MC | Kim JiSoo y Kim SeokJin sabían muy bien lo que hacían cuando decidieron casarse por conveniencia. Ellos sólo tenían que comportarse en público como una pareja feliz para forjar una alianza entre sus poderosas familias.
Un año después, las cosas...
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JiSoo paseaba del brazo de Kim Camilo por los jardines de la casa de éste mientras SeokJin permanecía en el interior hablando por teléfono. El parecido entre abuelo y nieto era inconfundible, y JiSoo no pudo evitar preguntarse si en treinta años más adelante estaría allí para atestiguar la transformación de Jin, o si ya habría tenido que unirse al club de las «primerasesposas» tras haber sido sustituida por una jovencita.
—Estás pensando—dijo Camilo. JiSoo se volvió hacia él.
—¿Y eso está mal?
—Depende de la importancia del pensamiento.
¡Desde luego, resultaba bastante difícil no conceder importancia a la mujer que amenazaba con destrozar su corazón!
—Puedes contar con la lealtad de Jin—añadió el anciano.
«¿De dónde habría salido aquel comentario tan críptico?», se preguntó JiSoo. ¿Acaso era tan transparente?
—Lo sé —contestó. ¿Pero era así? Ya empezaba a tener serías dudas sobre su capacidad de saber nada.
—Ya hemos recorrido el jardín entero y aún no me has contado qué te preocupa—. JiSoo decidió que debía esforzarse más en sonreír y en jugar a 'me encuentro perfectamente'.
—¿Por qué imaginas que me preocupa algo?
—Achácalo a mi experiencia leyendo entre líneas la mente femenina—. JiSoo estuvo a punto de preguntarle qué creía leer en la suya... pero pensó que tal vez no iba a gustarle la respuesta.
SeokJin estaba hablando por su móvil cuando entraron en la sala de estar. Era la tercera llamada consecutiva desde que JiSoo y Camilo habían salido a pasear al jardín. Acababan de terminar el café después de comer cuando Jin dijo que debían irse. Tenía que preparar un informe y al día siguiente volaba a Alemania por un asunto de negocios.
—¿Crees que podrás dejar cerrado el trato mañana?—preguntó JiSoo mientras regresaban a casa.
—Me temo que no. ¿Supone algún problema?
—Claro que no.
¿Sabría Wendy que Jin se iba de la ciudad? Y si era así, ¿planearía encontrarse con él en Alemania? El mero pensamiento de que fuera una posibilidad real estuvo a punto de destruir a JiSoo. No volvió a pronunciar palabra durante el trayecto de regreso y al llegar a casa se limitó a asentir con la cabeza cuando SeokJin reiteró su intención de completar el informe que tenía entre manos.
Se acostó con una novela y leyó un rato con la esperanza de sumergirse en la trama y olvidar sus preocupaciones. Pero fue inútil. ¡No lograba apartar de su mente la imagen de Wendy en brazos de Jin!
Ya era casi medianoche cuando Jin entró en el dormitorio, se desvistió y la abrazó tras meterse en la cama. JiSoo no se movió y él resistió la tentación de despertarla.
