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Maratón 3/4

James se despertó antes de lo normal y decidió bajar a la cocina a desayunar, pues tenía hambre y estaba algo nervioso, ese mismo día Abby iría a su casa y se quedaría durante un mes, hasta que fuera hora de volver a Hogwarts, hacia tiempo ya que ellos no hablaran y aunque en el fondo ambos se murieran por hacerlo ninguno daba el primer paso, Abby no quería incomodar a James y ahora que Abby tenía novio James se sentía algo raro a su lado.

Se apoyó en la encimera y se preparó unos cereales, James cogió una cuchara y empezó a comer mientras pensaba en todo y en nada al mismo tiempo, en ese momento James no tenía un pensamiento fijo, eran esos momentos en los que empiezas a pensar en una cosa y al cabo de cinco minutos estás pensando en todo lo contrario, sin ni siquiera saber cómo has llegado a ese pensamiento.

Cuando James se quiso dar cuenta estaba pensando en su hermana, normalmente lo hacía, cuando hacía algo y le recordaba a ella, cuando era más pequeño, James hacía el desayuno con su hermana mayor para sus padres todos los domingos que pasaba en casa, muchas veces ambos terminaban llenos de harina mientras reían.

Suspiró y se dedicó a recoger lo que había sacado de su lugar.

Mientras tanto, los chicos se despertaron y se quedaron hablando arriba durante unos minutos, Fleamont Potter pensaba junto a su mujer en nuevas pociones y Abby tomaba un autobús muggle para ir a la zona más cercana a la que le pueda dejar de la casa de James.

Remus, Sirius y Peter bajaron las escaleras y se dirigieron a la cocina reuniéndose con James.

[(...)]

Abby atravesaba un pequeño bosque en dirección a la casa de los Potter tranquilamente mientras tarareaba una canción muggle, Abby llevaba unos pantalones vaqueros de tiro alto y corte ancho en las piernas, una camiseta de rallas de colores pegada al cuerpo y unas pequeñas botas con algo de tacón negras, no era la mejor ropa para pasear por el bosque, pero toda su ropa estaba en su maleta pues llevaba las cosas de hogwarts y Clarisse le había dejado llevar ropa.

La pelirroja se sobresaltó cuando escuchó un ruido entre los arbustos, dirigió su mirada hacia ese mismo sitio y se paró un seco.

Después de un par de minutos vio a un ciervo correr hacia donde ella junto a un perro negro grande y... ¿una rata? Abby frunció el ceño junto a esa imagen.

— ¡oye! ¡Esperarme! — La voz de Remus se hizo presente, y Abby vio cómo corría detrás de ellos, los animales iban directamente hacia ella como si fueran incapaz de verla. Remus y ella se miraron, el chico abrió los ojos como platos. — ¡J- Oye! ¡Cuidado con Abby!

J...

El ciervo, que era el que estaba justo en frente de la chica consiguió parar antes de chocarse. La rata, que estaba encima del perro, pegó un pequeño chillido y Remus llegó junto a ellos.

— ¡Abby! Que sorpresa, mira, este es el perro de los vecinos, este ciervo es... uno muy amistoso de aquí y... está rata es... ¡Una mascota de los Potters! Si, eso es, los chicos están en casa y yo he querido salir a caminar un rato...

— Ah... Pues... Hola, supongo, eh, — Mira a los animales confundida. — Que surrealista es esto. — Susurra y les sigue mirando sin saber qué decir pues las palabras de Remus no eran muy creíbles.

Con cuidado acaricio la cabeza del ciervo, él se lo permitió.

Remus sonrió. — Seguro que no pesas mucho Abby, y este ciervo tiene bastante fuerza, esos zapatos no parecen muy cómodos así que... ¿qué te parece un viaje un ciervo? — El ciervo se giró mirando mal a Remus, Abby abrió la boca para contestar pero Remus no la dejó. — Genial, yo te ayudo, solo dame un momento. — Se alejó un poco y el ciervo le siguió de mala gana. — Me lo vas a agradecer después, James. — Susurró pero Abby, con la mirada fija en el gran perro grande que le da enseñaba los dientes no logró escucharle, el perro parecía disfrutar que Abby no se moviera por él. Después de un par de minutos Remus volvió con el ciervo. — Ya está, ven, yo te ayudo a subir, es algo más alto de lo normal y a lo mejor no llegas bien. — Y era cierto, Abby era bastante bajita, la pelirroja se acercó a Remus el cual la cogió como a una niña pequeña, subiéndola al ciervo.

— ¿Seguro qué el ciervo está bien? Me puedo bajar... — Abby hizo ademen de bajarse pero el ciervo se lo impidió empezado a moverse, la gryffindor se agarro. — Está bien, ya lo pillo.

Remus sonrió pues su plan estaba funcionando y comenzó a andar junto a los demás. — ¿Has hablado últimamente con James?

— En realidad no, siendo sincera me sorprendió vuestra carta.

— ¿Y eso? ¿Esperabas la de otra persona? ¿Tu novio, tal vez?

— Bueno, no he hablado en todo el verano con Cedric, no me ha escrito, y yo tampoco a él, sinceramente tengo una mala sensación, pero no quiero desconfiar de él así. ¿Y James con Lily? ¿Hay algún avance? En una de nuestras primeras conversaciones sobre ella James me pidió consejo.

Abby miraba sus manos sujetándose con suavidad al ciervo y Remus sonrió. — No creo que necesite emplear más tus consejos con ella.

— ¿Y eso? ¿Están saliendo?

— No, pero creo que si tiene que aplicar esos consejos con alguien no será con esa pelirroja.

— ¿Le gusta alguien que no sea Lily. — Abby miró a Remus y este asintió, el ciervo movió la cabeza de mal humor. — No me dijo nada, supongo que estará pensando sus propias técnicas para conquistar a la afortunada.

— Puedes preguntarle quién es, a lo mejor te dice de una vez lo que tiene que decirte. — Abby no entendió exactamente a lo que se refería Remus, pero tampoco le dio más vueltas, simplemente asintió y vio como ya llegaban a la zona de casas y al final del bosque.

El ciervo se paró y se tumbó, de manera que Abby pudo bajar sin problemas. — Gracias.

— Vamos a casa, los chicos deben de estar esperándonos. — Remus miró a los tres animales y estos, en un rápido movimiento empezaron a correr como si du vida dependiera de ello, Abby, extrañada, asintió.

Cambié el número de capítulos de la maratón puesto que me dará para hacer al menos uno más, espero que os guste este capítulo, sinceramente me pareció algo gracioso escribirlo.

ESTÚPIDA MALDICIÓN -JAMES POTTER Y TÚDonde viven las historias. Descúbrelo ahora