Capitulo 8

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La vida no es como queremos, es como es.

Ojeras marcadas adornando mis ojos claros, el cansancio era visible en ellos, todo el mundo apreciaba el agotamiento mental que transportaba mi cuerpo, después del extraño sueño de la noche anterior se me había hecho imposible volver a conciliar el sueño.

Mi padre.

Nunca había tenido un sueño con él, era claro que lo extrañaba demasiado y mi inconciente se hacía cargo de recordarmelo en cada oportunidad.

Además que en el sueño había vuelto a ver a Miranda, ya no sabia si era mi obsesión con econtrarla que me hacia verla en mis sueños, o simplemente era un producto de mi cerebro.

Mi cabeza dolía en cada pisada que daba, realmente sentí que caería de bruces en el sueño debido al agotamiento.

Me encontraba observando la nada en la parada de autobús, ni siquiera tenia la energía para ir caminando a casa, saqué un poco de fuerza para levantarme y subirme al mismo, el chofer cerró las puertas de mi tras con el pulse de un botón y aprovechando que estaba sólo me fui hasta los últimos asientos para descansar mis ojos mientras llegaba a mi destino.

[...]

- Estoy perdido Miranda - le expliqué a la chica frente a mi que me miraba con cautela.

- todos lo estamos - respondío ella mientras ambos nos adentrabamos a un laberinto.

¿Laberinto?

Todo de color blanco y negro, callejones sin salidas, paredes altas, eco en las pisadas, sin duda era un laberinto, igual que mi cabeza.

- no creo que tú estés tan perdida como yo - continúe la conversión olvidándome por completo del lugar.

- no todo lo que ves por encima es la verdad - contraatacó ella en respuesta - tienes la mala costumbre de juzgar las situaciones y a las personas por lo que parece a simple vista, debes tomarte la molestia de indagar más alla.

¿Qué ganaría yo con eso?

- ¿Indagar? - pregunté confundido mientras el camino se hacia cada vez más estrecho.

Claustrofobia

- si, si buscas más a fondo el porqué de las cosas te darías cuenta que el villano a veces puede ser el héroe ó al revés.

Parecía estar hablando en clave, confundía mi cerebro, todo me daba vueltas, sentía que me faltaba el aire.

- deberiamos regresar - dije frenando de golpe el paso.

- la vida no es asi Alper, enfrentala - dijo.

¡Joder no quiero una charla motivacional, quiero salir de aqui!

Gire sobre mis talones, confiando en que si lo hacía regresaría por donde vinimos, pero choqué con la realidad y con un muro de al menos unos dos metros de alto.

¿Qué?

El aire se volvía denso.

Volví a mirar a Miranda, ella estaba con cara de fastidio - ¿Continuamos? - preguntó.

- sufro de claustrofobia Miranda - le informé para que pudiera comprenderme.

Ella rió mientras seguía su curso - dejate de inventos Alper y sé hombre.

Fruncí mi ceño y me apresuré oara estar a su lado nuevamente.

- ¿Que pasó con lo de las malas palabras? - pregunté un tanto molesto.

- ¿Te ofendí? - preguntó saltando una pequeña piedra, haciendo que su falda de vuelo se levantara ligeramente.

- no te soporto - concluí tratando de alejarme todo lo que el espacio me permitia.

- eres tan despistado - dijo sonriendo con sus hermosos labios gruesos resultados por un rojo intenso.

El sonido de algo crujiente sonó fuerte en mi oído derecho.

Miré sobresaltado y a mi lado encontré una chica comiendo frituras.

Era Danna, mi compañera de clases - creo que te pasaste tu parada - dijo al ver mi cara descompuesta.

Muy despistado.

Ladrona De SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora