Capítulo 12: Vida

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Makis entro en su departamento, observó la hora y se percató de su ligero retraso, se apresuró a desempacar el desayuno que había comprado, hacían 5 semanas desde que habían contraído nupcias y hacia apenas semana y media desde que Natalia había agarrado gusto por el sueño, ahora dormía profundamente por más tiempo, a Makis no le molestaba, únicamente extrañaba el sabor del desayuno de Natalia. A partir de esa semana y media se había visto en la necesidad de buscar nuevas fuentes de alimento, así, que su nueva rutina consistía en salir temprano de su departamento, comprar desayuno, ingerirlo y dejarle su porción a Natalia.

Makis hizo una mueca ante el sabor insípido del jugo de naranja que hacía comprado, sintió algo peludo cruzar por sus piernas – Hey Crooki – el gato maulló en réplica – Makis se rio – Si, lo sé, solo ella te llama así – Makis tomó un pedazo de tocino y se lo dio – Toma, por haber desaparecido anoche – le sonrió al felino, le estaba agradeciendo porque la mascota les daba privacidad en noches de intimidad. Makis miró su reloj una vez más y se apresuró a terminar sus deberes como buena esposa.

Makis había pasado mediodía haciendo revisión tras revisión y por fin tenía un respiro para alimentarse.

– Dra. Afanador – Olga la sorprendió por detrás haciendo que dejara caer un pedazo de lechuga de su tenedor

Makis estaba acostumbrada a que Olga la llámese así, aunque para el resto del hospital seguía siendo la Dra. De Angulo – ¿Qué comes? – la nariz de Makis detecto un olor conocido

– Cóctel de mariscos – Olga le dejó ver el contenido de su vaso – ¿Quieres? –

– No, por dios...no – Makis se alejó

– No recuerdo que tuvieras algo en contra – la rubia se metió un bocado a la boca, evidentemente disfrutando el sabor

– Y era así hasta... – hizo una pausa tratando de recordar – El martes ¿Es que acaso las embarazadas tienen algo con los mariscos? – Makis sacudió su cabeza intentando alejar su memoria – Natalia hizo una sopa de salsa inglesa con mariscos y por el olor no quiero saber que has hecho tú –

Olga levantó una ceja – No había pensado en eso, pero suena delicioso, quizás si le hubiese agregado un poco de miel y algunas pasas estuviera bien – la rubia observó la cara de horror de su amiga y echó una carcajada – Es broma –

– Perfecto... has echado a perder mi apetito... es una ensalada – Makis le mostró su comida como si no fuese obvio – ¡Una ensalada! Sólo tú eres capaz de arruinar el sabor de una ensalada y de este lugar... –

– Creí que decías que en este lugar nada tenía sabor –

– Exacto... has arruinado el sabor de algo que no tiene sabor... a ese extremo has llegado–

Olga giró los ojos – Como sea... ¿Por qué no has comido con Natalia? –

– Calle... tiene una comida con ella – Makis observó nuevamente su ensalada y cerró el recipiente dando por terminado su comida – Creo eso es todo, provecho – Makis se levantó

– Pablo me llamó – Olga intervino antes de que se alejara más y Makis se detuvo – Él... va a ser transferido aquí... es decir, trabajara en este hospital...he estado con él –

– Que bien – Makis estaba nuevamente por irse y escuchó a su amiga llamar su nombre – Mira Olga, se lo que dije y lo haré. En algún momento hablare con él –

– Yo quería decirte que... se me fue la lengua – se detuvo, tratando de calibrar su confesión – Él sabe que Natalia va a tener un hijo tuyo –

Makis abrió los ojos y cruzó los brazos, definitivamente Olga había dicho más de lo que le correspondía – Se suponía que él no debía saberlo... ni nadie... es un tema delicado –

COMO NACE EL AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora