ESTÚPIDA MALDICIÓN -JAMES POTTER Y TÚ

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-¡Abby! Despierta marmota. -Dice Jason dando golpes a la puerta de la habitación donde se había quedado la noche Abby. -Abby el tren no se va a quedar esperándote a ti exclusivamente. -Abby algo adormilada, como toda persona que se acaba de despertar, abre los ojos y se queda unos minutos mirando al techo de su habitación, debatiéndose entre si debería hacer caso a los llamados de su mejor amigo y prepararse para la vuelta a hogwarts o volver a cerrar los ojos y volver a dormir, sin duda, ambas opciones eran muy tentadoras. Finalmente se decidió por la primera.

-Ya voy, ya voy... -Dice levantándose de la cama con los su pelo sin peinar y sus ojos que le pedían volver a cerrarse. La pelirroja aún adormilada se dirigió hacia el baño de la habitación y se dio una rápida ducha de haga fría, para despejarse, se vistió con unos pantalones negros y largos, una camiseta manga corta blanca algo ajustada al cuerpo y una chaqueta larga del mismo color que el pantalón, peinó y secó su pelo dejando sus pequeños rizos al natural.

Bajó las escaleras y fue a la cocina de la mansión, donde se encontraba Jason, quien al verla sonrió divertido. -Parece que vas a una entrevista de trabajo muggle.

Abby rodó los ojos -No digas tonterías Jason, voy como una persona normal.

-Bueno, en realidad si es así, pero que olvidas de una cosa. -Abby enarcó una ceja y formuló un simple"¿qué?" -No eres normal.

-Ooh, cállate idiota. -Ambos rieron y desayunaron rápidamente, salieron de la mansión y se montaron en el coche de la familia Jackson, donde los padres de Jason les esperaba.

En el viaje en coche estuvieron hablando los cuatro de infinidad de cosas, que realmente no tenían demasiada importancia.

-Llegamos -Anunció la señora Jackson. Los dos mejores amigos sintieron y bajaron rápidamente, caminaron hasta llegar al andén y lo cruzaron, Abby recorrió el lugar con la mirada pero de un momento a otro sus ojos se cruzaron con otros... James la miraba desde lejos y ella le miraba a él.

-Vamos Abby, Clary nos estará esperando en el compartimento. — Llamó su atención Jason.

— ¿qué? Oh, si, claro. — Dijo mirando por última vez a James para después mirar de nuevo a Jason. Dicho esto a,vos se encaminaron hacia el último compartimento a la izquierda.

Mientras tanto, James se reunió con los merodeadores y se dirigió a su compartimento... El último a la derecha.

El tiempo pasó y ambos, tanto James como Abby, parecían envueltos en sus propios pensamientos mientras sus amigos hablaban, las voces resonaban en su cabeza como eco.

[(...)]

De repente James solo vio negro, todo estaba muy silencioso, tenía frío, James abrió los ojos cuando comprendió que los tenía cerrados, estaba en el tren, pero no había nadie, el tren parecía más sombrío, se levantó sin entender nada, pensando que se había quedado dormido y sus amigos se habían ido, pero ellos no eran así, ¿cómo le harían algo así?

Mientras se hacía estas preguntas caminaba por los pasillos del tren, a medida que avanzaba hacia más y más frío, un escalofrío cruzó su columna vertebral cuando abrió la puerta de un compartimento, había una persona dormida, tal vez muerta, su pelo era pelirrojo su piel estaba más pálida que la piel de cualquier otra persona, James intentó girarla su piel estaba fría, como un témpano de hielo, le apartó el pelo de la cara...

Lily.

James sintió una presión en el pecho, no sabía que estaba pasando, Lily parecía muerta, de un momento a otro, entre pestañeos, ya no era Lily.

—¿Abby...? — Preguntó en susurro. Lily/Abby abrió los ojos, James hubiera pensado que estaba muerta si no fuera por eso, ni siquiera parecía respirar.

La pelirroja no dijo nada abrió la boca y puso las manos sobre el cuello de James, apretándolo, el miedo creció en James, tenía dos filas de dientes realmente afilados y un líquido negro salía de su boca, sus manos cogieron las de lo que parecía ser Lily/Abby he intentaron apartarla, pero el agarre solo incrementó, le faltaba el aire, necesitaba aire, pero no parecía poder conseguirlo, quiso gritar, pero nada salía de su boca, lágrimas empezaron a caer por sus ojos, hasta que de un momento a otro...

— ¡James!