Capítulo 16

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*Ladrona de sueños* 

*Capitulo 16*

Danna cerró su cuaderno y se acerco a mi tan radiante como siempre solia estar. 

-¿Crees que será sencilo ese ensayo? - preguntó entusiasmada, recuerda que tenemos un viaje que hacer - alzó sus cejas rojizas repetidamente. 

-no tienes idea lo sencillo que será - yo mismo me estudiaré. - respondí mientras guardaba mis cosas. 

-no es tan fácil conocerte a ti mismo - agrego ella. 

Tenía razón. 

Salimos juntos de ahí y de camino a la parada de autobús ella no paraba de murmurar sobre lo emocionada que estaba por hacer aquel viaje, pensé que sería injusto de mi parte dejarla después de todo. 

Al llegar a casa, comencé a crear mi ensayo, uno en el cual hablaba de lo extraño que es tener sueños con un rostro que nunca has visto, lo confuso que suelen ser algunos sueños o pesadillas que te revelan cosas que están por suceder, literalmente tu mente te obliga a darle sentido a tu vida, a enfrentar tus problemas, te enseña a tener un coraje, ya sea en la realidad o por medio de tus pensamientos, pensamientos difusos que abren ventanas a otras dimensiones, eso creía. 

Soy tu guía. - recordé las palabras de Miranda en uno de mis sueños.

Si que lo era, lo había sido estas últimas noche, me había revelado en un sueño a mi padre, me hizo revivir mi infancia a través de aquellos columpios, me hizo tener la valentía de enfrentarme a mis problemas por medio de un laberinto, me había advertido, gracias a ella tenía una nueva amiga, Danna. Aún no entendía la advertencia del último sueño, esperaba no arrastrarla conmigo a un mundo de confusiones.

Al terminar gran parte del ensayo decidí, verla, tomé la decisión de entrar en mi inconciente y tener un sueño lucido. 

Me deje caer sobre mi cama y cerré mis ojos sin dejar de pensar en ella, poco a poco comencé a sentir mi cuerpo pesado y me deje llevar.

-estás aprendiendo demasiado - dijo Miranda, estaba de pie arrecostada a un gran árbol, solo eso nos rodeaba, naturaleza, una gran fila de árboles altos era lo que nos acompañaba, el blando suelo bajo mis pies me hizo dirigir la vista hasta ahí, notando que me encontraba descalzo. 

Volvi a mirarla y le dedique una sonrisa de autosuficiencia, estaba feliz de volver a verla, la última vez no pude ver su rostro con claridad - ya te extrañaba - confesé. 

Ella alzó sus cejas con asombro, mi comentario la había tomado desprevenida - ¿Ah asi? - preguntó acercándose a mí a paso lento, su vestido de colores resaltaba en el lugar, ella siempre desencajaba con el entorno. - creí que me despreciabas. 

-¿Por qué crees eso? - pregunto curioso cortando la poca distancia que nos separaba, le llevaba al menos una cabeza de distancia, probablemente la intimidaba aunque seguramente no tanto como ella a mi. 

Ella alzó sus hombros como si le restara importancia, me miró directo a los ojos y preguntó: - ¿Por qué has venido a verme? 

No había motivo, sólo quería observarla, deleitarme con su rudeza y comentarios sarcásticos. 

Ese sarcasmo que odiaba y me volvía loco. 

-queria hacerte preguntas importantes, me dijiste que eras mi guia ¿No? - habia dado en el clavo. 

-de acuerdo - dijo - soy todo oídos, ya que últimamente eres un desastre. 

Auch. 

De pronto la vista viajó hasta sus labios, sus hermosos labios gruesos… 

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