Epilogo

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– Natalia... – llamó Makis – ¿Estás dormida? –

– Si – susurró tratando de sonar ecuánime – Muy dormida –

– Te quiero – susurró Makis en el oído de su esposa, Makis había pensado mucho en la proposición que le había hecho a Natalia una semana atrás en el cumpleaños de la pequeña.

Natalia no pudo evitar sonreír y erizarse – Yo también – intentó mantener su postura indiferente

– Mucho – susurró Makis y dio un beso en el hombro de la castaña, intentaba hallar una manera de hacer una proposición sin que sonara mal.

Natalia sonrió – Yo más –

– Te amo – su voz se oía rasposa y su respiración comenzaba a hacerse agitada cuando su mano acarició suavemente el muslo de la castaña

Natalia tragó con dificultad al sentir el contacto, el cosquilleo en su entrepierna fue inmediato y su corazón se aceleró – y yo a ti –

– Nat – llamó Makis mientras su mano se resbalaba por la entre pierna de la castaña y daba un ligero apretón

Natalia respondió con un sonido gutural, sentía su ropa íntima húmeda, solo podía imaginar los deseos de su esposa

– ¿Quieres... – Makis se aclaró la garganta – ¿Quieres tener otro hijo? –

Natalia estaba demasiado excitada para reírse. No era la mejor forma de su esposa de pedirlo y tampoco estaba muy segura de desear lo que su esposa tenía en mente – Solo si me es un varoncito –

Makis no había pensado en aquella posibilidad, pero la idea la hizo excitarse más – Si eso quieres –

Natalia se giró y unió sus labios a los de Makis – Hazlo – tenía cierto miedo en su voz, pero la excitación no le permitía pensar claramente. Lo único que deseaba era tener dentro de ella a Makis

Makis sabia que Natalia la necesitaba, pero ella prefirió tomar su tiempo para torturarla un poco o simplemente hacerlo de una forma salvaje opto por la segunda, además que Natalia estaba aun con las pastillas anticonceptivas según los doctores tenía que dejarla con meses de anticipación.

Makis se acomodó rápidamente sobre la castaña y le sostuvo ambas manos sobre la cabeza, sosteniéndolas contra el colchón con fuerza. Natalia comenzó a besar con fiereza los labios de Makis, sintió que abría las piernas y comenzaba a frotarse contra ella, sonrió en medio del beso.

Nunca había pensado que tener el control total sería tan excitante, la castaña estaba a su merced y rogando por el contacto. Makis no quería darse a desear, habrían más oportunidades, pero justo ahora le apetecía tomar a su esposa con fuerza.

Con una mano Makis se deshizo de su pequeño short para dormir y de sus boxers, no quiso mirar el miembro que sentía entre sus piernas, pensó que aquello le mataría la excitación, así que se ahorró la curiosidad. Liberó los brazos de Natalia para poder utilizar los propios. Se apresuró a levantar la blusa y con sorprendente avidez arrojó la ropa fuera de la cama.

Makis besó el cuello de la castaña y fue bajando con mordidas por su clavícula hasta su pecho. Sonrió al sentir los intentos desesperados de su esposa por deshacerse del resto de la ropa, Natalia colaboró para que pudieran estar en completa desnudez.

Sintió que el miembro palpitaba dolorosamente, tuvo que contenerse cuando sintió la humedad de su esposa, tuvo que contenerse. – Mak – jadeó Natalia en una súplica

Natalia mordió con fiereza el pezón excitado de su esposa y la besó, tomó una fuerte aspiración antes de posicionarse debidamente entre las piernas de su esposa, Makis abrió las piernas permitiéndole una entrada amplia.

COMO NACE EL AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora