6. Afortunado

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Hyakkimaru se aseguró de hacer un buen nudo a la tela que colgó en su espalda para poder cargar todo. Lo que llevaba a cuestas pesaba bastante pero no le importó, debía llevar todo hasta su hogar para dárselo a Dororo. Ya en la entrada de la aldea se volteó para encarar a Okowa y Taiki, ambos lo observaban amablemente.

— Muchas gracias por su ayuda. —Les dijo Hyakkimaru seriamente haciéndoles una ligera inclinación de cabeza.

— Ni lo menciones, Hyaku-san. —Respondió Okowa aumentando su sonrisa—. Fue un gusto poder ayudarte, estoy segura que a Dororo-chan le encantará. Por favor no se olviden de nosotros ¿sí? Espero poder volver a verte junto con Dororo-chan un día de estos.

— Es cierto... ¿pueden darme algo de papel y tinta?

Taiki le dio los mencionados objetos. Apenas los recibió Hyakkimaru hizo su mejor esfuerzo para dibujar un detallado mapa de donde se encontraba su aldea. Cuando lo terminó se lo pasó a Okowa mientras le decía con serenidad:

— Es un mapa para que puedan llegar hasta nuestra aldea. Siéntanse con la libertad de venir cuando gusten, nosotros estaremos encantados de recibir su visita.

El rostro de Okowa se iluminó de alegría apenas escuchó eso. Tomó el mapa volviendo a agitar las manos de Hyakkimaru de arriba hacia abajo enérgicamente, asegurándole que en cuanto hubiera oportunidad irían a visitarlos.

Y así fue, desde ese día en que Hyakkimaru volvió a encontrarse con esa risueña mujer, de vez en cuando iba a visitarlos junto con su esposo y tres hijos. Dororo se mostró muy sorprendida y hasta algo recelosa al principio, tal parecía que el percance de la casi boda aún estaba muy vivo en sus recuerdos.

A pesar de esto, la amistad entre las dos resurgió de una manera sencilla y muy natural. No había duda que había personas que estaban destinadas a reencontrarse y formar lazos nuevamente a pesar del tiempo y la distancia.

Los instintos de supervivencia de Dororo seguían estando muy desarrollados debido a todas las experiencias por las que pasó cuando niña

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Los instintos de supervivencia de Dororo seguían estando muy desarrollados debido a todas las experiencias por las que pasó cuando niña. Fue por esta razón que un extraño presentimiento la despertó a mitad de la noche. Abrió los ojos de golpe y contuvo una exclamación de sorpresa cuando distinguió una figura entrando en su habitación.

Por cuestiones de seguridad, cuando se encontraba sola tenía la costumbre de dormir con una "Tantō" [1] a un lado de su futón en caso de que alguien tratara de atacarla en medio de la noche, nunca se imaginó que en realidad llegaría el momento de que eso pasara.

La tomó rápidamente y se abalanzó contra el desconocido para atacarlo en un brazo, para su sorpresa la figura desenvainó ágilmente una katana propia para detener a tiempo su ataque, el fuerte sonido del choque metálico entre las armas inundó la habitación.

— "Esa agilidad y esa fuerza..."

Pensó Dororo mientras su corazón daba un vuelco, entornando la vista. Cuando sus ojos se acostumbraron a la oscuridad pudo distinguir unos hermosos orbes caramelo apreciándola con tristeza. No perdió tiempo y retiró su pequeña espada para hacerla a un lado.

Parte de mi alma [HyakkiDoro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora