Adiós y Hola.

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La pequeña castaña se froto los ojos y bostezo aún soñolienta, pero ya se había acordado a despertar a esa hora, se estiró un poco y salió de la cama para poder bajar al comedor.

-Buen día Sora- Tsunayoshi sonrió al ver a la niña entrar - ¿Qué tal dormiste?

-¡Bien! Soñé con mis papás...

- Ya veo - le acarició la cabeza y le ayudo a sentarse para que desayunara - me alegra que tengas sueños lindo.

- ¡Sí! - sonrió y comenzó a comer - y ¿Dónde está Hibari?

- No hables con la boca llena - frunció levemente el ceño suspirando después - se fue a bañar... ya sabes, tiene que ir a inspeccionar que todo en la escuela esté en orden.

- Ya veo... - guardo silencio por unos minutos mientras terminaba su comida - Tsuna... quiero volver a mi casa ya...

- Lo sé, pero Reborn no me ha informado nada, y no sé cómo llevarte con tus padres.

- ¿Podemos ir los tres juntos a la escuela?

- Supongo que si... no creo que haya problema, ve a buscar tu ropa mientras lavo tus platos y te alcanzo en un momento en el baño ¿Si? - sonrió revolviendo el cabello de la pequeña y recogiendo los platos.

La niña asintió yéndose rápido a la habitación por un vestido lila con detalles negros, luego de un rato el castaño subió y la ayudo a bañarse y terminar de arreglarse.

-Bien... iré a ponerme mi uniforme entonces, tú ve con Kyoya.

- ¡Si señor! - sonrió saliendo de la habitación y yendo a buscar a su padre abrazándose a la pierna de este cuando lo encontró - buenos días...

- Mini omnívora... - murmuró acariciándole la cabeza con delicadeza - ¿Ocurre algo?

- ¡Nop! Solo Tsuna se está vistiendo para irnos contigo... No te molesta que vayamos juntos ¿Verdad?

- en lo absoluto...

- ¡Gracias! - sonrió son soltarlo.

El azabache solo suspiro y sonrió, definitivamente la pequeña era idéntica a su castaño.

No tardó mucho en que el cielo de Vongola terminara de arreglarse y fuera con estos.

-Perdón por atrasarte Kyoya, pero Sora insiste en ir juntos

- No hay problema - respondió mirando la hora - andando entonces

Sofá sonrió tomando a ambos de las manos para caminar con ellos en silencio, sin embargo al estar distraída pensando en que ya era hora de volver con sus verdaderos padres había olvidado algo muy importante, el collar que le habían hecho.

Al llegar a la escuela y ser un poco más temprano de lo usual, los tres fueron al comité disciplinario para pasar un poco más de tiempo juntos.

-Sora hoy se ve más alegre de lo normal - murmuró él castaño.

- Ciertamente, quizá algo le causa felicidad - respondió el mayor apartando un poco la mirada de los documentos que leía para poder ver a la niña que dibujaba.

- quizá si... ella me dijo que solo con sus padres, quizá sea eso.

- Es probable que si

- Bueno, te dejo con ella, ya tengo que irme a mi salón - sonrió y se acercó a besarlo y luego con la pequeña - Ya sabes Sora

- Tengo que obedecer, si, lo sé tranquilo...

- buena chica - murmuró acariciándole la cabeza.

SoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora