Una semana antes.Lloviznaba. El hogar de las Garzón se sentía frío. El viento entraba con fiereza por los pequeños orificios de las ventanas. Un sonido seco se hacía presente en el piso de roble cada que la gotera se derramaba, aquello ponía nerviosa a María José. Trataba de concentrarse, juntando toda la fuerza de voluntad que le era posible para pasar por desapercibido el frío que comenzaba a ponerse más intenso al pasar los segundos, logrando entumirle el cuerpo. Sentía sus manos temblar y sus mejillas tornarse rojizas. Por el otro lado de las paredes de su habitación, podía escuchar a la perfección los quejidos de su madre. Poché sólo ponía ambos ojos en blanco, puesto que sabía que aunque nada malo estuviese sucediendo, su madre siempre encontraía algo para quejarse.
Decidió entonces levantarse de su cama al sentir una gota de agua caer sobre su nariz. Se acercó a su mochila y sacó un par de lápices y su cuaderno de dibujo, dispuesta a terminar aquello en lo que había estado trabajando los últimos días. Suspiró. Una vez más, una castaña de mirada dulce e inocente se apoderó de sus pensamientos. María José lo sabía. No necesitaba ocultarlo más, estaba perdidamente enamorada de aquella castaña.
Lo sabía, porque era el primer pensamiento que tenía al despertar y el último cuando estaba por dormir. Lo sabía, porque Daniela provocaba que su corazón se acelerara con sólo tenerle de frente. Lo sabía, porque sólo bastaba una mirada por parte de la chica para que sus piernas temblaran y sus manos sudaran por el nerviosismo. Lo sabía, porque le quería tener siempre cerca, sin importar qué. Lo sabía, porque le encantaba sentir el tacto de sus manos, pues la piel de Daniela era cálida, dulce.. Lo sabía cada que veía a sus labios, rosados, la manera lenta y calmada que tenía de expresarse, la forma en la que fruncía ligeramente el ceño al hablar. Lo sabía, porque no le importaba que ese amor fuese en contra de sus ideales, creencias o reglas. Era amor, y nada más que eso importaba.
Se sentó en la silla de madera quedando frente a sus escritorio. Encendió la linterna frente a ella, brindándole la iluminación que necesitaba para poder continuar con su trabajo. Las gotas de agua se resbalaban por su ventana sonando como una melodía para sus oídos. Centró su atención en el dibujo que se postraba ante ella. María José había comenzando a dibujar el rostro de Daniela. Esa había sido en lo que se había permanecido ocupada los últimos días. Movía sus manos con lentitud, dándole vida a cada trazo, a cada línea.. Su mano se movía con precisión. Tenía su labio superior atrapado entre sus dientes, e inconscientemente, su ceño se fruncía con ligereza. Le faltaba poco para dar por finalizada su obra.
"Eres sin duda lo más lindo que ha navegado por mis pensamientos las últimas semanas. Te quiero, Dani.
Con amor, Poché."
Sonrió al ver el resultado. El rostro de Daniela acapaba toda la extensión de la hoja que en algún momento se mantuvo en blanco. En el retrato se apreciaba a la castaña con una mirada penetrante, mientras mantenía su brazo izquierdo siendo sostenido por la parte del mentón. Su cabello, como Poché lo recordaba, estaba sedoso y brillante. Sus delgadas y pequeñas manos largas, sus pestañas espesas, los gruesos labios rosados y los grandes ojos de Poché dirigidos hacia ella en específico..
—¿Has terminado de hacer tus deberes, María José? —Soltó un respingo en cuanto sintió el sonido de la puerta abriéndose con brusquedad. Su madre entró con pasos firmes y apresurados, y a juzgar por el tono y volumen de su voz, Poché deducía que estaba molesta. Inhaló ondo antes de responder.
—Estaba por hacerlos, mamá.
—¡Pero mira que desastre, María! —Y ahí comenzaba de nuevo una larga sesión de regaños por parte de su madre. Puso los ojos en blanco, sabiendo que se avecinaba un gran sermón, y no se equivocó. –¿¡Cuántas veces debo repetirte lo que debes de hacer?! ¡Dímelo! Siempre debo estar detrás de ti, como si fueses una pequeña de cinco años..
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Eres Mi Religión. [Caché]
Fanfiction1968, donde la homosexualidad era vista como un acto vil, repulsivo, un pecado que debía ser pagado con la muerte.. Una delgada línea entre el bien y el mal, el cielo y el infierno, el amor y el odio, la misericordia y la pasión desmedida. Daniela...