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Cuando JiSoo abrió el periódico a la mañana siguiente, lo primero que vio fue la foto que les habían tomado la noche anterior en la cafetería. Cuatro personas, felices, con una intimidad implicada que no había existido. El pie de la foto empleaba un tono especulativo que le hizo cerrarlo de inmediato, asqueada. Los expertos en cotilleos sociales iban a estar muy ocupados aquella tarde. Lo más probable era que la foto también apareciera publicada en los periódicos de Alemania, lo que significaba que Jin podía verla antes de que ella tuviera oportunidad de darle una explicación. Lo que significaba que debía llamarlo para ponerle sobre aviso.

Estaba a punto de tomar su móvil cuando se puso a sonar. Reconoció el número de Jennie en la pantalla.

—Tae sugiere que mantengamos una reunión de control de daños. Él se ocupará de decírselo a Jin. ¿Estás bien?

—Estaba a punto de salir. Te llamo luego—. JiSoo llamó a Jin en cuanto colgó, pero saltó el contestador.

Podía estar en la ducha, o desayunando... ¡o dándose un revolcón con Wendy en su habitación! «No entres ahí», advirtió una voz interior. JiSoo tuvo que esforzarse por apartar la imagen de su mente.

«Céntrate en lo que tienes que hacer», se dijo con firmeza. En aquellos momentos, eso implicaba acudir a su despacho a trabajar duro. Casi lo logró... casi. Y lo habría logrado si no hubiera abierto un mensaje en su móvil mientras esperaba a que cambiara un semáforo.

Me ha encantado la foto. Alemania es maravilloso.
Wendy.

JiSoo arrojó el teléfono al asiento de pasajeros con un gruñido. ¿Por qué había tardado tanto? ¿Habría esperado a que SeokJin saliera de la habitación del hotel para enviárselo? ¿Se habría asegurado previamente de que viera la foto del periódico?

No le costó ningún esfuerzo visualizar aquella escena con detalle. Decir que aquello había arruinado su día habría sido un eufemismo. No sabía si llorar o gritar. En lugar de ello se entregó de lleno al trabajo. Hizo las llamadas necesarias... excepto a Jin. ¡Con él pensaba tratar el asunto en persona! Anastasia llamó a media mañana para invitarla a tomar el té el sábado.

El almuerzo consistió en un sándwich que comió en su propio despacho, y durante la tarde estuvo tan 'profesional' durante una reunión de trabajo que resultó casi jocoso. Pero la fachada era lo único que estaba impidiendo que se desmoronara.

Las grietas empezaron a aparecer en el trayecto de vuelta a casa, cuando notó que estaba tocando la bocina más de lo habitual a la vez que mascullaba maldiciones a causa del tráfico, algo que normalmente solía tomarse con calma. El Mercedes de Jin no estaba en el garaje y no supo si sentirse aliviada o decepcionada por tener que esperar a iniciar la confrontación. En lo último que estaba pensando era en la comida, pero dio a Rosa las instrucciones necesarias antes de subir a cambiarse para ir al gimnasio. Una buena sesión de ejercicios podría servir para canalizar parte de su rabia, de manera que inició una vigorosa ronda con los aparatos antes de calzarse unos guantes de boxeo para golpear el saco.

Estaba a punto de terminar cuando Jin entró en el gimnasio. Ya se había cambiado y llevaba puesto el chándal. Tras observarla un momento, preguntó:

—¿Tienes algún motivo para golpear el saco con tanta fuerza?

—Sí. Estoy imaginando que el saco eres tú—. Jin se acercó a ella y la sujetó por los brazos.

—¿Y eso por qué?

—¡Cómo si no lo supieras! —espetó JiSoo con una mirada fulminante.

—NamJoon me ha llamado y me ha puesto al tanto de...

—¡Esto no tiene nada que ver con NamJoon!—. La expresión de Jin se endureció.

—Entonces, ¿de qué se trata?

—Suéltame—. Jin obedeció... pero en cuanto lo hizo se llevó un puñetazo en el estómago y tuvo que protegerse para evitar recibir otro.

—¿Quieres pelear conmigo?

—¡Sí, maldito seas!—. La cabeza de JiSoo apenas llegaba a los hombros de Jin, que debía pesar el doble que ella.

—Más vale que elijas a alguien con quien tengas alguna oportunidad—. El gruñido de frustración de JiSoo fue muy real, y sus ojos brillaban de rabia mientras se quitaba los guantes.

Si las miradas hubieran podido matar, Jin habría caído muerto.

—Se me está agotando la paciencia.

—¡Pues muérdeme!—espetó JiSoo.

—Es una idea bastante sugerente—replicó Jin.

Sin pensárselo dos veces, JiSoo lo abofeteó en el rostro. Jin la sujeto por la muñeca a la vez que hacía evidentes esfuerzos por controlar su enfado.

—Haz el favor de explicarme qué te pasa—. JiSoo nunca había tenido un carácter beligerante, de manera que fue incapaz de mantener su actitud agresiva.

—Wendy me ha enviado un mensaje esta mañana diciendo que había pasado la noche contigo en Alemania—explicó finalmente, y se preguntó si Jin tendría idea de lo torturada que se sentía.

—¿Y le has creído?

—Es una de tus ex amantes, te desea y es evidente que está dispuesta a hacer lo que sea por
conseguirte—. «Sin preocuparse si me destroza emocionalmente en el proceso», añadió JiSoo
para sí.

—¿Y eso lo convierte en un hecho consumado?—. La oscura mirada de SeokJin adquirió un matiz peligroso.—¿No olvidas algo?

JiSoo lo miró en silencio.—Puede que Wendy tenga un plan —continuó Jin.—Pero yo no he elegido estar en él.

—¡En ese caso, más vale que se lo digas.

—Ya lo he hecho. ¿Pero qué ha pasado con la confianza?

«Si estuviera segura de tu amor, la confianza no sería un problema». JiSoo no se animó a pronunciar en alto aquellas palabras por temor a revelar la profundidad de sus sentimientos. No quería darle a Jin aquel poder sobre ella.

—¿Crees que rompería mi voto de fidelidad?—.«No lo sé».

—Si Wendy estaba en Alemania yo no tenía ni idea—continuó Jin al ver que JiSoo no decía nada.—Tienes mi palabra. Eso debería bastarte—añadió con dureza.

A continuación fue hasta unos de los aparatos y empezó a hacer ejercicio. JiSoo se negó a observarlo ni siquiera unos segundos y subió a cambiarse. La idea de comer algo la hizo sentirse físicamente enferma y abrió su portátil para ponerse a trabajar. Eran las ocho y media cuando recibió una llamada de Jennie.

—Se suponía que ibas a llamarme—. ¿Cómo podía haberlo olvidado?

—Lo siento. He tenido un día muy ajetreado—se disculpó JiSoo.

—Tae ha hecho una reserva para que cenemos los cuatro juntos mañana por la noche. Jin tiene los detalles.

—Estupendo—. JiSoo se esforzó por mostrar cierto entusiasmo.

—¿Has recibido ya alguna crítica por la foto?

—Ha llamado mi abuela para invitarnos a tomar el té el sábado por la mañana. Supongo que querrá recordarme que debo ser más circunspecta. ¿Y tú?

—Mi madre ha llamado para decirme más o menos lo mismo. Que hay que huir a toda costa del escándalo... lo de siempre.

Tras colgar, JiSoo aún trabajó dos horas antes de ir a acostarse. Sola. SeokJin no había dado señales de vida desde que lo había visto en el gimnasio, de manera que se metió directamente en la cama y apagó la luz.

Matrimonio De Conveniencia || JinSoo ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora