun no puedo comprender que paso el tiempo que pase dormida, ¿me habrá violado estando inconsciente? ¿habrá llegado hasta ese extremo?

Sinceramente, ahora lo creo capaz de todo.

Feliz vigésimo cumpleaños a mí.

Con forme pasaron los días, una señora de edad entraba a la habitación constantemente, dejándome comida, pidiendo que use la ropa del closet y rogándome que me comporte ya que por momentos la ansiedad llegaba a mí, haciendo que destroce todo a mi paso, lo que alteraba a Christopher quien llegaba y me arrastraba fuera del lugar para que lo limpien.

A donde siempre me llevaba era a una biblioteca personal que tenía la casa, era un lugar privado, solo de él -según lo que me dijo- allí me dejaba por el resto de la tarde, y para cuando volvía a la habitación, todo estaba en su sitio, como si nada hubiese pasado.

Las noches son lo peor, no sé si llegara, romperá la puerta y volverá a forzarme.

El miedo, la desolación y desesperanza son los únicos que me acompañan diariamente. Ni siquiera los recuerdos pasados logran calmar mi tristeza.

Si tan solo hubiese confiado un poco más en mí, tal vez las claras señales que me daba el infeliz hubiesen bastado para saber que algo iba mal, que mi vida como la conocía, se acabarían.

Ahora estoy frente a mi espejo, preguntándome si vale la pena luchar. Si mi cuerpo resistiría una cruzada más, porque mi alma no da para más.

¿Qué tan rápido vendrían por mí, si rompiera el vidrio y me apuñalara con eso?

Posiblemente sobreviviría, pues él se encargaría de aquello, solo para después me pueda matar...



El silencio de un alma rota [Alma #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora