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El baile organizado para conseguir fondos para una fundación contra la leucemia era uno de los acontecimientos del año. Iba a tener lugar en el salón de uno de los principales hoteles de la ciudad y entre los invitados se hallaba la crema y la nata de la sociedad coreana. Una ecléctica mezcla, observó JiSoo mientras entraba en el hotel del brazo de SeokJin.
Los hombres estaban resplandecientes con sus esmoquines, y había vestidos de diseño en abundancia. Las joyas relucían bajo las luces y el murmullo de las conversaciones entre amigos,
conocidos y asociados resonaba en el amplio vestíbulo. A juzgar por el número de asistentes, no iba a haber problema para alcanzar el objetivo económico de los organizadores, que permitiría
comprar nuevo equipo médico para la fundación. ¿Aparecería Wendy también aquella noche? JiSoo sonrió cínicamente. Las posibilidades de que la actriz se perdiera aquel acontecimiento eran muy escasas. Sin embargo, los temores que había sentido desde que Wendy había aparecido en escena habían empezado a disminuir. Había demasiadas imprecisiones en las sugerencias y afirmaciones de la actriz. Jin podía negarlas con pruebas irrefutables.Pero el comportamiento de la actriz, cercano a la paranoia, no dejaba de ser una preocupación, y casi requería una intervención legal. ¿Daría Jin aquel paso?
—Dudo que Wendy vaya a aparecer—. JiSoo miró los poderosos rasgos de su marido, captó la calidez de su mirada у sintió que una intensa dulzura recorría su cuerpo.
Por un momento casi pudo creer que la quería... que la amaba de verdad.
—¿Quieres apostar algo?—preguntó a la vez que él la tomaba de la mano.
—Me encanta tu vestido—dijo alguien a sus espaldas en aquel momento.
Al volverse y ver a Park Roseanne, JiSoo le devolvió el cumplido con una sonrisa. Rosé estaba deslumbrante... con la perfección que llevaba todo el día alcanzar.
—BoRam se ha superado con tu vestido—dijo Rosé, y era cierto. Los colores del vestido enfatizaban el tono de piel de JiSoo, realzado por su elegante maquillaje.
Había seguido el consejo de BoRam y se había sujetado el pelo en un elegante moño alto. También le había hecho caso en cuanto a lo de llevar pocas joyas.
—Acaban de abrir las puertas del salón—anunció Jin.
—¿Vamos a ocupar nuestro asiento?
Su mesa estaba situada en un buen lugar y en unos minutos los ocho asientos estaban ocupados. El maestro de ceremonias hizo una divertida presentación del presidente de la asociación benéfica, que a su vez alabó el concienzudo trabajo de los miembros del comité, sus logros, sus metas y proyectos. Las imágenes que se mostraron en la pantalla que se hallaba sobre el estrado conmovieron los corazones de muchos de los asistentes. Niños, algunos muy jóvenes, de grandes y solemnes ojos, capaces de sonreír por mínimos placeres, de reír a pesar de la adversidad.
Entre cada plato hubo algún entretenimiento de calidad y la comida era magnífica. Estaban comiendo el plato principal cuando JiSoo experimentó un vago cosquilleo en la espalda y movió ligeramente los hombros para librarse de él.
—¿Estás bien?—preguntó Jin de inmediato. JiSoo sonrió.
—Sí, estoy bien.
Pero la sensación persistió. Miró a su alrededor, no vio nada que llamara especialmente su atención y siguió comiendo. Un rato después, mientras los camareros se ocupaban de recoger los platos de la mesa, aprovechó la oportunidad para volverse en su asiento.
Fue entonces cuando vio a Wendy, sentada dos mesas más allá, y por un momento contuvo el aliento ante su venenosa mirada.
—La has visto—aseguró Jin. JiSoo lo miró con expresión sorprendida.
—¿Tienes ojos en la nuca?
SeokJin sabía que la respiración de su mujer cambiaba cuando se sentía agitada, al igual que el pulso que latía en la base de su garganta. Lo sabía todo sobre ella, y estaba en sintonía con ella como nunca lo había estado con otra mujer.
—Sí. No vayas al tocador.
—¿Piensas causar una conmoción acompañándome?
—Te esperaré fuera.
—¿Cómo mi guardaespaldas personal?—dijo JiSoo con un toque de ironía.
—Quiero evitar que Wendy tenga oportunidad de disgustarte.
—¿Quieres protegerme?
—¿Te molesta?
—En absoluto.
El maestro de ceremonias subió de nuevo al estrado y anunció otro breve espectáculo, después del cual se sirvieron los postres. JiSoo se excuso con sus compañeros de mesa y se puso en pie.
—No hace falta que...—dejó la frase en suspenso mientras Jin también se ponía en pie. ¿Estaría observándolos Wendy?
Sin duda. ¿Cuándo se cansaría de aquel absurdo juego? La cola en el tocador era bastante larga y pasó un buen rato antes de que JiSoo saliera para reunirse con Jin y volver a su mesa. No dedicó una sola mirada a la mesa de Wendy y, una vez concluida la comida, resultó agradable charlar de asuntos intrascendentes con sus compañeros de mesa.
Mientras los camareros circulaban entre las mesas ofreciendo más té o café a los invitados, el maestro de ceremonias aprovechó para dar las gracias a todos y a continuación mencionó la cifra alcanzada por las donaciones, que había superado con creces las expectativas. Varios de los invitados más mayores empezaron a encaminarse hacia la salida mientras los empleados del hotel habilitaban un amplio espacio ante el escenario para aquellos que quisieran bailar. Los músicos subieron a escena, la música empezó a sonar y las parejas fueron acudiendo gradualmente a la pista. SeokJin apenas dejó pasar una canción antes de invitar a su mujer a bailar.
JiSoo había bailado con él en incontables ocasiones, y estar entre sus brazos no era precisamente una nueva experiencia. Pero había una efímera magia realzando la sensualidad existente entre ellos y llevándola hasta un lugar en que era muy fácil imaginar que eran un solo ser. Dos mitades de la misma alma. JiSoo deseó enlazar los brazos en torno al cuello de Jin para atraerlo hacia sí y besarlo. Para tomar y poseer. Sin reservas ni inhibiciones. Estando tan cerca de él era consciente de la fuerza de su excitación, podía sentir los latidos de su corazón y captar el aroma almizclado que despedía su piel bajo la ropa. Humanos en un reino animal... ¿o viceversa? Cada uno presa de las necesidades emocionales y físicas de la carne.
—¿Volvemos a casa?—preguntó Jin con voz ronca y JiSoo se limitó a asentir.
Tras despedirse de sus compañeros de mesa salieron del hotel y aguardaron unos momentos a que el conserje les llevara el coche a la puerta. Había sido una tarde muy agradable, y así lo manifestó JiSoo mientras regresaban.
—Aún no ha acabado—murmuró Jin, JiSoo lo miró con expresión soñadora.
—Promesas, promesas...
Pero al llegar a casa SeokJin le demostró que no hacía promesas en vano, y JiSoo acabó la noche maravillosamente saciada entre sus brazos.
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Matrimonio De Conveniencia || JinSoo ✓
FanfictionMC | Kim JiSoo y Kim SeokJin sabían muy bien lo que hacían cuando decidieron casarse por conveniencia. Ellos sólo tenían que comportarse en público como una pareja feliz para forjar una alianza entre sus poderosas familias. Un año después, las cosas...